domingo, 29 de abril de 2012

Two Lonely Hearts cap.1


El bar del hotel no estaba lleno, pero harden habría deseado que lo estuviera para no destacar tanto. a pesar de que llevaba un caro traje gris de ejecutivo, era el único cliente con botas y sombrero vaquero.
Se iba a celebrar un congreso de ganaderos en aquel céntrico hotel de chicago y, antes de que pudiera negarse, su hermano Kevin lo había propuesto para dar una charla sobre los nuevos métodos del cruce de razas. de sus tres hermanos era con el que mejor se llevaba, probablemente porque, con sus bromas y su carácter desenfadado, siempre que estaba equivocado o lo cegaba su cabezonería, sabía hacérselo ver sin resultar entrometido y sin molestarlo.
Joe tomó un sorbo de su whisky, sintiéndose alienado. desde su niñez jamás había llegado a encajar en ninguna parte y, estando ya en la treintena, hasta sus dos cuñadas, que ya estaban acostumbradas a sus modos, parecían todavía algo temerosas de él por la aspereza con que trataba a todo el mundo. no podía evitarlo.
se sentía insatisfecho con su vida y consigo mismo, incompleto, como si le faltara algo. había bajado al bar con la esperanza de ahogar con un par de tragos el vacío
que lo inundaba, pero el estar rodeado de gente charlando y riendo solo estaba logrando deprimirlo aún más.
Sus ojos azules se fijaron en una mujer de unos cuarenta años que estaba flirteando con un hombre que se había sentado a su lado en la barra. La misma historia de siempre, se dijo Joe: una mujer desencantada de su matrimonio, un
atractivo extraño... su propia madre no había sido una excepción. De hecho, él era el resultado de una aventura extramatrimonial, un paria dentro de la familia.
Todo el mundo en jacobsville sabía que harden era hijo ilegítimo y, aunque ya no era algo que lo mortificara tanto como durante su niñez y adolescencia, el odio que
sentía hacia su madre y el sexo femenino en general, no había disminuido.
Había además otra razón por la que no podía perdonar a la mujer que le diera la vida, pero pensar en ello era tan doloroso que apartó al instante el pensamiento de
su mente. a pesar de los años que hacía de aquello, el recuerdo seguía pinchando su conciencia como la punta de un afilado cuchillo. por eso no se había casado, y probablemente nunca lo haría.
Dos de sus hermanos estaban casados: Frankie, el más joven de los Jonas, que había sucumbido hacía años, y Nick, que lo había hecho el año anterior. Kevin y él eran los únicos que seguían solteros, y no porque Denise, su madre, no se afanara en hacer de casamentera. A Kevin tal vez le pareciera gracioso, pero a él no se lo parecía en absoluto. No solo hacía mucho que había dejado de interesarse por
las mujeres, sino que incluso había estado considerando hacerse sacerdote, aunque finalmente hasta eso había acabado perdiendo sentido para él. además, tras la
muerte de su padrastro, la responsabilidad del rancho había recaído en sus hermanos y en él, y él no era la clase de hombre que rehuía las responsabilidades.
De pronto, una risa argentina, como de cascabeles, atrajo su atención. giró el rostro hacia la puerta y la vio. ni siquiera su hostilidad hacia todo lo que llevara faldas logró hacer que despegara los ojos de ella. era preciosa, la criatura más
hermosa que había visto en toda su vida. el cabello, negro y ondulado, le caía en cascada sobre la espalda, y su figura era realmente exquisita, desde los elevados senos hasta la cintura de avispa que abrazaba el vestido plateado que llevaba. Las piernas, envueltas en unas medias de seda, eran tan perfectas como el resto de ella.
Y entonces, como si hubiera sentido que la estaban observando, la joven volvió la cabeza hacia él, y Joe pudo verle los ojos: grises, casi plateados, como su vestido de noche, y terriblemente tristes, a pesar de la sonrisa en sus labios.
Parecía que lo encontraba tan fascinante como él a ella, porque siguió mirándolo un buen rato con aire ausente antes de darse cuenta y apartar el rostro.
La joven y su acompañante se sentaron en una mesa cerca de la suya. Ella debía haber bebido ya alguna copa de más, porque parecía demasiado animada.
—Dios, Sam —le dijo al tipo que iba con ella, mientras el camarero que les había llevado las bebidas se retiraba—, nunca imaginé que el alcohol supiera tan bien... Sterling
nunca me dejó beber.
—Tienes que tratar de dejar de pensar en él —le contestó él con firmeza—. anda, toma unos cacahuetes.
—No soy un elefante —se quejó ella, dejando escapar una risita ebria y tirándole uno a la cara.
—¿quieres parar? no debería haberte dejado pedir ese martini.
—Eres un aguafiestas, ¿sabes? —farfulló ella frunciendo las cejas y haciendo un mohín infantil con los labios.
—¿y tú no sabes que...? —de repente se oyó un pitido intermitente, y el hombre sacó un busca de su bolsillo—. ¡ Vaya por dios! —masculló apagándolo—. Voy a telefonear un momento, pero volveré enseguida, Dems.
Joe rodeó su vaso con ambas manos y observó a la joven, de espaldas a él, preguntándose de qué nombre sería Dems el diminutivo. ella se giró un poco en su asiento para mirar a su acompañante, que estaba en el otro extremo de la sala, hablando por el teléfono público colgado de la pared. la sonrisa se había borrado del rostro de la chica, siendo reemplazada por una expresión sombría, casi de
desesperación.
El hombre colgó y regresó a la mesa, consultando su reloj de pulsera mientras se detenía a su lado.
—diablos —farfulló—. escucha, Dems, tengo que irme corriendo al hospital.
Hay una emergencia. vamos, te llevaré a casa antes.
—No hace falta, Sam —repuso ella—, puedo tomar un taxi.
—No creo que sea muy recomendable que una chica sola y medio bebida tome un taxi a estas horas.
—Pues llamaré a Joan y le pediré que venga a recogerme. además no te pilla de paso, y tendrías que desviarte mucho. anda, márchate.
—¿Seguro que no te importa? —inquirió él inseguro.
—Por supuesto que no. vete ya, vamos.
su acompañante frunció los labios, pero finalmente claudicó.
—de acuerdo. te llamaré luego.
Se agachó y la besó, pero no en los labios, como Joe había esperado, sino en la mejilla.
La joven lo observó mientras se alejaba, y luego se volvió hacia harden y, sin esperar una invitación, se levantó y fue a sentarse en su mesa con una sonrisa seductora.
—Me he fijado en que lleva mucho rato mirándome —le dijo mirándolo a los ojos.
—No creo que sea el primer hombre que lo hace —contestó él en un tono que no desvelaba ninguna emoción—. es usted muy hermosa.
La joven enarcó las cejas, claramente sorprendida.
—Y usted muy atrevido.
—Directo —matizó él con cinismo, levantando su vaso en un brindis antes de apurar su contenido—. Nunca me ando por las ramas.
—Yo tampoco —contestó ella—. ¿Me desea?
Joe ladeó la cabeza. no le sorprendía esa actitud en una mujer, pero en aquel caso se sintió extrañamente decepcionado.
—¿Perdón?
—¿Quiere acostarse conmigo?
Joe la miró fijamente antes de contestar con aspereza:
—La verdad es que no, pero gracias por la oferta.



Bueno chicas aqi dejando el primer capi comenten mucho  digan qe nove qieren qe suba mas tarde

2 comentarios:

  1. te quedo geniall
    me encanto y demi bien directa
    pero no mas por que se paso de copas

    porfa sube "the heart of millionaire"

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  2. ME ENCANTO EL PRIMER CAP!!! ESTUVO GENIAL!! SEGUILA !!! JAJA , BESOTESSS

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