miércoles, 18 de abril de 2012

Blackmail A Woman Niley cap.11

Miley estaba sumergida en la bañera, disfrutando de la sensualidad de la experiencia. Había dejado las contraventanas abiertas para poder ver la vista del mar desde allí.
Pero levantó la cabeza de la almohada de la bañera y en lugar de mirar hacia el mar, miró hacia la pared de espejos que tenía el lujoso baño. Era muy sensual aquella combinación de una enorme bañera y espejos, donde se veía reflejada. Aquélla era definitivamente una suite para amantes, se dijo.
Amantes. Había un solo hombre a quien quería como amante. Y ése era Nick.
¿Sería su suite como la de ella? ¿Estaría en la bañera Nick ahora, como ella? Se imaginó su cuerpo desnudo y sintió un estremecimiento.
Pero sospechaba que Nick preferiría una ducha a un sensual baño.
Y aun no había dicho nada acerca de la noche anterior.
Miley cerró los ojos y se acaricio la piel con el agua jabonosa imaginándose que aún era la noche anterior y que Nick estaba allí con ella, tocándola, acariciándola. Un calor que nada tenía que ver con el agua caliente se expandió por su cuerpo hasta su sexo. Aquello se estaba volviendo peligroso. Pero ella no podía resistir la tentación de yacer allí y fantasear…
¡Casi se había quedado dormida en la bañera! ¡Eran más de las nueve!
Miley salió de la bañera y agarró las suaves toallas del hotel. El espejo le devolvió su imagen: las pompas de jabón cubrían su cuerpo, su sexo. Ella sintió el calor de su deseo. Se tocó el cuerpo con sus dedos, acariciando la espuma de su pubis, y luego más abajo. Miró sus movimientos en el espejo, incapaz de apartar la vista. Su corazón había empezado a acelerarse con un sentimiento feroz de deseo. Lentamente y delicadamente, apretó la punta de la lengua entre sus dientes, y deslizó un dedo por su sexo y apretó suavemente contra su clítoris.
«Nick. . .» pensó.
En algún lugar fuera de la intensidad de su concentración, oyó un ruido que le pareció una puerta que se abría.
¡Se estaba abriendo una puerta! Inmediatamente quitó la mano y agarró una toalla.
Tenía la cara ardiendo cuando se dio cuenta de que Nick estaba en su dormitorio.
¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Cuánto había visto?
A su lado vio lo que debía de ser una puerta que comunicaba ambas suites. Debía haber llamado, pero evidentemente, ella había estado demasiado ocupada para oírlo.
—¿Cuánto más vas a tardar? —preguntó Nick—. Son las nueve y media…
Nick se había cambiado ya, notó Miley.
—Ya estoy… —respondió ella.
Miley pasó rápidamente por su lado sin mirarlo y se metió en el vestidor.
—Es un camino largo hasta el puerto, así que he pedido al hotel que nos proporcione un coche y un chófer —dijo Nick cuando salieron al vestíbulo juntos.
Miley se miró las sandalias de tacón. Eran las mismas que las de la noche anterior.
A ella no le gustaban mucho los tacones, pero el vestido que llevaba esa noche tenía unos detalles muy bonitos que necesitaban zapatos a juego.
Desde el hotel, el camino al puerto bajaba paralelo al río.
El puerto era pequeño, y como era de esperar, estaba lleno de yates lujosos, del mismo modo que los restaurantes del puerto estaban llenos de clientes que parecían adinerados…
Aquel sitio era muy caro, evidentemente. Desde que había salido del coche había visto a unos cuantos famosos entre los grupos sentados a las mesas de las terrazas de los restaurantes y bares.
—El sitio donde he reservado es famoso por su pescado fresco. Y como sé que te gusta mucho el pescado he pensado que preferirías eso a un bar tradicional de tapas.
—Sí, has acertado.
—¿Tienes sueño?
—No. Aunque el baño debe de haberme hecho sentir cansada —respondió Miley sin pensar.
Luego pensó que tal vez Nick le dijera que sabía por qué se sentía cansada.
No había motivo para que se sintiera incómoda por algo tan natural. ¡Dios mío! No conocía ninguna chica de su edad que no diera su opinión acerca del último modelo de vibrador. Pero el hecho de que Nick pudiera haberla visto en una actividad tan íntima la hacía sentir incómoda. Sobre todo después de anoche. Porque pensaría que era su deseo por él lo que la impulsaba a semejante acto.
Marcus había conseguido una mesa con la mejor vista del puerto, y había tenido razón sobre la comida, pensó Miley cuando le pusieron el plato delante y empezó a hacérsele agua la boca.




2 comentarios:

  1. auch ppobre miley la cacharon con las manos en la masa..

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  2. Mitch me encanto... ahaha
    siguela
    por ahora me voy a dormir
    me entretuve demasiado con tu blog y ya es media noche :0

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