domingo, 15 de abril de 2012

Legal Love Cap.32




Nick apagó el motor, salió del vehículo, y al cabo de unos minutos regresó con una llave en la mano. No dijo otra palabra hasta que no estuvieron en la habitacion, con la puerta cerrada.
—¿Quieres que use algo? —le preguntó antes de tocarla
Penélope no dudó. Lo amaba, y si de aquello nacía otra vida, sería lo mejor que le podría pasar. Además, él deseaba un hijo desesperadamente.
— No —le dijo acercándose a él confiada — , no nada.
Nick la atrajo hacia sí. Estaba ya tan excitado, que todo su cuerpo temblaba.
—No sé cuánto tiempo podré resistir —susurró contra sus labios—, pero intentaré excitarte lo bastante como para hacerte soportable el dolor. Y, si pierdo el control, te prometo que te compensaré después.
Las manos de Nick empezaron a desabrochar uno tras otro los botones del vestido de Miley, y ella se quedó muy quieta, dejándolo hacer, hasta que estuvo completamente desnuda ante él.
El modo en que la estaba mirando hacía que a la joven le ardiesen las mejillas de rubor, pero también la halagaba inmensamente sentirse tan deseada. Nick echó hacia abajo la colcha y la sábana, depositándola sobre el colchón, y se dispuso a quitarse él también la ropa.
Miley había visto imágenes y fotografías de hombres desnudos, pero nada la había preparado para la visión de Nick sin ropa encima. Era magnífico, tan musculoso y varonil. Excitado como estaba, cierta parte de su anatomía
resultaba un poco amenazante, por lo que la joven contuvo el aliento cuando fue hacia ella.
—No tengas miedo —le dijo él, echándose junto a ella—. Cuando llegue el momento te aseguro que estarás lista para recibirme dentro de ti.
Tomó los labios de Miley y deslizó la mano desde el pecho de la joven hasta la cadera, el muslo... y otra vez volvió a ascender hacia la turgencia de su seno.
El pudor de Miley comenzó a disiparse a medida que los expertos dedos de Nick avanzaban con seguridad y delicadeza por su cuerpo virginal.
De pronto Nick levantó la cabeza y se quedó observándola mientras le acariciaba los senos, el estómago, y finalmente aquel lugar que la definía como mujer. Cuando la tocó en ese punto, en lo más íntimo, Miley se estremeció, y trató de apartarse de él. 
—No —le susurró él tiernamente, besando sus párpados—. Esto es necesario. Tienes que entregarte a mí por completo, o podría hacerte daño aún sin pretenderlo. Vamos, solo quiero enseñarte cómo será. Relájate, pequeña, y entrégate a mí.
Nick la besó con sensualidad, mientras Miley dejaba que sus dedos la exploraran. Su cuerpo reaccionó extasiado ante las nuevas sensaciones que estaba despertando en ella, y empezó a arquearse hacia él.
—No te resultará difícil, cariño, ya lo verás —murmuró Nick sonriendo contra sus labios—. Ahora empieza, pequeña, ahora...
El beso se hizo más profundo mientras los dedos de Nick seguían atormentándola dulcemente, moviéndose dentro de ella con un ritmo delicioso que la hacía arquearse y jadear. Era una sensación tan intensa, que Miley creyó que no podría resistirlo, y le clavó las uñas en los hombros desnudos.
Nick sonrió al ver el placer reflejado en el rostro femenino, y se inclinó para tomar uno de sus pechos en la boca, succionando al mismo ritmo que sus dedos se introducían en ella. Y, de pronto, Miley empezó a convulsionarse. Estaba alcanzando el éxtasis.
Nick retiró la mano, le abrió las piernas, y la penetró con suavidad, pero sin dudar. Miley gritó, y los ojos de ambos se encontraron en el mismo momento en que él la poseyó. A pesar del dolor, Miley no se apartó de él, y la molestia poco a poco fue disipándose, dejando lugar solo al goce que le
producía cada embestida de Nick.
Por unos segundos el rostro contraído de Nick se convirtió solo en una mancha borrosa, y Miley cerró los ojos, concentrándose en el placer, hasta que de repente lo oyó gritar a él también, y convulsionarse como ella había
hecho momentos antes.
Al cabo de unos segundos volvió a abrir los ojos sintiéndose una mujer nueva, renacida. Su piel estaba húmeda y fría, y también la de él. Nick estaba tumbado sobre ella, habiendo caído exhausto por la pasión, que le había exprimido hasta la última gota de energía. Miley lo rodeó con sus brazos tiernamente, apretándolo contra sí. Se movió un poco, y lo notó todavía dentro de ella, como si se hubieran convertido en uno solo.
—¿Te he hecho mucho daño? —inquirió Nick en su oído.
— No —murmuró ella dulcemente —. Ha sido tan hermoso... Ojalá tenga un bebé —susurró—. ¿Te molestaría que me quedara embarazada tan pronto? —inquirió insegura.
Nick meneó la cabeza con una sonrisa.
—Te dije que me gustaría tener un hijo, ¿no?
Pero ella se había quedado mirándolo pensativa.
—Pero, ¿y si...? Si no pudiera dártelo... tú... ¿te divorciarías de mí? —le preguntó angustiada ante la idea.
— ¡No!, ¡claro que no! —exclamó él frunciendo las cejas — . Este no es un matrimonio basado en condiciones, Miles. Si no pudieras tener hijos, no pasaría absolutamente nada, así que deja de preocuparte.
—De acuerdo —murmuró ella sonriendo y relajándose al fin, dejando escapar un suspiro de felicidad—. ¿Podríamos hacerlo otra vez, Nick?
—No digo que no me gustaría —contestó él con una sonrisa seductora, haciéndola rodar hacia el lado— pero le dije a mi madre que llegaríamos para el almuerzo, y puede matarme si nos retrasamos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario