Una pequeña y dulce sonrisa se dibujó en la boca de Demi mientras entraba en la casa. Era la hora de comer, faltaban pocas horas para el baile de cumpleaños y debería estar en el château por si pasaba algo, pero en su lugar había sucumbido a las sugerencias de Joe y había robado un par de horas al trabajo para estar juntos.
Joe la había dejado en la puerta y se había ido a aparcar el coche prometiendo que no tardaría mucho.
Cualquier espacio de tiempo pasado lejos de él, como ese momento, te parecía enormemente largo, reflexionó Demi mientras dejaba en la cocina el pan que acaban de comprar y después, incapaz de estar quieta, fue a la habitación que Joe usaba para su trabajo.
¿Qué tenía el amor que provocaba esa compulsión por compartir sus espacios personales? Demi se había vuelto tan sensible a todo lo referente a él, que estaba segura de que podía sentir su calor en el aire. Medio riéndose de sí misma por su locura, se detuvo a pasar los dedos por la silla donde normalmente se sentaba. Había algunos papeles en la mesa. Les echó un vistazo distraída y después con más interés cuando reconoció la letra de Joe.
Y entonces, cuando se dio cuenta de lo que estaba viendo, se puso rígida. Levantó los papeles para poder estudiarlos mejor mientras su corazón latía sordo y a ritmo del toque de difuntos de su amor.
Joe se sorprendió ante el silencio de la casa.
Demi oyó cómo Joe la llamaba por su nombre y entraba al recibidor, pero esperó hasta que llegara hasta ella para enfrentarse a él. Los papeles estaban todavía en su mano y los sostenía como si hubiera podido hacer un escudo mientras lo acusaba amargamente.
—Me has mentido sobre lo de querer contratar a Prêt a Party para tus negocios. No quieres nada de nosotras, sólo quieres absorbemos.
—Lo estuve considerando, sí —reconoció Joe levemente.
—¡Me has utilizado! ¡Deliberadamente me has tendido una trampa con todas esas preguntas que me planteaste! —su voz era dura y acusadora y sus ojos ardían en su pálido rostro.
—Las únicas preguntas que te he hecho son exactamente las mismas que yo, o cualquiera, hubiera preguntado si hubiera estado interesado en contratar a Prêt a Party .
—Tu fingiste quererme... amarme, porque...
—¡No! Demi, no, no puedes pensar eso —dio un paso hacia ella y Demi se apartó—. Sí, en un principio había decidido sonsacarte cómo iba el negocio, es una práctica habitual en los negocios, pero...
—Me acusaste de ser una cazafortunas. Y ¿qué eres tú, Joe? Mucho peor. Me has utilizado. Me has dejado creer que te preocupabas por mí, que me amabas, cuando todo el tiempo lo que querías era la empresa.
—Demi, eso no es verdad. Mi potencial adquisición de Prêt a Party y mi amor por ti son asuntos completamente independientes. Sí, en un principio pensé que podría conocer las debilidades de la empresa a través de ti, pero te prometo que es lo último que tenía en la cabeza cuando nos convertimos en amantes. De hecho, debido a eso, debido a nosotros, yo...
—No te creo —interrumpió con rotundidad—. Pensé que podía confiar en ti, de otra forma jamás te habría contado lo de Miley y Liam. Te he facilitado todo, ¿verdad? Por mi estupidez, Miley perderá la empresa. Todo el tiempo me he permitido creer que eras auténtico, que me cuidabas y lo que realmente querías era Prêt a Party.
—No es así. Cuando confiaste en mí lo hiciste como tu amante y puedo asegurarte que puedes confiar en mí...
—¿Confiar en ti? —interrumpió furiosa—. ¿Por qué? Has destruido la confianza que tenía en ti, Joe. Sabías lo duro que era para mí permitirme admitir que te amaba, pero a ti no te preocupaba lo que me estabas haciendo, ¿verdad? No para conseguir lo que querías. Y lo que querías era que yo fuera vulnerable, ¿no? Lo único que te importa es ganar otro millón, nada más y nadie más. Te odio por lo que me has hecho y te odio aún más por lo que le vas a hacer a Miley.
—Demi, lo has entendido todo mal. Pensé en adquirir Prêt a Party, pero una vez que te conocí, la única adquisición que me interesó fue la de tu amor.
A Demi le dolían los músculos por la tensión. Incluso sabiendo que estaba mintiendo, increíblemente, quería pensar que era verdad. ¿Cómo podía todavía quererlo sabiendo lo que había hecho?
—Mientes, Joe —le dijo—. Si ya no estás pensando en adquirir Prêt a Party, ¿Por qué tenías los papeles en tu mesa?
—Estaba buscando la mejor manera de acabar con tu preocupación por Miley y su fondo de fideicomiso —dijo tranquilamente.
Demi le dedicó una sonrisa triste.
—Por supuesto. Y no tengo ninguna duda de que has decidido que lo mejor es adquirir la empresa. Puede que me hayas tomado por tonta, Joe, pero no te creas que voy a seguir siéndolo.
—Estás malinterpretándolo todo. Puedo entender que estés demasiado dolida para escuchar mis razones, pero...
—¿Razones? Más mentiras, quieres decir. ¡Confié en ti y me traicionaste! —Demi podía sentir el dolor filtrándose en su voz, traicionándola y dejando ver lo mal que se sentía y cuánto lo amaba.
—La confianza se mueve en dos direcciones, Demi. Podría decirte que confío en ti, que tengas fe en mí y en mi amor. Esos papeles estaban en mi mesa porque estoy trabajando para encontrar la mejor manera de ayudar a Miley sin beneficiar a ese miserable marido que tiene y la razón por la que lo estaba haciendo es por ti, porque se lo preocupada que estás por ella.
Demi lo miró incrédula.
—No puedes esperar que me crea algo así —dijo desdeñosa.
—¿Por qué no? Es la verdad y, si me quisieras, confiarías en mí y me creerías.
Las lágrimas le quemaban los ojos y casi no podía tragar de dolor de garganta. Era chantaje emocional de la peor clase y no iba a caer en la trampa por segunda vez.
—Entonces, obviamente, no te amo —le dijo demasiado claramente—. Porque no confío en ti y no me lo creo. ¿Por qué una mujer tiene que creerse cualquier cosa que le diga un hombre? Mira cómo está estafando Liam a Miley. Se acabó, Joe, y habría sido mucho mejor para mí si nunca hubiera empezado.
de nada pero me encanto el capi ..
ResponderEliminarvoy por el siguiente...