sábado, 28 de abril de 2012

The Heart of Millionaire cap.18




Nick nunca se había considerado un cobarde, pero... hacía un par de horas que se había escabullido de la cama y había dejado a Miley durmiendo sola porque no se había atrevido a hablar con ella.
—Mujeres —murmuró, apoyándose en la barandilla de la Cubierta Esplendor, dejando que su mirada vagase por la costa de Acapulco, —siempre quieren hablar al día siguiente. Tienen que analizar todo lo que has hecho y dicho la noche anterior.
Se recordó a sí mismo que no había nada que analizar. La había hecho suya, tal y como había planeado, y con eso había terminado todo... según había planeado.
Su cuerpo se puso tenso y se le hizo un nudo en el estómago al pensar en aquello, pero no importaba. Lo que importaba era que había tenido a Miley y que ya podía olvidarla. No volvería a vivir obsesionado con ella.
Todo había acabado.
Frunció el ceño y observó como varias personas hacían surf mientras los turistas se ponían como tomates bajo el sol. Había sombrillas de colores dispuestas por toda la playa, y camareros vestidos de blanco ofreciendo bebidas tropicales.
Si todo había terminado, ¿por qué demonios seguía pensando en ella?
Tuvo que reconocer que la noche anterior había sido increíble. Había estado con muchas mujeres, pero ninguna lo había vuelto tan loco como Miley.
Le hacía sentir cosas en las que no tenía interés. Le hacía querer más de lo que debía. Y la idea le intrigaba y le molestaba al mismo tiempo. No quería nada más que sexo, relaciones superficiales con las mujeres, pero con ella era distinto.
Así que lo mejor que podía hacer era mantener las distancias.
Sería lo mejor para los dos. Se apartó de la barandilla, hastiado. No pensaba esconderse en su propio barco. Iría a buscarla, le diría que no quería que se volviese a repetir lo de la noche anterior. .. En esa ocasión sería él quien le mintiese. Se dio la vuelta y la vio acercándose. Todo su cuerpo se puso tenso.
Estaba preciosa bajo los rayos del sol. Llevaba el pelo suelto sobre los hombros. La camiseta se le pegaba a los pechos, no se había puesto sujetador... A Nick se le secó la boca. Los pantalones blancos cortos hacían que su piel pareciese del color de la miel. Tenía los ojos clavados en él, y Nick tuvo que hacer un esfuerzo para no moverse, para no ir hasta ella, abrazarla y volver a besarla.
Miley agarró el bolso con más fuerza y se detuvo justo delante de él. Se retiró un mechón de pelo de los ojos y lo miró fijamente.
—Me preguntaba adonde te habrías ido.
—Tenía cosas que hacer —dijo Nick. Lo que era en parte cierto. Ya había despedido a la banda de música, había contratado a otra y tenía que reunirse con el capitán del puerto en media hora.
Pero también había estado evitándola.
—Mira, Nick...
—Miley —elijo él al mismo tiempo, intentando evitar idealizar la noche anterior, aunque ya hubiese pensado más de la cuenta en ella.
—Empezaré yo, ¿de acuerdo? —dijo Miley rápidamente.
Nick se preparó para que le hiciese la típica pregunta acerca de qué significaba para él. Por eso sólo solía salir con mujeres que buscaban lo mismo que él, una noche de diversión. Por eso no solía fijarse en mujeres como Miley. Y con razón.
—Sólo quiero decirte —empezó ella, luego miró a su alrededor para asegurarse que estaban solos, —que lo de anoche fue un error.
—¿Qué? —preguntó él, sorprendido.
—Que no vine aquí para tener sexo contigo. No formaba parte de mi plan y, en estos momentos, me arrepiento de que ocurriese.
Nick sintió que la ira lo poseía. ¿Cómo podía arrepentirse Miley de haberse acostado con él? ¿Cómo era posible? Él también había estado allí, la había oído gemir, gritar. Había sentido cómo se rendía, cómo temblaba al llegar al clímax. Estaba seguro de que se lo había pasado tan bien como él. ¿Cómo podía estar arrepentida?
¿Cómo iba a rechazarla, según lo planeado, si era ella quién lo rechazaba a él?
—¿Es eso verdad? —consiguió decir entre dientes.
—Venga, Nick. Sabes tan bien como yo que no teníamos que haberlo hecho. A ti sólo te interesan las relaciones que duran lo que dura un crucero, y yo soy madre soltera. No estoy como para ser el rollito del mes de nadie.
—¿El rollito del mes? —Nick se sintió insultado, desconcertado.
—Lo que quiero decir es que no volverá a ocurrir. Lo de anoche. Nunca más.
—Ya, ya te entiendo —dijo él, aunque después de oír aquello la deseaba más que nunca, pero no le iba a dar la satisfacción de decírselo. —Probablemente sea lo mejor.
—Lo es —asintió Miley, aunque había cierta «luda en su voz.
¿O era eso lo que él quería creer?
Era extraño. Un par de minutos antes, Nick había estado pensando en cómo decirle que no iba a haber nada más entre ellos. Pero en esos momentos se sentía distinto. ¿Qué le estaba pasando?
Fuese lo que fuese, ya era hora de acabar con ello. No permitiría que nadie le rompiese el corazón. Y mucho menos una mujer que había resultado ser toda una embustera.
Además, Miley no había ido a aquel crucero por él, sino para sacarle dinero. Aunque fuese para una pensión para sus hijos, seguía siendo dinero. Entonces, ¿qué la hacía diferente del resto de mujeres que conocía?
—Me siento atraída por ti —le estaba diciendo, —pero supongo que de eso ya te has dado cuenta.
A Nick le dio la sensación de que se estaba ruborizando, ¿acaso todavía había mujeres que se sonrojaban ante un hombre?
—Pero no voy a permitir que mis hormonas me dirijan —continuó. —Muy pronto, tú estarás surcando los mares del brazo de una morena, o de una pelirroja, y yo, de vuelta con mis hijos.
Los niños.
Nick no iba pensar en aquello hasta que no estuviese seguro de que eran suyos. Lo que iba a hacer era recordarle a Miley de quién era el barco, y que había sido ella la que había ido a verlo.
—No le des más vueltas al tema, Miley —dijo, levantando la mano y tocándole levemente la barbilla con los dedos. —No ha sido más que una noche.
Ella lo miró sorprendida.
—Lo hemos pasado bien —continuó él tan tranquilo, —pero eso es todo. Fin de la historia.
Observó cómo sus palabras la golpeaban y, por un segundo, deseó poder retirarlas.
—De acuerdo —dijo Miley en voz baja. —Ahora ya sabemos cuál es nuestra postura.
—Eso es.
—Bien, en ese caso, tal vez debería volver a casa antes de lo previsto. Seguro que encuentro un vuelo desde Acapulco. Los niños están bien, pero Brandi no está acostumbrada a tenerlos veinticuatro horas al día y pueden llegar a ser agotadores, así que.
—Preferiría que no te marchases todavía —soltó él.
—¿Por qué no?
Porque todavía no estaba preparado para verla marchar, pero le molestaba reconocérselo hasta a sí mismo.
—Porque quiero que estés aquí cuando lleguen los resultados de la prueba de ADN.
—Dijiste que a lo mejor llegaban hoy.
—En ese caso, no pasa nada porque esperes.
—¿De qué va todo esto, Nick? —le preguntó.
—Ya te lo he dicho —contestó él agarrándola del brazo para hacerle dar la vuelta. Sintió el calor de su piel y tuvo que contenerse para no apretarla contra su cuerpo y besarla en la garganta, levantarle la camiseta y acariciarle los pechos.
Se maldijo, se había excitado, y eso le ponía frenético.
La condujo por el amplio pasillo para llevarla de vuelta a su suite.
—Todavía tenemos asuntos pendientes, Miley. Y te vas a quedar hasta que todo haya terminado.
—Tal vez debería alojarme en otra habitación.
—¿Te preocupa no ser capaz de controlarte? —bromeó Nick mientras abría la puerta y la dejaba pasar.
—En tus sueños —espetó ella antes de tirar el bolso en el sofá.
—Y en los tuyos —replicó él.
Miley lo miró y sintió que le flaqueaban las fuerzas. No era justo que aquello fuese tan difícil. No era justo que su cuerpo quisiera y su corazón añorara lo que su mente le decía que debía rechazar. Tenía que marcharse del barco. Lo antes posible.
Un pitido proveniente de otra habitación rompió el silencio. Miley le lanzó una mirada inquisitiva.
—Es el fax.
Nick se levantó a recoger el fax y ella asintió y fue hacia su suite a por la ropa interior que se había dejado la noche anterior. Prefería hacerlo mientras él estaba ocupado con otra cosa.
—Es del laboratorio —anunció Nick.
Si dijo algo más, Miley no lo oyó. Ni siquiera sintió placer al pensar que ya no tendría más remedio que creerla.
Tenía la mirada clavada en la cama. La mente se le había quedado en blanco al ver tumbada en ella, desnuda, a una chica pelirroja.

2 comentarios:

  1. wow te quedo genial pero por que me dejas con la duda y quien es la pelirroja+ siguela porfa...

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  2. aaaaaaaaaawwwwww me muero una pelirrojaaaaaa!!!
    aadfjasgf!! maldito nick ojal k despues el se muera de los celos pero bien muerto
    aayyy me encanta esta nove la amo
    por fis sube pronto me encanta y la dejaste en o mas emocionante asu ojal k ella no demusestre sus celos
    ay me muero bien muerta
    por cierto mitchi gracias por las noves & lo convercer a agus de k no nos deje ella al igual k tu son estupendas escritoras
    las re qiero♥ gracias sube pronto muy pronto chiii?? gracias bye besos

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