Child's Play Cap. 30

Nick estaba mirando el correo cuando las oyó entrar en la cocina.
-Hola.
No las miró el tiempo suficiente como para fijarse en el vestido de Miley. Y no la sorprendió.
-Llegas tarde.
-Lo siento, es que me he liado en el estudio. Tardo un minuto en vestirme -murmuró él, concentrado en el correo.
-¿Nick?
-Dime, Demi.
Demi cerró el puño y lanzó un derechazo a su mandíbula.
-¡Ay! ¿Qué haces?
-Esto sólo ha sido un aviso. La próxima vez te haré daño de verdad.
Nick, perplejo, la observó salir de su casa y cerrar de un portazo.
-¿Qué le pasa a tu amiga?
Miley se encogió de hombros mientras volvía al dormitorio a buscar sus zapatos.
-Será mejor que te vistas. No quiero llegar tarde a la boda.
Como Nick no dijo nada se volvió... y lo encontró mirándola. No sólo mirándola, comiéndosela con los ojos.
-Bonito vestido. Nunca te había visto con algo tan...
- ¿Tan? «Venga, dime algo bonito».
-Voy a vestirme -dijo Nick entonces.
-¿Se puede saber qué te pasa? ¿Huelo mal o algo?
-No eres tú, soy yo.
-¿Qué te pasa?
-Tenemos que hablar, Miley.
-¿Ahora? -preguntó ella, mirando su reloj-. Es muy tarde. ¿Por qué no te vistes y hablamos por el camino?
Conociendo a Nick, eso de que «tenían que hablar» iba a ser algo malo. Muy malo.


Nick apretaba el volante con manos sudorosas. El aire acondicionado estaba encendido, pero tenía la impresión de ir en un horno con ruedas. Miley iba a odiarlo. Tendría
suerte si volvía a dirigirle la palabra después de aquello. Pero no tenía elección.
-Muy bien. Suéltalo.
Él tiró del nudo de su corbata. Era como la soga de un hombre al que estaban a punto de ahorcar.
-No sé por dónde empezar.
-Empieza por donde sea.
-¿Te acuerdas de la productora que va últimamente por el bar?
-¿Qué productora?
-La rubia. La que tú creíste que era mi novia.
-Ah, es productora. Pues parece una fan.
-Es muy buena productora.
-¿Y qué tiene eso que ver conmigo? -preguntó Miley.
-Me ha conseguido una gira de seis meses. Empezaremos en Nueva York y acabaremos en California.
-¿Seis meses?
Nick se obligó a sí mismo a mirarla.
-Sé que te prometí que haríamos esto del niño, pero... es una buena gira. Y ganaré dinero suficiente como para producir mi disco.
-¿Cuándo te vas? -preguntó ella en voz baja.
-Mañana.
-¿Mañana? -repitió Miley, atónita-. ¿Y el dinero que te di?
-Lo invertí. Para tu niño.
-¿Y cuándo pensabas contármelo?
-Pues... no sé. He pensado que podríamos seguir adelante con el plan. Yo puedo volver aquí una vez al mes. Si me llamas con tiempo...
-Eso sería una locura, Nick.
-Pero te lo prometí.
-Puedo esperar hasta que vuelvas, tranquilo. Porque volverás, ¿no?
-Claro que sí. Y puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que quieras.
-Gracias.
-A lo mejor cuando vuelva han terminado de arreglar tu apartamento -dijo Nick, intentando parecer alegre.
Miley estaba hundida. Intentaba disimular, pero...
-Cariño, perdóname. No quiero verte triste.
-No estoy triste -dijo ella.
Más bien, estaba muñéndose por dentro.
-Esperaba que estuvieses ovulando antes de irme. Para probar por última vez.
¿Acostarse con él cuando iba a desaparecer por la mañana? ¿Acostarse con un hombre que no la quería, que lo haría sólo porque le había hecho una promesa?
-Me he hecho la prueba esta mañana y ha dado negativo. No estoy ovulando.