domingo, 22 de abril de 2012

Blackmail A Woman Niley cap.12




—¿Más vino?
Miley agitó la cabeza firmemente. Iba por la segunda copa y empezaba a sentirse relajada. No quería beber más.
Nick también había bebido un par de copas, pero, al contrario que ella, no había aceptado el ofrecimiento de café del camarero.
—¿Quieres un café? —repitió él cuando ella lo pidió—. No podrás dormir…
—Ya verás como sí… —respondió ella.
Y se puso colorada. Porque Nick iba a pensar que le estaba haciendo una proposición.
—A qué hora dices que vas a ver a Danielle mañana —preguntó Miley tratando de cambiar de tema.
—Va a llamarme mañana por la mañana para confirmármelo. No quiero presionarte para que te des prisa, pero el coche del hotel vendrá a buscarnos en cualquier momento.
Llegó su café y Miley se lo bebió con ansia, disfrutando tanto de su olor como de su gusto, mientras Marcus llamaba al camarero y le pedía la cuenta.
Miley cerró la puerta de la suite y se quitó las sandalias. Decidió ducharse. No volvería a arriesgarse a darse un baño después de la experiencia de antes.
Bostezó. Se sentía muy relajada a pesar de sucedido antes. Tan relajada, que hasta se había reído en un par de ocasiones. Nick había demostrado ser una persona muy entretenida e interesante, y ella se había lamentado de que la noche llegase a su fin.
Se desvistió rápidamente y se puso el albornoz antes de guardar la ropa y meterse en la ducha.
Cuando terminó, oyó unos golpes en la ventana del patio. Se dio cuenta de que Nick estaba fuera. Llevaba un albornoz también, pero así como a ella le tapaba casi hasta los pies, a él le llegaba a las rodillas. La visión de sus piernas bronceadas y musculosas le produjo un cosquilleo en sus partes bajas. Lo deseaba.
Intentó resistirse a su reacción y fue a abrir la puerta. Se dio cuenta de que las suites compartían la terraza y que él la había cruzado hasta la suite de ella.
—Nick, iba a acostarme —protestó Miley.
El la ignoró y agarró su brazo mientras le decía:
—Ven a ver esto —la llevó hasta el parapeto de piedra que formaba el borde de la terraza.
—¿Que mire qué? —preguntó Miley.
Luego, al ver los fuegos artificiales que explotaban en una mansión exclamó con placer:
—¡Oh! ¡Fuegos artificiales!
—Me acordé de cuánto te gustaban —sonrió Nick.
—Son mágicos, es como champán en el cielo —respondió Miley suavemente—. Deben estar celebrando algo.
El también quería celebrar algo con ella pero en privado y de una forma más íntima, pensó. No tendría ningún problema en fabricar fuegos artificiales sexuales para ella si lo hubiera permitido.
Una lluvia de estrellas siguió a la primera. Aquella vez fue una lluvia de color plata blanco contra el cielo oscuro.
Miley parecía tan entusiasmada como una niña, reflexionó Nick. Pero no era una niña.
Miley podía sentir la presencia de Marcus detrás de ella, el calor de su cuerpo… Y aquello la hizo desear apoyarse contra él, piel contra piel mientras los fuegos artificiales en el cielo y, dentro de ella, su deseo.
—Oh, Nick… —sin pensarlo, ella se dio la vuelta.
El estaba muy cerca de ella. Tan cerca…
—Nick… —ella miró su boca y tragó saliva.
¡Cuánto lo deseaba!
—Han terminado. Será mejor que entre —dijo ella, desesperada por apartarse de él antes de que hiciera una tontería mayor que la que ya había hecho.
Ella se dio tanta prisa que no se dio cuenta que él había entrado con ella en la suite y estaba cerrando la puerta del patio.
Miley no pudo ni moverse cuando él empezó a caminar hacia ella.
En silencio, él le agarró la mano y la llevó hacia la bañera, siguió de largo hasta ponerse delante del espejo, donde ella había estado de pie antes.
Entonces la tomó en sus brazos y empezó a besarla sujetándole la cabeza con las manos mientras rozaba sus labios temblorosos una y otra vez hasta que ella se olvidó de todo menos de su deseo de que él la besara.
Deslizó sus manos hacia sus hombros cuando él penetró su boca con su lengua. Sintió sus manos en su cuerpo, quitándole el albornoz, e inmediatamente ella bajó los brazos para que se cayera al suelo.
Muy lentamente Nick le dio la vuelta y la apretó contra él, de forma que ella estaba mirando hacia el espejo y él estaba detrás de ella. Sus manos acariciaron su cuerpo, le agarraron los pechos. Sus pezones se endurecieron al sentir su tacto, y entonces sintió su boca detrás de la oreja.
Se arqueó de placer y cerró los ojos al sentir el shock de verse en el espejo desnuda, y el movimiento erótico de las manos de Nick en su cuerpo.

Ella deseó que la poseyera allí mismo en aquel momento. Que la inclinase hacia adelante para que ella pudiera apoyar las manos en el espejo mientras Nick le abría las piernas y se sujetaba a sus caderas para sumergirse en el corazón de su feminidad en una posición tan sensual, tan primitiva…

Ella estaba húmeda, tan húmeda y caliente que sus músculos temblaban anticipándose al placer y la satisfacción que su cuerpo deseaba.
—Abre los ojos, Miley, y mira el espejo.
Ella lo hizo lentamente.
Nick le acarició los hombros desnudos y deslizó las manos hasta sus pechos mientras le besaba el cuello. La sensación de la yema de sus dedos en la piel suave de sus pezones la hizo gritar de placer y arquearse hacia atrás, mientras apretaba su trasero contra él con movimientos de deseo.
—¿Te gusta esto? —preguntó él con voz sensual.
Nick jugó con sus pezones. Su piel oscura contrastaba con la suya blanca.
Las manos de Nick se deslizaron más abajo, más y más abajo…
Ella suspiró y cerró los ojos anticipando el placer que iba a sentir.
—No… Abre los ojos y obsérvame —insistió Nick.
Le acarició el sexo. Ella no podía dejar de mirar sus manos. El le abrió la flor de su sexo como ella lo había hecho antes. Ella miró el espejo y supo que él la había visto antes. Y sabía lo que había deseado en aquel momento. Lo que había estado a punto de hacer…
—¿No es mejor esto? —preguntó Nick—. ¿Por qué vas a darte placer, Miley, si yo puedo dártelo?
Nick le besó la parte de atrás de la oreja el cuerpo de Miley se convulsionó.
—¿Sabías que las terminaciones nerviosas de esta zona están directamente relacionadas con las terminaciones nerviosas que hay aquí? —lo oyó susurrar en su oído, mientras la besaba nuevamente detrás de la oreja y le acariciaba con los dedos su sexo húmedo y frotaba su clítoris con el pulgar.
Una vez. Dos veces. Y luego más rápido. Hasta que ella empezó a respirar agitadamente y todo su cuerpo se estremeció con el orgasmo.
Ella no se podía mover. Se sentía liviana… En el aire… Pero no satisfecha, lo sabía, mientras Nick la levantaba en brazos y la llevaba a la cama.
Cuando la dejó en la cama y se quitó el albornoz, ella le acarició su sexo erecto. Se deleitó tocándolo, y luego, dudó y dijo:
—Nick, no deberíamos estar haciendo esto…
—¿Por qué no? Te gustó anoche, ¿no?
—Oh, sí… —se oyó decir a su pesar.
—Y a mí también. Así que no hay problema, ¿no?
—No, supongo que no —dijo Miley.
¿Cómo podía haber algún problema cuando Nick la estaba tocando de aquel modo? ¿La estaba besando de aquel modo?
—Mmmm… —suspiró Miley de placer. Extendió la mano y lo rodeó con sus brazos.


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