martes, 10 de abril de 2012

Legal Love Cap.27



Miley vio a dos hombres jóvenes, muy parecidos a Nick dirigirse a ellos. Los dos llevaban trajes de ejecutivo, uno gris perla y el otro azul oscuro. El primero, más alto, era también más robusto. Parecía un boxeador, y tenía los
ojos negros, como Nick, aunque tenía el cabello más oscuro. El otro era más bajo de estatura, y también tenía el cabello oscuro, pero cuando lo tuvo más cerca, la joven pudo apreciar que tenía los ojos de un verde claro.
Nick saludó a sus hermanos, y los condujo hasta donde se había quedado Miley, de pronto algo insegura de sí misma.
—Kevin, Joe, esta es mi esposa, Miley —la presentó, rodeándole los hombros con el brazo.
—Es justo como nos la describiste —murmuró Joe en un tono bastante seco, tendiéndole la mano a Miley. Sus pálidos ojos la escrutaron largo rato, pero la expresión de su rostro no dejó entrever a la joven si la aprobaba o no—. Según tengo entendido, eres hija de un ranchero, ¿no es
así?

—Sí, he crecido entre caballos y ganado —dijo ella con una sonrisa tímida —. Aunque me temo que nuestros Hereford no os parecerán nada en comparación con las reses de Santa Gertrudis que Nick me ha dicho que criáis.
—Bueno, tampoco pienses que somos unos esnobs —intervino Kevin tendiéndole su enorme mano y estrechando la de Miley con suave firmeza—. Y por favor, no estés nerviosa. Estamos domesticados.
Miley se echó a reír, relajándose al fin.
—Habla por ti —le espetó Joe a su hermano—. El día que esté domesticado significará que una mujer me ha echado el lazo y, si eso ocurre, me tiraré por un barranco.
—Joe es el soltero de oro —se burló Kevin.
—Mira quien fue a hablar —contestó Joe.
—No es culpa mía que las mujeres no sepan apreciar mi increíble atractivo físico y mi encantadora personalidad —replicó Kevin encogiéndose de hombros, sin perder la sonrisa—. Ni tampoco lo es que se fijen en ti cuando no quieres nada con ellas. Si dejaras de hacerte el misterioso ni te mirarían, y entonces verían lo que se están perdiendo conmigo.
Miley no podía parar de reírse. ¡ Y pensar que al verlos le habían parecido muy serios!
—Vamos, podéis seguir peleándoos en el rancho — les dijo Nick, tomando a Miley del brazo.
—Qué rabia que la conocieras antes que nosotros —le dijo Kevin meneando la cabeza—. Tal vez quieras reconsiderarlo, Miley, yo soy una opción mucho mejor que él: sigo teniendo todos mis dientes.
— Solo porque Nick estaba demasiado aturdido como para devolverle el puñetazo cuando le rompió dos —le explicó Joe a la joven.
— Bueno, de eso ya hace mucho —se defendió Kevin—. De adolescentes éramos como gallos de pelea, pero ahora ya estamos más calmados.
— Pues Nick no ha estado lo que se dice calmado últimamente —murmuró Miley mirándolo de reojo—, creí que iba a matarme cuando se enteró de que nos habíamos casado en aquella capilla de Juárez.
— Se lo merecía por haberse emborrachado —dijo Kevin con cierta dureza.
—¿Todavía sigues haciendo campaña contra el alcohol, eh? —se rio Nick
—Últimamente lo está llevando a extremos insospechados —intervino Joe —: Justin y Selena Biber no volverán a invitarlo a otra fiesta.
Cuando estábamos cenando se levantó de la mesa para llevar a la cocina la copa de vino que por accidente le había servido el camarero. ¿Te imaginas?
—El alcohol es igual que las drogas —se defendió Kevin ante las risas de Nick—, hace que pierdas el control sobre ti mismo, y puede crear dependencia.
—Vas a caerle muy bien a mi padre —le dijo Miley, sonriéndole mientras entraban en el coche de Nick.


Y en efecto, cuando llegaron al rancho, Billy Cyrus hizo buenas migas enseguida con Kevin, pero, como le ocurriera a Miley, Joe le causaba más respeto. Exteriormente podía mostrarse calmado, pero Miley intuía aguas revueltas en su interior.
Mientras hablaban de negocios con su padre, la joven preparó un almuerzo rápido, ya que Kevin y Joe solo podían quedarse un par de horas antes de tomar el avión de vuelta a Jacobsville. Cuando Nick fue a llevarlos al aeropuerto, Miley no los acompañó, porque justo cuando iban a
salir, recibió una llamada de la aseguradora para la que iba a trabajar, y tuvo que despedirse de ellos.
No eran buenas noticias. Finalmente la recepcionista había decidido que sí quería continuar con el trabajo. El gerente se disculpó con Miley y le prometió que en cuanto tuvieran una vacante la llamarían, pero para la joven aquello no fue un gran consuelo.
—Adivina qué: ¡vamos a tener un toro de Santa Gertrudis! —le comunicó su padre entusiasmado—. De la ganadería Checker, una de las mejores de Texas.
—Y me imagino que será bastante caro —apuntó Miley suspicaz—. ¿Va a financiar N.J la compra?
—Bueno, hija, somos socios plenos, ¿recuerdas? — le dijo su padre—. Además, los tres estamos en esto para lograr que el rancho salga adelante, ¿no es cierto?
— Supongo que sí —murmuró la joven con un suspiro—. ¿Qué te han parecido sus hermanos? —le dijo cambiando de tema.
— Oh, Kevin parece un buen chico, y sin duda debe ser el cerebro de la familia.
—¿Y Joe?
—Pues no sé —respondió su padre—, me da la impresión de que es un hombre difícil, la clase de hombre que no quisiera tener por enemigo. Sus modales son impecables, pero es bastante... oscuro.
— Sí, es como si tuviera un dolor muy adentro — asintió Miley pensativa—, como si estuviera enfadado con el mundo, muy enfadado.
—En fin, en cualquier caso espero que cuando tengamos que hacer otros negocios sea con Kevin —dijo el señor Cyrus—. Es más parecido a N.J.
—Es más como dos N.J. —se rio Miley, —. En mi vida había visto a nadie tan fornido. Me pregunto cómo será el otro hermano, el que está casado.
— Seguramente se parezca a Kevin y a N.J., porque Joe no parece que salga a ellos, desde luego, con esos ojos verdes.
—Será que ha salido a alguien de una generación anterior de la familia — respondió Miley encogiéndose de hombros.
— Sí, supongo que será eso —dijo su padre — . ¿Qué querían los de la aseguradora?
—Al final la cosa no ha salido —murmuró Miley bajando la cabeza—. La recepcionista a la que iba a sustituir va a volver al trabajo, así que no les hago falta.
—Cuánto lo siento, cariño —le dijo Billy—. ¿Sabes?, podrías encargarte tú de la contabilidad del rancho. No podemos dejar que siga haciéndolo Jack.
Me da mucha lástima, pero es un desastre como contable, y si queremos que el rancho prospere... N.J. y yo habíamos estado hablando de contratar a alguien, pero pudiendo hacerlo tú, creo que sería una tontería. ¿Qué me
dices?
—No sé, lo pensaré.
hola chicas como han estado =) hoy me da tiempo de subir dos capis de cada nove por qe mañana no se si pueda espero les gusten;)
besitos!!♥

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