sábado, 7 de abril de 2012

The Burning Passion JEMI cap. 37


Llevaba tres días en Londres y todavía no había sido capaz de ir a la oficina. Oficialmente, al menos para Miley, se había tomado unos días libres. La verdad era que se sentía demasiado enferma por la pérdida como para hacer algo distinto que lamerse las heridas. Afortunadamente Sel no estaba, tenía todo el piso para ella, pero tenía que salir porque tenía una cita con Nick.
No importaba lo que estuviera sufriendo por la traición de Joe. Aún debía algo a Miley, como amiga y como empleada, así que se había armado de valor y había contactado con Nick para comentarle que había algunos asuntos financieros de la empresa de los que en ese momento no quería hablar con Miley. Por suerte tenía su dirección de correo electrónico y prácticamente en el acto te había contestado pidiéndole que fuera a verlo.
Lo primero que notó cuando se vistió para abandonar la comodidad de su encierro fue lo sueltos que le quedaban los vaqueros. Era verdad que no había comido mucho, pero al ver en el espejo la palidez de su rostro y las ojeras, fue consciente de que no sólo la falta de comida era la responsable de su aspecto. Pero no había nada que pudiera tomar para aliviar el devastador efecto de la falta de Joe. Al menos era capaz de reconocer lo humillantemente que lo anhelaba a pesar de lo que había hecho.
Había descubierto que el amor no entendía de ultrajes morales. E, igualmente, una vez que surgía no era fácil de destruir. Había tratado de concentrarse en todas las razones por las que debería no amar a Joe, pero sus pensamientos se habían rebelado y sólo se centraban en los momentos de gran felicidad que habían vivido hasta que había descubierto la verdad. Podía haber sido una felicidad falsa, pero su corazón no lo entendía así. Su corazón anhelaba volver a situarse en el espacio de la felicidad tanto como su cuerpo añoraba volver a estar en los brazos de Joe.
Tomó un taxi hasta la dirección que Nick le había dado y se sorprendió al ver que no era un edificio de oficinas, sino una elegante casa en uno de los barrios residenciales más exclusivos de Londres.
Más sorprendente fue que Nick le abriera la puerta él mismo y la guiara hasta la biblioteca.
—Ha debido pensar que es bastante extraño que haya entrado en contacto con usted en privado —empezó Demi torpemente después de rechazar una taza de café.
—No, en absoluto —aseguró Nick—. De hecho... —se detuvo y la miró pensativo—. Creo que tengo una ligera idea de por qué quieres verme, Demi.
—¿Sí?
—Joe ha hablado conmigo. Me dijo que seguramente querrías hablarme.
Demi podía sentir cómo le ardía la cara de rubor.
No podía entender por qué Joe se había puesto en contacto con Nick, pero sólo escuchar a éste pronunciar su nombre hizo que lo echara de menos tanto, que casi no podía pensar, mucho menos hablar. Pero desde luego tenía que hacerlo. Respiró hondo para animarse y empezó.
—Nick, Joe está planeando adquirir Prêt a Party y me temo que le he puesto más fácil obtener el negocio a un precio inferior. Usted...
—Demi, Joe no tiene intención de adquirir la empresa. De hecho, cuando me llamó por teléfono, me dejó claro que aunque lo había pensado, su relación contigo le había hecho cambiar de opinión. También me dijo que estabas preocupada por el papel de Liam en la empresa, especialmente desde el punto de vista financiero y que podría ser una buena idea que yo, como fideicomisario de Miley, investigara.
Demi casi no podía creer lo que le estaba diciendo.
—Pero eso no es cierto —protestó—. Él...
—Puedo asegurarte que es verdad. De hecho Joe también me dijo que, dado lo preocupada que estabas por Miley y por la empresa, se preguntaba si habría alguna forma de que entre nosotros, él y yo, pudiéramos llegar a un discreto acuerdo: él contrataría los servicios de Prêt a Party para sus empresas mientras yo trato los temas relacionados con el fondo de Miley. Quedamos en que los dos lo pensaríamos un poco antes de tomar una decisión definitiva. En ese momento tuve la impresión de que tú y él... —Nick se detuvo cuando Demi hizo un pequeño sonido de disgusto y luego continuó—. Sin embargo, cuando llamó para decirme que seguramente querrías verme, no mencionó vuestra relación. Pero me pidió que te diera esto.
Demi estaba demasiado ocupada intentando entender todo lo que le había dicho Nick como para poder hacer algo más que mirar distraída la pequeña caja que Nick le ofrecía Había una pregunta que quería hacer..
—¿Cuándo... cuándo llamó Joe por primera vez exactamente?
Nick frunció el ceño.
—Déjame echar un vistazo a mi agenda.
Abrió una gran agenda de mesa forrada de piel y la recorrió deprisa.
—Sí, aquí está…
Joe había hablado con él antes de que ella hubiera visto los papeles en la mesa. Había informado a Nick sobre su decisión de no seguir con la adquisición por su relación con ella. Y le había acusado de mentirle, de traicionarla.

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