—Entonces... ¿estás casada? —repitió el veterinario sin salir de su asombro.
—Bueno, sobre el papel es legal, claro, pero se puede anular —se apresuró a decir Miley, jugueteando nerviosa con los pliegues de su falda.
—Y N.J.... está enterado de esto, imagino —dijo Liam.
— ¡Que si está enterado...! —farfulló irónico el señor Cyrus, tomando un sorbo de su humeante café.
—Bueno, ¿y qué dijo? —insistió Liam.
— Se puso furioso —le respondió Miley—, pero es que no sabe toda la historia, y yo me sentía demasiado nerviosa como para tratar de hacerle escuchar. De todos modos ya no importa —murmuró con desconsuelo—, porque me dejó muy claro que lo último que haría sería casarse con alguien
como yo.
—No creo que hablara en serio. Es solo que lo pilló tan de sopetón... — replicó su padre queriendo animarla— . Un hombre necesita tiempo para digerir una noticia así.
—¿Y cuánto tardaréis en obtener una anulación? — inquirió Liam.
—No lo sé, pero lo averiguaré mañana —respondió Miley—. Papá me ha aconsejado que vaya a ver a nuestro abogado, el señor Hardy, y me parece que es lo que voy a hacer, aunque me temo que no sirva de mucho, porque
N.J. se llevó el certificado.
—Bueno, no debes preocuparte —le dijo Liam amablemente a Miley, dándole unas palmaditas en la mano—. Verás como pronto se solucionará todo este embrollo.
Liam se quedó hasta tarde aquella noche, y Miley agradeció
enormemente su compañía, pero finalmente se marchó, y no tuvo más remedio que afrontar otra noche sin pegar ojo.
A la mañana siguiente, tal y como tenía pensado, fue a ver al abogado de la familia. El señor Hardy había cumplido ya los sesenta años y era un hombre bastante seco y brusco, pero era muy amigo de su padre, un magnífico abogado, y siempre había defendido bien sus intereses.
—¿Y dices que no tienes el certificado? Hmm... — murmuró cuando Miley le hubo expuesto el caso —. Bueno, no pasa nada. Puedo empezar a tramitar la anulación. Solo tienes que conseguir que él venga aquí el viernes y firme
una serie de documentos.
«Ya está», se dijo Miley, la anulación estaba en marcha. «Dentro de poco dejaré de ser Miley Jonas y volveré a ser Miley Cyrus». La idea la deprimía. Había ansiado tanto poder mantener ese apellido, que Nick se enamorara de ella, que aquel matrimonio hubiera sido deseado por
los dos... Sin embargo, aquello no era más que un sueño imposible. La joven suspiró y se preguntó si la herida que se había abierto en su corazón se curaría jamás.
Mientras caminaba por la calle, pasó por delante de una empresa de trabajo temporal, y en un impulso decidió entrar. La suerte le sonrió por una vez: había entre las ofertas un puesto de recepcionista suplente en una
aseguradora de la ciudad. Se acercó al lugar, y le hicieron una breve entrevista, tras la cual decidieron contratarla por un periodo de prueba. Le dijeron que comenzaría la semana siguiente, pero también le advirtieron que estaban pendientes de que la chica a la que iba a reemplazar mientras estaba de baja por maternidad les diera una respuesta definitiva de si quería volver al trabajo o no.
«Bueno, si esto no me sale bien, ya buscaré otra cosa», se dijo la joven.
En cualquier caso no tenía intención de seguir en el rancho sin hacer nada, porque, si N.J. regresaba, cada vez que lo viera sentiría abrirse las heridas de su corazón. Y si se burlara de ella, o hacía comentarios crueles acerca de
lo ocurrido... sencillamente no podría soportarlo. Además, su padre lo necesitaba al frente del rancho, y no había más remedio que encontrar una solución para todos. Sí, era lo mejor. En cuanto encontrara uno a un precio razonable, alquilaría un apartamento en El Paso. Liam vivía allí, así que
seguramente la ayudaría a acomodarse, y no se sentiría tan sola. Quizá incluso se casara con él una vez obtuviese la anulación. Después de todo, el joven veterinario siempre la trataba con mucha amabilidad, y sabía que sentía por ella un afecto sincero.
Sin embargo, el miércoles por la tarde, N.J. no había regresado aún. Esa noche, Liam llevó a Miley a la cena de la Asociación de Ganaderos, y la joven disfrutó de la velada. La comida era excelente y, aunque nunca lo hubiera dicho, le resultaron interesantes las discusiones sobre los nuevos
métodos de la crianza y el cuidado de las reses.
Se había puesto una falda de color mostaza con sus botas de ante preferidas, una blusa blanca con dibujos geométricos; se había soltado el cabello, y se había maquillado cuidadosamente. Estaba realmente bonita, y
así lo corroboraron Liam y varios de los caballeros presentes, contribuyendo a que los ánimos de la joven se recuperaran un poco. Era la primera vez en días que volvía a sonreír y charlar, y cuando salieron del restaurante se encontraba relajada y alegre.
chicas empezando con esta nove espero os guste comenten mucho las qiero!!
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