viernes, 6 de abril de 2012

Legal Love Cap.23



Montó en un caballo, y cabalgó hacia el embarcadero sin prisas. Ya a lo lejos pudo distinguir las embarcaciones que transportaban el ganado por el río, y a los peones haciendo bajar a las reses para conducirlas a los pastos vallados del rancho.
Y entonces divisó a N.J., supervisando la operación. Debió verla acercarse porque de pronto se giró hacia ella, sus ojos se encontraron, y a Miley le pareció que sonreía. El corazón de la joven dio un vuelco. ¿Por qué tenía que ponerse nerviosa como una tonta?
Nick se alejó del embarcadero, caminando hacia ella con sus andares elegantes, casi felinos. Miley se dijo que nunca en su vida había visto a un hombre tan sexy como él.
— Vaya, así que al final has decidido unirte a nosotros —le dijo N.J. divertido—. Muy bien. Desmonta.
La joven se apeó del caballo y se quedó de pie al lado de él, con las riendas en la mano y observando el ganado que los hombres estaban descargando.
—Qué cantidad de reses... —comentó admirada, mientras dejaba que Nick atase las riendas a un poste del vallado.
—Un ranchero necesita muchas cabezas para salir adelante hoy día — apuntó él mirándola a los ojos—, sobre todo si no se emplean atajos.
—¿Atajos? —repitió ella frunciendo el entrecejo.
—Implantes de hormonas, complejos vitamínicos... esa clase de cosas.
—¿Y finalmente vamos a comprar a tus hermanos esos toros de Santa Gertrudis? —inquirió ella recordando la conversación que habían tenido durante el desayuno. Él asintió con la cabeza—. ¿Y cómo son?, tus hermanos
quiero decir —preguntó curiosa—. ¿Se parecen a ti?
—Kevin sí —contestó Nick—. Es el mayor de los cuatro. Sin embargo en el carácter no nos parecemos demasiado. Él es muy reservado. Joe es el segundo, y todo el mundo dice que nos parecemos un poco en los rasgos de la cara, pero él tiene los ojos mas claros. Y después está Frankie, el más joven de nosotros. Se casó un mes antes de que yo viniera aquí. Su esposa es una chica encantadora.
—¿Y vuestros padres?, ¿aún viven?
—Nuestro padre murió cuando éramos chiquillos, pero mi madre sigue con nosotros. Se llama Denise -añadió—. Si tenemos una hija me gustaría que le pusiéramos su nombre —le dijo a Miley sonriendo—. Es una mujer muy especial: resuelta y eficiente, y muy cariñosa. Estoy seguro de que le
encantarás, Miley Cyrus Jonas.
La joven se sintió enrojecer por momentos. De pronto le pareció que Nick estaba demasiado cerca de ella, y se sintió intimidada por esa turbadora proximidad. Se apartó un poco, pero él volvió a colocarse a su lado, sonriéndole de un modo que daba a entender que sabía muy bien lo atraída que se sentía por él.
—No seré una Jonas por mucho tiempo —le dijo Miley desafiante.
—Lo serás mientras yo no quiera que dejes de serlo —murmuró él seductor—. El matrimonio no es algo que pueda tomarse a la ligera. Si no querías casarte conmigo, no deberías haber entrado conmigo en aquella capilla.
En eso tenía toda la razón, pero Miley no estaba dispuesta a admitirlo. La joven se metió las manos en los bolsillos para ocultar su temblor. Ni siquiera se atrevía a levantar la vista más allá de la camisa de cuadros azules que llevaba N.J. Una vez, mientras él estaba trabajando en los pastos, lo había visto sin camisa, a lo lejos, y desde ese día siempre había fantaseado con ver su torso desnudo de cerca. De repente notó que las mejillas le ardían.
¿Por qué habría tenido que ponerse a pensar en eso?
—Vaya, vaya... parece que estás un poco acalorada, ¿eh? —dijo Nick divertido, enarcando una ceja—. ¿Quieres que me quite la camisa, Miles?
La joven apartó el rostro, girando la cabeza hacia el ganado. Se notaba la garganta terriblemente seca.
—No... no es verdad, solo estaba mirando el diseño—balbució.
—Querrás decir que estabas desnudándome con la mirada — corrigió N.J. sacando un cigarrillo y encendiéndolo—. Si quieres puedes quitarme la camisa y tocarme. No me importaría. Después de todo, estamos casados.
La joven dejó escapar un gemido ahogado, y trató de dar un paso atrás, pero Nick enredó sus dedos en un mechón de su larga cabellera, haciéndola detenerse, como si se hubiera quedado paralizada.
—No huyas de mí —le dijo con una voz profunda que destacaba por encima de los mugidos de los animales y el voceo de los peones—. Creo que ya es hora de que empieces a afrontar la realidad de nuestra situación.
—Nuestra situación se resolvería muy rápido si aceptaras firmar la anulación —murmuró ella en un hilo de voz.
Los dedos de Nick se deslizaron hasta la nuca de la joven, obligándola con un suave masaje a echar la cabeza hacia atrás y mirarlo a la cara. Miley observó que había un brillo extraño, en sus ojos negros, un brillo casi salvaje.
—Una anulación es para las parejas que no pueden resolver sus diferencias —murmuró N.J.—, pero nosotros vamos a darle una oportunidad a este matrimonio aquí, ahora mismo.
—¿Qué estás... ?¡N.J!
Los labios de Nick ahogaron sus protestas, y ni siquiera la dejó ir cuando se revolvió contra él, intentando zafarse de su abrazo. El vaquero levantó la cabeza un instante, tiró el cigarrillo a un lado, lo apagó con la punta de su bota, y atrajo a la joven más hacia sí con su fuerte brazo. El calor del cuerpo de N.J. estaba anulando el deseo de luchar de Miley, y cuando él inclinó la cabeza hacia ella para tomar sus labios de nuevo, se lo permitió, disfrutando el lento y sensual beso, incluso cuando se fue haciendo más
insistente, más apasionado.
Liam la había besado y también otros chicos, pero nunca había experimentado nada similar a aquello. Apenas sentía el calor del sol, ni escuchaba el ruido de los animales, ni le molestaba la polvareda que levantaban.

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