viernes, 6 de abril de 2012

The Burning Passion JEMI cap. 34




La ropa de los dos estaba tirada por el suelo de la habitación: la camiseta de Joe y el top de ella, los chinos de él y los vaqueros recortados de Demi, los Calvin lisos con los que podría haber posado como el más erótico de los modelos, al menos eso le parecía a ella, el sujetador y finalmente el minúsculo tanga de seda con dos lazos a los lados que le había regalado el día anterior. Un regalo para ella del que seguramente disfrutarían los dos, le había dicho Joe  seductoramente al entregárselo.
Estaban tumbados, la mano de Joe dibujaba lentamente la cintura de ella mientras Demi yacía en sus brazos después de su rápido y urgente acoplamiento.
—Estás muy callada —murmuró Joe.
—Estoy pensando en lo perfecto que es todo esto y en lo feliz que soy —respondió Demi.
Joe la miró y después tomó su rostro entre las manos y la besó.
—¿Entonces estás lista para reconocer que entre nosotros hay algo especial que no es sólo sexo? —dijo tiernamente.
Joe alcanzó la mano de Demi y enlazó los dedos con los suyos, manteniéndola segura. Ella había luchado mucho para negar lo que sentía, pero en ese momento, allí nimbada al sol con él, sabía que no podía negar su amor más.
—Yo... Joe... Yo... me siento emocionalmente conectada contigo.
—«¿Emocionalmente conectada?» —preguntó Joe sorprendido mientras sacudía la cabeza y continuaba con suavidad—. ¿Es tan duro pronunciar la palabra «amor»? ¿O estás esperando a que sea yo el primero en decirlo?
Sin esperar a su respuesta, la besó con ternura y le dijo:
—Te amo, Demi —separando las palabras con besos.
No podía haber mayor felicidad que esa, ningún sentimiento de pertenencia mayor, ningún conocimiento más profundo que ser amada, decidió Demi mientras le permitía entrar en su corazón.
—Joe, deberíamos vestirnos.
—¿Por qué?
—Se supone que estoy trabajando —le recordó intentando parecer convencida.
—Mmm...
Joe había deslizado una mano entre su pelo y la estaba besando en un punto muy sensible que tenía justo detrás de la oreja. Pero era demasiado tarde. Su sentido del deber que le recordaba que debería estar trabajando le había hecho recordar que todavía no había resuelto el problema de la falsificación de su firma por parte de Liam.
—¿Qué va mal?
—Nada va mal, ¿qué te hace pensar algo así?
—Estas nerviosa y tensa, y estás evitando mirarme —dijo Joe con ironía—. Demasiado para mí que tenía la esperanza de que me hubieras dejado saltar la barricada.
—No, tú no tienes nada que ver con esto.
La había pillado. Ahora ya no podía negar que algo la preocupaba.
—Es algo que sólo me concierne a mí, Joe.
—¿La empresa? —adivinó.
Demi negó con la cabeza.
—Tú eres un cliente potencial y...
Joe se acercó a ella y la miró a los ojos.
—Creía que habíamos ido un poco más allá de eso. Lo que significa que nuestro vínculo va más allá de nuestras lealtades con cualquier otro. ¿Estás segura de que no me lo puedes confiar?
—Sí.
—Entonces, ¿cuál es el problema?
Dudando, empezó a contárselo.
—¿Estas diciendo que ha falsificado tu firma para poder robar a su propia esposa? —dijo Joe con incredulidad.
—No lo sé, pero es lo que parece. No sé qué hacer. Si se lo digo a Miley, le voy a hacer daño y puede que nunca me vuelva a creer. He hablado con el banco y les he dicho que de momento no acepten ningún cheque. Al menos eso evitará que siga robando de momento.
—¿Cuánto se ha llevado?
—Mucho. De hecho mucho más de lo que la empresa necesita para ser viable de aquí a fin de año a no ser que Miley recurra a su fondo personal.
—Así que ahora mismo la empresa está a merced de cualquier depredador al acecho.
—Bueno, sí, supongo que sí. De todos modos yo no había pensado en eso —admitió Miley—. Mi preocupación es Miley y cómo va a afectarle todo esto.
—Bueno, tú has hecho todo lo que has podido hasta ahora. Si fuera tú, me lo sacaría de la cabeza hasta que volvamos a Londres.
Era extraño cómo sonaba una simple palabra: «volvamos». Podía significar tanto, pensó Demi mientras él volvía a abrazarla.
Joe sintió cómo se le encogían tos músculos del estómago cuando los pezones de Demi respondieron al suave roce de su dedo pulgar. También podía observar la tensión de los músculos del vientre de ella y la ya familiar forma en la que ese movimiento liberaba el montículo de su sexo.
Demi cerró los ojos y se entregó a lo que estaba sintiendo, acumulando el placer para ella como una niña que trata de alcanzar el arco iris. Levantó la cabeza y besó la garganta de Joe recorriéndola con la punta de la lengua, subiendo hasta la oreja.
Ya habían hecho el amor una vez, pero parecía que no iba a ser suficiente. Le susurró a Joe lo que quería, su voz ardía de placer y deseo. Su cuerpo temblaba de expectación. En el momento en que él colocó su mano en el monte de Venus ella abrió las piernas en ansiosa anticipación e invitación, entonces murmuró su agradecimiento cuando Joe separó los abultados labios de su sexo con los dedos y empezó a acariciarla.
—¿Qué tal esto? —pregunto mientras la levantaba hasta colocarla de manera que su boca quedara debajo del lugar donde se unían sus muslos.
El corazón de Demi latía desbocado. Había estado tentada, pero no se había atrevido a sugerir algo así.
Pero en ese momento, con Joe sosteniéndola sobre él, sus dedos explorando su humedad y manteniéndola abierta de forma que la lengua pudiera recorrer toda la longitud de su ansioso sexo, ella no podía hacer otra cosa que sentir escalofríos de puro placer. Su lengua le presionaba el clítoris, acariciándolo cálidamente mientras los dedos penetraban en ella y descubrían un nuevo punto de placer que ella ni sabía que existiera.
Incapaz de estarse quieta tendió la mano hacia el sexo de Joe, describiendo círculos con la lengua mientras los dedos trabajaban en toda su longitud. Atrevidos, los dedos de su mano libre se desplazaron un poco más abajo.
Le escuchó gemir con todo el cuerpo retorciéndose y esa respuesta de él aumentó su propia excitación. Podía sentir los salvajes ataques de su lengua y la penetración de sus dedos llevándola tan deprisa al orgasmo que gritó ante su inminencia e intensidad.
El cuerpo de Demi todavía temblaba cuando Joe se dio la vuelta y la penetró.
Inmediatamente los músculos de sus piernas se tensaron alrededor de él, mientras olas de insoportable placer barrían su cuerpo.
—Te quiero tanto —susurró Demi mientras permanecía tumbada en los brazos de Joe—. Nunca jamás pensé que me pudiera sentir así. Tan amada, amando tanto, tan feliz.


Bueno hasta aqi la dejo y mañana la termino y subo el argumento de la nove Niley espero les haya gustado este maratooon largo de esta no ve (si es qe alguien la lee jajajajajaja)
Bueno sigo la de legal love


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