— Siempre había querido tener una hermana —le dijo Kevin sacándola de sus pensamientos — , pero lo único que conseguí fue un Nick, y un Frankie y... a él — añadió sacudiendo la cabeza en dirección a Joe y haciendo que
se estremecía de espanto. Joe, sin embargo, siguió comiendo como si nada, sin dignarse a mirarlo.
—No lograrás atravesar su coraza con insultos, Kevin —le dijo su madre— De hecho, creo que se crece ante ellos.
—Tú lo sabes mejor que nadie, ¿verdad, madre?- le espetó Joe con una gélida sonrisa.
—Joe, no voy a consentirte esto delante de nuestra invitada —le dijo Denise con firmeza.
—Miley no es una invitada, ya es de la familia —repuso Kevin.
—Será familia vuestra, porque mía no lo es —masculló Joe mirando con dureza a su madre—. No es nada personal —añadió girándose hacia Nick.
—¿Piensas hostigarme por lo que hice hasta la tumba, no es cierto? —le preguntó Denise irritada.
—Tengo que volver al trabajo —farfulló Joe poniéndose de pie, como si no la hubiera oído—. Hasta luego.
Y salió del comedor tieso como un palo, y sin volver la vista atrás.
—Bueno, ahora que el elemento en discordia nos ha dejado —dijo Kevin con un cómico suspiro volviendo hacia Miley —, ¿qué opinas de nuestra humilde morada?
La joven se deshizo en vehementes alabanzas, aunque no lograba apartar de su mente aquella tensa escena que acababa de presenciar. Si las cosas iban a ser así todo el tiempo, no estaba muy segura de querer permanecer
allí mucho tiempo.
Sin embargo, sin la presencia de Joe el ambiente se volvió más cordial, y antes de que Nick pudiera oponerse, Kevin la tomó de la mano después del almuerzo y, diciendo que iba a llevarla a dar un paseo en el Jeep por el rancho, la arrastró fuera.
—Pe...pero, ¿y Nick? —inquirió Miley inquieta, al ver cómo los miraba furibundo mientras salían por la puerta.
—Vamos, vamos... solo quiero tener contigo una pequeña charla amistosa —le dijo Kevin mientras subían al Jeep.
— Yo creía que ibas a enseñarme el rancho.
— Era solo una excusa —contestó él mientras ponía el vehículo en marcha.
Cuando estuvieron lo bastante lejos de la casa, Kevin detuvo el Jeep y apagó el motor, girándose en el asiento para mirar a Miley de frente.
— Creo que conoces a Delta, ¿me equivoco? —le preguntó. La joven asintió confusa. ¿A qué venía aquello?—. Llamó esta mañana —continuó Kevin —. Quería saber si Nick estaba aquí.
—¿Por qué me cuentas esto, Kevin? No es asunto mío que...
—Escucha, Miley, por supuesto que es asunto tuyo, si es que Nick te importa de verdad. Delta no es la clase de mujer que se da por vencida al primer revés. No cree que Nick y tú estéis legalmente casados, piensa que estás engañándolo con un certificado de matrimonio falso.
— Si ese es el problema — suspiró la joven —, no es difícil comprobarlo: basta con que le llevéis el certificado a un abogado.
—No me has dejado terminar —replicó Kevin—. No necesitamos comprobarlo, porque yo ya me encargué de hacerlo cuando Nick llegó aquí hecho una furia. No te ofendas —le dió con una sonrisa culpable — pero mi
hermano heredará una fortuna cuando nuestra madre muera, y cuando apareció bramando y maldiciendo, nosotros no sabíamos nada de ti, ni qué clase de persona eras...
—Pero Nick me dijo que fuiste tú quien lo hizo cambiar de opinión respecto a la anulación —lo interrumpió ella de nuevo.
—Y es cierto —asintió él, echando hacia atrás su sombrero vaquero—. Un día de estos te dejaré leer el informe sobre ti que me hizo un detective privado que contraté. Gracias a él pude entrever cómo eras en realidad, que no podías ser una arpía mercenaria. No, tú eres la clase de esposa que las
madres sueñan para sus hijos: sencilla, cariñosa, trabajadora... En este mundo tan falto de ternura y compasión, eres como una rara flor, Miley, y así se lo dije a mi hermano. Solo quería que supieras que debes andarte
con ojo respecto a Delta y no bajar la guardia. Puede haceros daño si no le paras los pies, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —asintió ella con una débil sonrisa—. Gracias.
—Nick se merece un poco de felicidad —le contestó Kevin muy serio —. Nunca lo fue demasiado al lado de Nicole: ella no podía soportar perderlo de vista cinco minutos. Ya es hora de que deje atrás el pasado.
— Yo pienso lo mismo —murmuró Miley—. Cuidaré de él, Kevin, te lo prometo. Si es que él me deja, claro — añadió con voz queda.
— Según tengo entendido, llevas haciéndolo ya tres años —dijo Kevin con una sonrisa afectuosa—. Será mejor que regresemos —dijo poniendo otra vez el coche en marcha.
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Aqi esta nove qe me encanta tambn jajajajaj bueno otro mas y ya
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