jueves, 12 de abril de 2012

Blackmail A Woman Niley cap.6 Happy Birthday AGUS!!!♥


En cuanto abrió los ojos supo que no estaba en su cama. Pero tardó unos segundos en darse cuenta de en la cama de quién estaba, o mejor dicho en la casa de quién estaba, puesto que aquélla era una habitación de invitados.
Era la casa de Nick, en Wendover Square. Dejó escapar un gemido al recordar los hechos de la pasada tarde y noche. A su mente acudieron imágenes del día anterior.
¿Qué diablos le había pasado para comportarse de aquel modo?
Era cierto que amaba a Nick, y siempre lo amaría, pero la noche anterior ella había…
Miró su reloj. Las diez de la mañana.
Se incorporó en la cama. ¡No podía ser! Siempre se despertaba a las siete como tarde, siempre. Hasta en su luna de miel.
Pero la noche anterior con Nick había tenido el tipo de sexo que nunca había tenido con Liam, ni en su luna de miel.
¿Y Nick? ¿Dónde estaba?
Levantó el edredón para cubrir sus pechos desnudos, aunque algo le hacía suponer que Nick no estaba en la casa. Su ropa, que recordaba haber tirado por todas partes, había sido recogida y doblada, aunque no encontraba sus braguitas… Y había un sobre con su nombre en la cómoda.
Se levantó de la cama con el edredón envolviéndola y caminó hasta la cómoda. Dentro del sobre había una nota:
Tu ropa interior está en la secadora. No te marches sin desayunar algo. Hay café, fruta, cereales, etc. en los armarios y el frigorífico. Me pondré en contacto contigo esta tarde para visitar la hermana de Nick.
¡Sus braguitas estaban en la secadora! ¡Qué doméstico! ¡Qué autoritario! ¡Qué típico de Nick!
¡Y qué bien saber que estarían limpias!
Si ella tenía una obsesión, era aquélla por el orden y la limpieza, pensó Miley, entrando en el cuarto de baño. Pero eso era la consecuencia de haber ido a un internado, pensó mientras estaba bajo la ducha.
La casa de Nick era un poco anticuada, el cuarto de baño tenía todo lo que un huésped podía necesitar. ¡Hasta un cepillo de dientes nuevo!
Afortunadamente, tenía el pelo naturalmente liso, así que no tenía más que lavárselo y peinarlo y para cuando llegase a la oficina estaría seco. Y por suerte, cuando llegase allí, podría cambiarse y ponerse un par de vaqueros. Siempre tenía algo de ropa por si acaso.
Recogió su ropa interior y bajó.
Tenía un poco de dolor de cabeza. Debía ser por la ansiedad ante lo que Nick pudiera decirle sobre la noche anterior y también por la falta de cafeína.
La cocina de Nick estaba inmaculada, por supuesto.
Buscó café desesperadamente en los armarios. Pero después de diez minutos, se resignó a tomar descafeinado. Evidentemente, la idea de Nick de lo que era un buen desayuno era diferente a la de ella.
Se preparó una taza y se comió una banana.
Sentía mariposas en el estómago, y no era sólo por la falta de cafeína. Era porque había seducido a Nick la noche anterior. Porque se había echado en sus brazos. Por un lado sentía culpa y nervios ante la idea de enfrentarse a Nick, pero por otro, su cuerpo le agradecía el placer que le había dado.
Pero, ¿y la parte emotiva?, se preguntó mientras cerraba la puerta de la casa con cuidado de que quedara bien cerrada. Su oficina estaba cerca, así que iría caminando.
Sus emociones estaban a mitad de camino entre su mente y su cuerpo. Su parte emotiva amaba a Nick y deseaba que él la amase. Su mente decía que eso era imposible, y le advertía el dolor y la humillación que podía provocar aquella situación. Su cuerpo, por otra parte, se sentía triunfante de haber tenido sexo con un amante que había elevado la experiencia a algo sublime.
Pero temía volver a ver a Nick.
Entró en el bar en el que solía tomar su dosis de cafeína. Por suerte, era la única clienta.
—¿Lo de siempre? —le preguntó la chica que estaba detrás del mostrador.
—Sí, por favor, Sarah… No, uno doble —le dijo Miley—. Y un par de brownies también. Sarah le sonrió pícaramente.
—¿Cafeína y dulce? Debió de ser una buena noche la de ayer.
—La mejor, al menos, que yo recuerde —respondió Miley poniendo los ojos en blanco y sonriendo.
Era cierto. Había sido la mejor noche de su vida. Pero Nick no querría repetirla…
Lo peor era que ella se pasaría el resto de su vida no sólo añorando el amor de un hombre que no la amaba, sino añorando hacer el amor con él y rechazando a cualquier otro amante.
La oficina de Prét & Party estaba vacía. Echaba de menos los teléfonos sonando, los clientes, la risa de sus dos amigas y socias…
Abrió la puerta haciendo malabarismos con el café en la mano.
Cinco minutos más tarde, se había puesto un par de vaqueros y una camiseta.
Nadie pedía los servicios de Prét & Party, pensó. El único trabajo que tenía pendiente era el evento de los fabricantes de ropa deportiva, que sería en un club nocturno de moda, al que asistían celebridades de la televisión, modelos, futbolistas famosos y gente así.
Estaba todo preparado para aquel evento, pero decidió echarle un último vistazo al proyecto. El evento estaría basado en el logo del fabricante y sus colores. Las camareras irían vestidas de animadoras.
Cuando sonó el teléfono, ella lo miró con aprensión. Sería Nick. ¡Tenía que ser él!
—¿Puedo hablar con la honorable Miley Blayne, por favor? —dijo una voz cuando contestó.
—Soy Miley Cardrew…
—Oh, hola. Soy Lucas Till. Su primo Johnny…
Lucas Till. El milagro que podría salvar a Prét & Party y lo que quedaba de su fideicomiso.
—¡Sí! ¡Por supuesto!
—Oiga, sé que no lo hago con la antelación necesaria, pero estaré fuera de la ciudad a partir de mañana, y me preguntaba si habría alguna posibilidad de que almorzáramos juntos hoy, para que pudiéramos hablar y empezar a pensar en el proyecto…
Miley miró su reloj. Eran más de las doce.
—¿Podría ser un almuerzo tarde, como a la una y media? —sugirió ella.
—Fantástico. ¿Le viene bien el restaurante Brasserie de la calle Pont?
—Perfecto —dijo Miley.
—De acuerdo. La veré allí a la una y media. Miley miró sus vaqueros. Tendría que cambiarse por algo más adecuado, por el traje de Armani probablemente, un traje que siempre se ponía en reuniones de negocios. Y siempre que iba a ver a Nick para pedirle dinero de su fideicomiso.
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