sábado, 28 de abril de 2012

The Heart of Millionaire cap.17


Fue una noche muy larga.
Como si hubiesen destruido la barrera invisible que los separaba, Miley y Nick volvieron a unirse una y otra vez. Hasta que al final, exhaustos, cayeron dormidos justo antes del amanecer.
Cuando Miley se despertó varias horas más tarde, estaba sola en la cama. Se retiró el pelo de los ojos, se sentó, se tapó el pecho con la sábana blanca de seda y miró a su alrededor, como si esperase que Nick apareciese de repente, pero no apareció.
Le dolía todo el cuerpo, así que salió de la cama despacio, atravesó el pasillo hasta llegar a su propia habitación y entró en el baño. Mientras se daba una larga ducha de agua caliente no pudo evitar pensar en la noche anterior y se preguntó si las cosas serían distintas entre ellos después de aquello. No obstante, no quería hacerse falsas esperanzas.
Nick no le había hecho ninguna promesa.
Tampoco se las había hecho un año antes, después de pasar toda una semana juntos.
Así que, en resumen, Miley había tropezado dos veces con la misma piedra. Se había ido a la cama con un hombre al que amaba, a pesar de que él no sintiese lo mismo por ella.
—Vaya... —apoyó la frente en las baldosas azules y blancas mientras el agua caliente le caía sobre la espalda. —Miley, si vas a cometer errores, algo que le pasa a todo el mundo, al menos intenta cometer errores nuevos.
Una vez fuera de la ducha, se secó y se puso unos pantalones cortos de color blanco y una camiseta verde sin mangas. Luego se sentó en la cama e intentó pensar en su siguiente movimiento. No tenía ni idea de qué hacer. Le había parecido muy sencillo, ir a ver a Nick, contarle lo de los niños, y luego volver a casa, a su vida.
Pero en esos momentos todo le resultaba... complicado.
Miró el reloj y vio el teléfono que había en la mesita de noche. Eso era lo que necesitaba, ponerse en contacto con el mundo real, hablar con su hermana, oír balbucear a sus hijos.
Tomó el teléfono y pidió a la operadora del barco que le pusiese con el número de su hermana. Brandi contestó y dijo casi sin aliento:
—Si quiere venderme algo, no tengo tiempo.
Miley rió y se apoyó en el cabecero de la cama.
—Hola a ti también.
—Ah, eres tú —rió Brandi. —Lo siento, pero tus hijos me están volviendo un poco loca.
—¿Están bien? —preguntó ella frunciendo el ceño.
—Sí, ellos están bien. Soy yo la que no va a sobrevivir mucho más. ¿Cómo te las apañas tú? Si algún día se me olvida decirte que te admiro, recuérdame este momento.
—Gracias, lo haré. Entonces, ¿están bien los niños?
—Están felices como perdices —Brandi hizo una pausa, —aunque... ¿cómo sabes cuándo están contentos? No sonríen, ni silban, ni nada de eso...
—Otro misterio más de la humanidad.
—Estoy de acuerdo.
Miley oyó llorar a un bebé al otro lado del teléfono.
—¿Quién llora? —quiso saber.
—Jerry —contestó su hermana. —Tengo a Adam en brazos y le estoy dando un biberón, y él quiere también. La paciencia no es una de las cualidades de ese niño.
—Es verdad, Jerry es más complicado que su hermano.
Después, Miley guardó silencio y Brandi le puso al día de las vidas de los gemelos. Ella sonrió mientras escuchaba, aunque le doliese un poco el corazón. Quería estar allí, abrazando a sus hijos, tranquilizándolos, dándoles el biberón. Y el hecho de estar lejos la desgarraba por dentro.
—En resumen, que todo va bien por aquí —terminó su hermana. —¿Qué tal tú? ¿Cómo se ha tomado Nick la noticia?
—No me cree.
—Ese hombre es tremendo.
Miley puso los ojos en blanco, a su hermana no le caía bien Nick Falco, pero a ella también la había dejado un tipo rico un par de años antes y, desde entonces, había perdido la fe en todos los hombres en general y en los ricos, en particular.
—Se ha hecho una prueba de ADN. Tendrá la prueba de su paternidad en uno o dos días.
—Bien. Luego volverás a casa, ¿verdad?
—Sí —Miley se estiró los pantalones. No quería quedarse a terminar el crucero. Ya había hecho lo que había ido a hacer y, si se quedaba más tiempo del necesario cerca de Nick, las cosas se complicarían todavía más.
—Quiero mucho a mis sobrinos —comentó Brandi, —pero creo que los tres estamos deseando verte.
—Los echo mucho de menos.
—Ahora, dime para qué has llamado en realidad.
Miley frunció el ceño.
—He llamado para preguntar por mis hijos.
—Sí, para eso también, pero ahora suelta el resto.
—No sé a qué te refieres —mintió.
—Espera, tengo que cambiar de niño. Adam ha terminado y le toca a Jerry.
Miley esperó y escuchó como su hermana hablaba con los niños; Jerry lloraba todavía con más fuerza. De repente, el niño se calló y ella sonrió al saber que debía de estar ocupado tomándose el biberón.
—Ya estoy aquí otra vez —anunció Brandi. —Ahora, dime qué ha pasado entre Nick y tú. —¿Qué quieres decir?
—Sabes perfectamente lo que quiero decir y el hecho de que estés evitando mi pregunta confirma mis sospechas —dijo su hermana: —Te has vuelto a acostar con él, ¿verdad?
Miley dejó caer la cabeza hacia atrás y miró hacia el techo con la vista perdida.
—Miley...
—Ya sé que ha sido un error, así que, si no te importa...
—¿Un error? Olvidarse de comprar el pan es un error, pero acostarse con un tipo que ya te ha dejado una vez es un desastre.
—Bueno, muchas gracias. Eso me hace sentir mucho mejor.
Brandi suspiró y susurró:
—No pasa nada, Jerry. No te estoy gritando a ti, sino a tu mami.
Luego, añadió en voz más alta:
—Está bien. Siento haberte gritado, pero sabes tan bien como yo que de esto no puede salir nada bueno.
—Es verdad —¿acaso no se había levantado en una cama vacía, sin ninguna señal de su amante? Nick no podría haberle dejado más claro lo poco que le importaba. —Tienes toda la razón.
—Vuelve a casa —le pidió Brandi.
—Lo haré. Muy pronto.
—Hazlo ya.
—No. Tengo que hablar con él. —¿No le has dicho ya todo lo que le tenías que decir?
Probablemente sí, al fin y al cabo, no iba a decirle que le quería. Y todo lo demás ya estaba dicho. ¿Acaso no había cumplido ya con su misión?
—Brandi...
Su hermana suspiró y Miley se la imaginó, poniendo los ojos en blanco.
—No quiero que te vuelvan a hacer daño —dijo Brandi por fin. —Nick no está hecho para ti, Miley, y tú lo sabes.
El hecho de que su hermana tuviese razón no cambiaba nada. Sabía que no podría marcharse sin verle antes. Tenía que averiguar lo que había significado la noche anterior para él. Tenía que demostrarse a sí misma que lo suyo no tenía futuro. Ésa sería la única manera de olvidarlo y de construir una vida para sí misma y para sus hijos.
—Si me vuelven a hacer daño, me recuperaré —replicó con voz firme. —Te agradezco que te preocupes por mí, Brandi, pero tengo que terminar con esto. Te llamaré cuando vaya a llegar a casa. ¿Estás segura de que podrás ocuparte de los niños un par de días más?
Hubo un largo silencio antes de que su hermana contestase.
—Sí, estaremos bien.
—Gracias.
—¿Miley? Sólo ten cuidado, ¿de acuerdo?
En ese momento se abrió la puerta de la suite y entró una limpiadora; al ver a Miley, hizo un gesto de disculpa y retrocedió.
—No, espere. Puede entrar —luego, terminó con su hermana: —Tengo que marcharme, han venido a hacer la habitación. Te llamaré pronto. Da un beso a los niños de mi parte.
Cuando colgó, no sabía si se encontraba mejor o peor que antes de haber hecho la llamada. Le alegraba saber que sus hijos estaban bien, pero no podía dejar de pensar en todo lo que le había dicho Brandi. Era cierto que su hermana no soportaba a los hombres ricos, pero en cierto modo tenía razón. Miley casi se había hundido después de que Nick la dejase un año antes.
En esa ocasión, tenía la sensación de que el dolor al perderlo iba a ser mucho, mucho peor.





Hola niñas hoy solo subire dos capis de cada nove espero os gusten!!!♥

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