viernes, 30 de marzo de 2012

Legal Love Cap.14




No la había matado él, pero se sentía tan culpable como si lo hubiera hecho. Después del accidente se había visto sumido en tal estado de angustia, que dejó el rancho en manos de sus hermanos, y se marchó para empezar de cero en algún otro lugar, en busca de la paz interior que había perdido. Y la había encontrado allí, en el rancho de los Cyrus. Sí, había disfrutado ayudando al viejo Billy a remontar una mala racha, aunque aún quedara mucho por hacer, y desde luego también había disfrutado esos tres
años de la generosa y alegre compañía de Miley... hasta que lo había apuñalado por la espalda de aquel modo. Tenía que alejarse de allí, de ella y de los recuerdos que había hecho que volvieran a su mente.
—¿Dónde vas a ir, N.J.? —inquirió Billy, sacándolo de sus pensamientos—. ¿O es una pregunta que no debería hacer?
—¿Qué quiere decir?
El ranchero se encogió de hombros.
— Miley me ha contado que en aquella ocasión en que estuvo cuidando de ti, cuando tuviste fiebre, le hablaste de muchas cosas de tu pasado en tu delirio. Cree que provienes de una familia adinerada, y que si viniste aquí fue
por castigarte de algún modo por la muerte de tu esposa y tu hijo —N.J. no contestó, pero Billy pudo notar que estaba muy sorprendido—. Bien, yo... solo quería que supieras que, cualesquiera que fueran tus razones, serás
bienvenido si en algún momento quieres volver. Te estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por nosotros.
A pesar de lo que le estaba diciendo, Nick sintió como si se estuvieran cerrando puertas detrás de él. El ranchero estaba hablando como si pensara que no iba a regresar. Lanzó una mirada en dirección a la cocina, pero Miley no estaba allí. De pronto lo inundó un pánico repentino ante la idea de que
tal vez no volviera a verla. «¡Dios!, ¿qué es lo que te pasa, Nick Jonas?», se dijo confuso. Ya no sabía qué pensar. Miró el certificado de matrimonio en su mano.
— Aún no sé muy bien lo que voy a hacer —le dijo a Billy—, pero creo que lo primero será ir a ver a mi familia, y después pediré una cita con un abogado para... para hablar de esto —dijo agitando el papel.
Resultaba extraño, pero, de repente, en lo más hondo de su ser, una vocecilla le decía que aquel documento no era una cadena, sino un tesoro.
El ranchero suspiró.
—Bueno, si decides no volver, lo entenderé —le dijo en un tono cansado— La verdad es que no hay muchas esperanzas para este lugar, y los dos lo sabemos. Tú has logrado sacarnos del hoyo, pero los precios de venta del
ganado están más bajos que nunca, y he tenido que gastar mucho dinero en herramientas y equipo técnico. Además, ya me estoy haciendo viejo para esto.
N.J. sintió una punzada en el pecho al oír hablar así a su patrón. No sonaba como el viejo Billy.
—¿Pero qué dice? ¡Si apenas debe tener cincuenta años! —exclamó.
—Cincuenta y ocho, y espera a tenerlos tú para decir eso —dijo el hombre riéndose. Le tendió la mano y Nick la estrechó—. Gracias por todo, N.J., pero tú tienes una vida por delante que vivir —se quedó mirandolo un instante pensativo—. Tal vez sea hora de que te enfrentes a tus fantasmas, hijo. A mí me costó mucho, después de la muerte de mi esposa, y tuve que luchar con todas mis fuerzas para superar mis problemas con el alcohol,
pero he sobrevivido, y tú también lo harás.
—Nicole, mi mujer, estaba embarazada cuando se ahogó —respondió N.J. con aspereza.
Billy asintió con la cabeza.
—Imagino que eso es lo que más te atormenta, pero eres un hombre joven, N.J., aún puedes tener hijos.
—No los quiero, ni tampoco otra esposa —le espetó él enfadado, agitando el certificado de matrimonio—. ¡Y menos todavía a una a la que ni siquiera escogí!
Miley, que sí estaba en la cocina, pero sentada en el suelo, en un rincón, abrazándose las rodillas, oyó sus palabras, y nuevas lágrimas empezaron a rodar por su rostro.
Fuera, en el vestíbulo, Billy podía imaginar el dolor que su hija debía estar sintiendo en ese momento, así que condujo a N.J. a la puerta delantera en vez de a la trasera, la de la cocina, para evitarle más sufrimiento a la joven.
—Tómate el tiempo que te haga falta —le dijo a Nick—. Tiempo libre para pensar y calmarte es justo lo que necesitas.
N.J. se relajó un poco.
— Supongo que tiene razón —bajó los ojos una vez más al documento en su mano e, involuntariamente, giró la cabeza hacia el final del pasillo, hacia la cocina.
Había sido más duro con Miley de lo que debiera haberlo sido, se reprochó frunciendo el ceño y recordando lo que le había dicho. Al fin y al cabo en muchos sentidos no era más que una chiquilla. Lo cierto era que estaba empezando a preguntarse si aquella experiencia de la que había presumido no sería más que producto de su imaginación. El modo en que había reaccionado ante sus flirteos en la cocina aquella mañana no había sido precisamente el modo en que habría reaccionado una mujer experimentada.
¿Habría mentido también respecto a aquello?
Apretó la mandíbula irritado. Nunca más podría volver a confiar en ella, porque si le había mentido una vez, sin duda podría hacerlo de nuevo. ¡Dios!, ¿por qué tenía que haberlo traicionado de aquel modo? De pronto, volvió a su
mente algo que Billy había mencionado.
—Antes dijo que Miley sabía que yo tenía dinero, que provengo de una familia adinerada.
Billy contrajo el rostro, imaginando lo que estaba pensando.
—He dicho que lo cree, no que lo supiera. Yo mismo también lo he pensado varias veces. No eres un hombre inculto y sin educación como muchos de los peones que he contratado. Pero sí, Miley lo cree, y me dijo que estaba segura de que pensarías que se casó contigo para conseguir tu dinero —le explicó meneando la cabeza—. Hijo, el enfado no te deja ver la realiadad, y estás siendo demasiado duro con ella.
N.J. lo miró incómodo.
—Estaremos en contacto —le prometió—. Siento dejarlo en un momento como este. Dios sabe que todo este asunto no es culpa suya.
—Tampoco lo es de Miles —repuso Billy—. Deberías pedirle que te contara su versión de los hechos, la versión completa, pero sí, quizá sea mejor que primero se enfríen un poco los ánimos. Que tengas un buen viaje, N.J.
Nick iba a responder algo a eso, pero finalmente solo dijo:
—Cuídese.
—Hasta pronto.
Bueno chicas aqi un capi mas de esta nove donde se cuenta un pokito de la historia de Nick... qe es un pokito cruel...
espero qe les haya gustado si puedo subo prontito
Muchos Besos!!!




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