lunes, 5 de marzo de 2012

The Burning Passion JEMI cap. 4


—¿Estás seguro de que lo que necesito no será problema para ti, Liam? Sé que vuestro equipo no es muy grande —dijo Joe con suavidad.
—Absolutamente no. Miley me ha dicho que Demi está encantada con la oportunidad. De hecho lo deseaba —se rió Liam—. Y no creo que nadie pueda reprochárselo. Después de todo, cuando estás acostumbrada a los lujos y de repente eso se acaba, y eres una mujer guapa, supongo que se debe desear estar con un hombre rico.
—¿Está buscando un marido rico?
Liam sonrió abiertamente.
—¿Quién ha hablado de matrimonio? Da igual, ven a la oficina y te la presentaré.
—Creía que me habías dicho que era la socia de tu mujer.
—Empleada. Las tres, Miley, Selena y Demi, fueron juntas al colegio. Pero ni Demi ni Selena han puesto dinero en el negocio.
—O sea que financieramente los socios son...
—Sólo Miley y yo —informó Liam.
—Demi es quien normalmente lleva la parte financiera y administrativa, pero, honradamente, creo que no está preparada para ese trabajo. Me vas a hacer un favor llevándotela una o dos semanas, así podré poner en orden las finanzas. Miley es leal y devota de sus amigas. Ya sabes a qué me refiero: todo sentimientos y nada de cerebro —se encogió de hombros—. No quiero contarte demasiado de ella. De cualquier manera, estando con Demi no te aburrirás, es buena observadora y servicial, no sé si me entiendes, sobre todo si eres generoso con ella. Como te decía, no tiene mucho cerebro.
—¿Estás hablado por propia experiencia? —preguntó Joe con sequedad.
—¿Qué? Diablos, no. Soy un hombre casado. Sólo te digo que ella me hizo saber que estaba disponible si yo quería —alardeó Liam.
Estaba bastante claro que Demi no le gustaba.
—A Demi se le da muy bien conseguir que los demás paguen sus facturas, como bien saben Miley y Selena. Se las ha arreglado para ocupar una habitación gratis en casa de Selena. Si no puede encontrar un hombre rico que pague, entonces el nivel de vida que le proporciona Prêt a Party es lo máximo a lo que puede aspirar: viajes en primera y lujos pagados por los clientes y, además, tener que relacionarse con ellos —hizo un guiño a Joe—. Ideal para el tipo de mujer qué es. Una vez que te la haya presentado, le diré que te muestre la lista de nuestros próximos eventos para que puedas elegir a los que quieres asistir.
—Excelente.
En su interior Joe pensó que Liam parecía más un proxeneta que un hombre de negocios, o ¿en ese negocio ambas cosas iban de la mano?
Llegaron a las oficinas de Prêt a Party y Liam le abrió la puerta para que entrase.
—Ah, mira, ahí está Demi —anunció—. Le diré que venga.
No había forma de no darse por enterada de la llamada de Nick, tuvo que reconocer mientras se dirigía hacia él. Demi llevaba su habitual uniforme de la oficina: vaqueros y camiseta. Los vaqueros ajustados resaltaban las delgadas y largas piernas, la camiseta, ceñida a la curva de los pechos, le llegaba hasta un poco por encima de la cintura del pantalón, dejando ver el dorado y liso vientre, algo normal cuando se mide casi metro setenta. Cuando podía, solía ir a correr, la mayor parte de las veces sola, pero también con un grupo de corredores amateurs, lo que dotaba a su cuerpo de una sensualidad de la que su propietaria parecía ser totalmente ignorante.
El pelo largo y tupido, castaño, con brillo natural, le llegaba más abajo de los hombros. Se acercó con calma donde se encontraba Liam, pero perdió el paso cuando vio al hombre que estaba a su lado.
Si hubiera estado buscando un hombre, buscando sexo, entonces ése hubiera sido el hombre que habría querido. Podía sentir el poder de su sexualidad desde donde estaba; casi podía aspirarlo. Y era una sensación muy fuerte, mucho más que cualquier champán, pensó con vértigo.
Una mujer vulnerable, no como ella, no habría sido capaz de resistirse a semejante hombre. Era un auténtico imán para el sexo femenino. Excepto para ella. Ella ya se había inmunizado frente a tales peligros.
Joe, según la vio caminando hacia él, tomó dos decisiones con frialdad: primera, que intentaría meterla en su cama y, segunda, que personificaba todo lo que más le disgustaba de la gente de su clase.
Era increíblemente bella y parecía irritantemente segura de sí misma. Y sabía, por lo que le había escuchado a Liam, que era una mujer que juzgaba a los hombres por su billetera y por lo que podía sacar de ésta. Una cazafortunas, en pocas palabras.
—Hola, guapa, deja que te presente a Joe. Por cierto, Mike Lucas me llamó para decirme lo bien que lo pasó contigo la otra noche —dijo Liam a Demi mientras le pasaba el brazo por los hombros y la atraía hacia él.
Al mismo tiempo que se libraba de Liam, extendió la mano a Joe y le sonrió con auténtica simpatía. Después de todo, iba a liberarla de la desagradable compañía de Joe.
«Desde luego no pierde el tiempo», pensó Joe mientras le estrechaba la mano con firmeza.
—Joe quiere echar un vistazo a nuestros próximos eventos para poder así decidir a cuáles asistir. Puedes usar mi despacho, Demi —dijo Liam con condescendencia,
«¿Su despacho?», pensó Demi. Tuvo que apartar la vista. Lo que llamaba Liam su despacho, había sido el de ella hasta que apareció él. De hecho seguía siendo su
despacho, reflexionó, ella era la única que trabajaba en él, Liam sólo aparecía cuando iba a pedirle que le firmara otro cheque.
Demi sonrió mientras se dirigían al pequeño cubículo donde ella trabajaba. Joe había perdido la cuenta del número de mujeres que le habían sonreído así, con calidez y como prometiendo algo, sobre todo mujeres del tipo de Demi. Mujeres de alto nivel, educadas en colegios privados, orgullosas de mantenerse a sí mismas, cuyo objetivo en la vida era encontrar un hombre que pagara su anhelado estilo de vida
Había descubierto hacía mucho tiempo que las mujeres depredadoras eran un riesgo para alguien que aparece en la prensa bajo el rótulo de «rico». Tenía veintidós años y empezaba a ser rico la primera vez que se había enfrentado a la clásica mujer joven malcriada que pensaba que un hombre como él, alguien hecho a sí mismo prácticamente desde la nada, estaría encantado de gastar generosamente a cambio de su posición social o de que lo relacionaran con ella.
Había sido la hermana de un joven empresario con quien tenía algunos negocios. Al principio había pensado que estaba equivocado y que era imposible que ella se le insinuara de una forma tan evidente. Todavía era algo ingenuo. Comieron juntos en un sitio muy caro a donde se invitó ella misma, recordó, y después fueron de compras a boutiques exclusivas. Le llegó a señalar el Rolex que quería Como si estuviera chiflado por ella, se había ido a comprarlo en cuanto la hubo dejado en casa de su hermano; después, aún más loco, había dejado su habitación del hotel y se había pasado a una suite enorme, encargado una botella de champán y la cena más lujosa que se podía imaginar. Había dedicado más tiempo del que podía recordar en imaginarse cómo sería acostarse con ella: le haría el amor toda la noche como nadie se lo habría hecho antes y, por la mañana, nada más despertarse, le sorprendería con el reloj...




un capi mas de esta nove espero os gusten comenten!!

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