jueves, 22 de marzo de 2012

Child's Play Cap. 21


-¿Qué habrá pasado? -murmuró Miley, sorprendida.
Nick levantó la cabeza para ver entre la gente que había salido a la calle y se le paró el corazón.
-No puede ser...
-¿Qué pasa?
-Miley...
Pero ella ya había salido corriendo. Una gran nube de humo flotaba... sobre su casa.
Podría haber sido peor.
Miley estaba apoyada en el coche patrulla, observando a los bomberos guardar sus equipos. Seguramente, pensar eso era lo lógico cuando uno lo ha perdido todo.
Cuando tu negocio, tu casa, acaban de quemarse.
-¿Señorita Cyrus?
Miley levantó la cabeza y vio a Annie, la hija del señor Kloppman. Una ambulancia se lo había llevado al hospital poco antes.
-Hola, Annie.
-No sabe cómo siento lo que ha pasado -dijo la joven, intentando contener las lágrimas.
-¿Tu padre está bien?
-Tiene quemaduras de segundo grado y ha respirado mucho humo... me voy al hospital ahora mismo.
-Espero que se ponga bien -suspiró Miley, frotándose los ojos. Le quemaban del cansancio y del humo que todavía flotaba en el aire. Sólo quería irse a la cama y dormir,
pero no tenía cama. Ni siquiera tenía ropa para cambiarse o un cepillo de dientes.
No tenía nada.
-Todo esto ha sido culpa mía -dijo Annie-. Sabía que mi padre no estaba bien, pero quería vivir de forma independiente... y yo no podía soportar la idea de llevarlo a una residencia. Él era tan feliz aquí...
-¿Te ha contado por qué lo ha hecho?
-Me dijo algo sobre una chica rara, que no dejó que le hiciera el escáner. Estaba convencido
de que era una extraterrestre... ya sabes cómo es mi padre. Cuando volvió a verla esta noche, se asustó y decidió quemar «unos documentos».
Miley miró a Julia, que estaba hablando con uno de los policías. El señor Kloppman había incendiado el edificio porque la prometida de su padre era una extraterrestre. Qué
maravilla. Se habría partido de risa, pero no tenía fuerzas. Ni siquiera tenía fuerzas para llorar.
-Lo siento muchísimo, de verdad -repitió Annie—. Tu casa, tu tienda...
-Sólo son cosas y pueden ser reemplazadas. La gente no. Lo que importa es que tu padre se ponga bien.
Al pobre señor Kloppman tendrían que llevarlo a una residencia. Ó peor, internarlo en un sanatorio porque ya no podría vivir solo en un apartamento.
Nick apareció entonces y le pasó un brazo por los hombros.
-¿Cómo estás?
-Bien.
No estaba bien. Estaba agotada, sin casa, sin negocio. Y deprimida. Muy deprimida.
-Mañana vendrá un inspector y, si el edificio es seguro, podremos entrar para recuperar lo que haya quedado. Demi ha llamado a tu aseguradora y mandarán a un perito.
-¿Los bomberos han dicho cómo está por dentro?
-El apartamento del señor Kloppman, el descansillo y el piso de abajo hay que tirarlo con piqueta -suspiró Nick-. Tu salón se ha quemado, pero son quemaduras superficiales,
no afectan a los muros. Es el agua lo que ha hecho más daño.
Miley bostezó, restregándose los ojos. Julia y Demi aparecieron en ese momento.
-¿Estás bien? -preguntó Julia.
-Estoy bien -contestó-. Agotada.
-Ven conmigo a casa. Puedes quedarte conmigo y con tu padre.
-O puedes dormir en casa de mi abuela -se ofreció Demi.
-No, se queda conmigo -dijo Nick.
¿Ah, sí? No recordaba que se lo hubiera preguntado. Aunque era el sitio donde quería estar, donde se sentiría más cómoda.
-No tiene sentido que nos quedemos por aquí. Vámonos a casa.
-Mañana te ayudaré a recoger tus cosas -dijo Demi—. Llámame.
-Yo también quiero ayudarte -sonrió Julia, apretando su mano.
Miley les dio las gracias y fue con Nick hasta el jeep. Él la ayudó a subir y le abrochó el cinturón de seguridad, mientras Miley permanecía en silencio, abrumada. No tenía
ganas de conversar.
Cuando llegaron a su casa, un antiguo almacén reconvertido al otro lado de la ciudad, Nick la ayudó a bajar del jeep y la llevó de la mano.
Él almacén necesitaba muchos arreglos, pero era muy grande y podía ensayar allí con su banda. Además, no tenía que preocuparse de los vecinos porque no había. Miley
siempre había pensado que era el sitio perfecto para Nick. Abierto, grande, quizá un poco desarreglado. Como él. Y no escondía nada, como él.
Además del baño, tenía un salón gigantesco que hacía las veces de cocina, cuarto de estar, sala de ensayo y dormitorio. Aunque, afortunadamente, el dormitorio estaba
separado por un biombo. Habían comprado los muebles juntos, yendo de mercadillo en mercadillo.
Después de cerrar la puerta, Nick tiró las llaves sobre la mesa y se quitó los zapatos.
-Puedes dormir en mi habitación. Yo dormiré en el sofá.
-No pienso echarte de tu cama, Nick. Yo dormiré en el sofá -replicó Miley-. Y no discutas.
-¿Tienes hambre?
-No, pero me gustaría darme un baño. ¿Podrías prestarme algo de ropa?
-Todo lo que necesites está ahí. Y creo que hay un cepillo de dientes en el armarito.
Luego buscaré algo de ropa.
Miley desapareció en el baño y, poco después, Nick oyó que abría el grifo. La tragedia de Miley era la suya propia. Cuando vio que su casa estaba en llamas... habría querido
hacer algo, cualquier cosa. Pero se sintió inútil. Como cuando su padre pegaba a su madre... Una vez. se interpuso y, como consecuencia, acabó con una costilla rota. Su madre le pidió que no volviera a intervenir.
-Es culpa mía -le dijo, con lágrimas en los ojos—. No debería haberle levantado la voz...
-¿Cómo puedes decir eso, mamá? Te pega... nos pega a todos.
Su madre lo abrazó, algo que no hacía a menudo porque su padre se ponía furioso.
Según él, estaba convirtiendo a sus hijos en mariquitas.
-No puede evitarlo, hijo. Es su naturaleza. Lo entenderás cuando seas mayor.
-Yo nunca le pegaré a una mujer. Nunca le haré daño a nadie.
-Mi padre nos pegaba. Y mi abuelo pegaba a mi padre. Lo llevamos en la sangre, hijo,  en los genes. Es una maldición. No te cases nunca, Nick. Si lo haces, serás como ellos.
Esas palabras lo habían perseguido toda la vida. Y cuando su hermano Tommy se convirtió en un hombre como su padre, supo que tenía razón. Por eso había seguido el
consejo de su madre y seguiría haciéndolo.
Nick hizo la cama en el salón y luego sacó una camiseta y un pantalón corto de la cómoda.
-Tengo ropa limpia para ti, Miley -dijo, llamando a la puerta del baño.
-Entra.
Nick se preguntó si debía hacerlo, pero era humano al fin y al cabo. De modo que empujó la puerta y dejó la ropa sobre un taburete.
-Ahí lo dejo.
-¿Me haces compañía un momento?
-Sí, claro.
Afortunadamente, ella estaba sumergida en espuma hasta la barbilla.
-¿Te importa? No quiero que te sientas incómodo.
-Creo que hasta que desaparezcan las burbujas estamos a salvo. ¿De dónde han salido, por cierto?
-Champú. Me he lavado el pelo dos veces, pero sigue oliendo a humo.
Aunque iba en contra de lo que le decía el sentido común, Nick se inclinó para lavarle el pelo.
-Ah, qué bien.
-¿Te gusta?
-Mucho. Pero estamos saltándonos la regla número... bueno, no me acuerdo de qué número.
Pero se supone que no debíamos dormir juntos —sonrió Miley.
-Considerando las circunstancias, es lo más lógico. Además, si dormimos en camas diferentes no cuenta. Somos compañeros de piso hasta que puedas volver a tu casa.
Podría soportarlo. Desde luego. Sólo tendría que darse muchas duchas frías.
Y aquella noche necesitaba una bien larga.
-No puedo quedarme aquí. El seguro me pagaré un hotel.
-De eso nada. No pienso dejar que vivas sola en un hotel -replicó Nick, abriendo el grifo para aclararle el pelo-. Ya está.
-Gracias. Y, lo siento, pero tú hueles a humo.
-Muchas gracias, guapa -rió Nick, enchufándole el agua en la cara.
-¡Bruto!
-Sí, la verdad es que tengo que ducharme.
-Yo saldré enseguida.
-No hay prisa -dijo él, acercándose a la puerta y esperando que no hubiera notado lo excitado que estaba.
-¿Nick?
-¿Sí?
-Gracias por todo.
-De nada -contestó él.


Hola chicas hoy a peticion de Agus_destiny les dejo un peqeño maraton de dos capis  de esta nove esta noche y mañana por la tarde de las demas espero os gustee muchos Besos

2 comentarios:

  1. AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW GRACIAS POR LOS CAPIS :D!!!! ESTUVO GENUAL ESTE CPI , AHORA SIGO CON EL OTRO JEJE, BESOTESSS!

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  2. hola me llamo male soy tu nueva lectora me encantaron todas tus novelas!!!!

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