domingo, 4 de marzo de 2012

Child's Play Cap. 3


-Sexo, Nick -dijo ella por fin-. Demi cree que serías perfecto para un revolcón.
¿Sexo?
Nick caminaba hacia el parque en asombrado silencio. ¿Demi pensaba que él sería perfecto para un revolcón? A él no le iban las relaciones formales, pero un revolcón, así,
en frío...
—Ya te lo advertí —suspiró ella al ver su cara—. Pero como te has puesto tan pesado...
De nuevo, se había dejado llevar por la curiosidad, pero algún día aprendería a no meter las narices donde no debía, pensó. ¿Cuántas veces, de niño, su curiosa naturaleza
provocó que su padre le pegara con el cinturón?
Cuando llegaron al parque, fueron caminando automáticamente hasta el roble que había al lado de la fuente. Bajo un palio de hojas y ramas, él extendió la manta y dejó en el suelo la nevera portátil. Después, se quitó la camisa, hizo una pelota con ella y apoyó la cabeza.
Miley se sentó a su lado, apartándose el largo pelo castaño de la cara.
-¿No vas a decir nada?
-Es que no sé qué decir.
Miley arrugó el ceño y él levantó los ojos al cielo. No quería herir sus sentimientos...
pero, ¿Demi?
-Demi es muy agradable y sé que sois muy buenas amigas, pero... no es mi tipo.
-¿Demi? -repitió ella. Entonces soltó una carcajada.
Miley tenía una risa musical y a él le encantaba hacerla reír, le gustaba verla feliz.
Aunque estaría bien saber de qué demonios se estaba riendo.
-¿Te importaría compartir la broma?
-¿Crees que Demi quiere acostarse contigo?
-¿No es eso?
Miley volvió a soltar una carcajada.
-No te preocupes, Nick. Demi no quiere acostarse contigo. Hablaba hipotéticamente.
—Ah, bueno. Pues supongo... que me siento halagado.
Lo que realmente quería saber y nunca se atrevería a preguntar era qué pensaba ella. Y por qué habían estado hablando de ese tema. ¿Miley habría pensado alguna vez en él como hombre y no como amigo?
No. Imposible. Mejor decirse que era imposible que albergar absurdas esperanzas. Nick había aprendido a no esperar algo que nunca iba a ocurrir. Especialmente «eso».
Él no estaba destinado a casarse y tener hijos. Si lo hiciera, lo lamentaría siempre.
Aunque si las cosas fueran diferentes...
Pero las cosas no eran diferentes. Nunca lo serían y de vez en cuando tenía que recordarse eso a sí mismo.
Nick abrió la nevera portátil y sacó dos sándwiches, una ensalada de patata y dos refrescos.
-¿De atún o de pollo?
-No deberías ir por ahí medio desnudo -dijo Miley, tomando el sándwich de pollo—. Todas las chicas del parque te están mirando.
Nick miró alrededor y notó que varios pares de ojos femeninos estaban clavados en él.
Pero cuando se volvió hacia Miley comprobó que ella estaba muy ocupada quitando la cebolla de su sándwich.
Sonriendo, tiró de la manga de su blusa, preguntándose cómo no se derretía con aquel calor. Por razones que nunca entendería, Miley siempre escondía sus voluptuosas
curvas bajo metros de tela.
-Me pondré algo si tú te quitas algo.
-Eres muy gracioso.
-Lo digo en serio. Tienes un cuerpo muy bonito. ¿Por qué vas siempre tan tapada?
-Créeme, si tú tuvieras el cuerpo que yo tengo también irías tapado.
—A muchos hombres les gustan las mujeres voluptuosas.
«¿A ti te gustan las mujeres voluptuosas?», le habría gustado preguntar. Pero no lo hizo.
Para empezar, porque sabía que le gustaban altas, rubias y flacas, la antítesis de ella misma, que era bajita, castaña y llena de curvas. Y segundo, porque daba igual. Nick era
su mejor amigo, su colega. Él no la miraba como a una mujer.
-A lo mejor a mí no me gustan los hombres a los que les gustan las mujeres con curvas.
Sabía exactamente a qué clase de hombre le gustaban las mujeres como ella: la clase de hombre que sólo busca sexo. La clase de hombre que su madre solía llevar a casa. La
clase de hombre que, cuando se cansaba de su madre, se volvía hacia ella. Una adolescente. Aunque ninguno la había tocado nunca, sus miradas eran suficiente como para que se sintiera sucia.
Quizá su madre podía vivir así, pero ella no; ella nunca sería ese tipo de mujer.
Al otro lado del parque oyó las risas de los niños y se obligó a sí misma a no mirar. Ella no podría acostarse con un extraño. Tendría que aceptarlo y ahorrar lo suficiente para
someterse al proceso de fecundación artificial o para adoptar un niño. Hasta entonces no habría niños en su vida. Y si no podía pagarlo o el proceso de fecundación no
funcionaba, tendría que aceptar que no iba a ser madre. Así de sencillo.
La posibilidad era como un cuchillo en su corazón y, por un momento, estuvo segura de que se le estaba rompiendo.

Hola chicas regresee jejeje fue un dia divertido espero ustedes se las hayan pasado bn por lo qe vi les gustaron los capis de la otra nove espero qe os gusten los siguientees!!!!
BESOss!!!

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