domingo, 11 de marzo de 2012

BOYFRIEND OF LIES NILEY cap.26


El viejo gimnasio no había aguantado bien el paso del tiempo.
El instituto era uno de los edificios más antiguos de la ciudad y sus paredes de piedra parecían viejas y grises a la luz de la tarde. Viejas paredes cubiertas de posters de colores chillones que anunciaban la reunión de antiguos alumnos, como una anciana que llevara demasiado
maquillaje.
Pero las voces de los miembros del comité llenaban el gimnasio de recuerdos. Recuerdos de los tiempos en los que el instituto y los chicos que iban a él eran adolescentes.
Miley estaba subida sobre una escalera, intentando colgar una tira de papel de celofán en el techo.
—Casi llego —decía, haciendo un esfuerzo—. Me falta un centímetro.
—¿Estás loca? —preguntó una voz desde abajo.
Miley dio un respingo y soltó el papel que estaba intentando colgar, antes de sujetarse con las dos manos a la escalera. Sólo cuando consiguió que su corazón volviera a latir a velocidad normal, bajó los ojos para ver a Nick.
—Me has dado un susto de muerte —se quejó ella.
—Y tú a mí —replico él, haciéndole una seña para que bajara.
Nick había vuelto a poner cara de marine, pensaba Miley. Y, por eso, decidió no hacerle caso. Ella no era uno de sus subordinados. Aunque estuviera enamorada de él, no pensaba dejarse mandar de aquella forma.
—Dame la tira de papel —pidió, alargando la mano.
—Baja de ahí. Yo lo haré.
Irritada, Miley miró a la gente que pululaba por el gimnasio. No necesitaba más cotilleos sobre ellos de los que había tenido que soportar.
Afortunadamente, nadie parecía haberse dado cuenta del incidente.
Por el momento.
—Casi he terminado.
—Desde luego que sí —dijo él—. No deberías estar subida a una escalera.
—¿Y por qué no? —preguntó ella, bajando la voz.
Nick se pasó la mano por el cuello, exasperado.
—Porque eres propensa a tener accidentes, ¿recuerdas?
—Eso no es verdad —contestó Miley, a pesar de que aún le dolía la mano derecha, que aquella misma mañana se había pillado con el cajón de la mesilla.
Nick subió dos escalones y la escalera empezó a temblar bajo su peso.
—Bájate. Me voy a caer.
—No puedes pensar solo en ti, Miley —susurró él, ignorando la orden —. ¿Qué pasa si estás…?—Nick no terminó la frase.
Pero no tenía que hacerlo porque ella sabía perfectamente de qué estaba hablando. A Miley ni siquiera se le había ocurrido pensar en ello al subirse a la escalera. Y para ser sincera, creía que no había necesidad de preocuparse. No podía estar embarazada. Era imposible quedarse embarazada la primera vez… ¿O no?
—Vale. Ya bajo —murmuró. Cualquier cosa mejor que seguir con aquella conversación en medio del gimnasio.
Nick se bajó de la escalera y la tomó por la cintura. Miley tuvo que disimular la ola de calor que le producía el contacto del hombre.
—¿Por qué no me habías dicho que ibas a venir al gimnasio? — preguntó él, sin soltarla—. Te hubiera traído yo.
—Creí que te ibas de pesca con tus hermanos.
Nick sonrió. Meterse en un bote con sus hermanos le había parecido una idea poco atractiva, comparada con pasar tiempo con Miley. Por supuesto, cuando había entrado en el gimnasio y la había visto subida a una vieja escalera que se vencía con su peso, se había dado un susto de muerte. ¿No había tenido él oportunidad de ver y contar cada uno de sus
cardenales? Le gustaba su independencia. Le gustaba que decidiera por su cuenta y que se involucrara de corazón en las cosas que hacía. Pero le hubiera gustado que tuviera un poquito más de cuidado.
En aquel momento, mirando sus ojos azules, se preguntaba cómo iba a poder vivir el resto de su vida sin ella. Él no estaría para cuidar de que no le pasara nada. No estaría para curar sus heridas, no estaría para oírla reír. No estaría para abrazarla por las noches o para despertar con ella por
las mañanas.
Muy pronto estarían de vuelta en sus vidas de siempre, en sus vidas separadas y el tiempo que habían pasado juntos no sería más que un recuerdo. Nick levantó una mano y apartó un rizo de su frente. ¿Podría vivir sólo con su recuerdo?
¿Era eso lo que quería?
Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? Miley había aceptado aquel falso compromiso con él a regañadientes. ¿Por qué iba a aceptar un compromiso de verdad?
De repente, su futuro le parecía negro y yermo.

—Nick, ¿me has oído?
—¿Pescar? ¿Cuando podía estar aquí colgando banderines de colores? —bromeó él—. Dámelo, yo lo colgaré.
Miley tomó la tira de papel dorado y le dio un extremo. Una vez que estuvo colgada en la pared, Nick miró hacia abajo. Miley estaba sonriendo.
—Se te dan muy bien las decoraciones.
—Sí —sonrió el—. En la base, soy el rey de los banquetes de bodas.
Las últimas palabras parecieron quedarse en el aire durante mucho tiempo.
—Bueno, capitán —dijo Miley por fin—, no se quede ahí parado. La reunión es mañana y aun hay mucho trabajo. No podemos perder tiempo.
Pero eso era exactamente lo que estaban haciendo, pensaba Nick.
Perder un tiempo precioso. Estaban jugando a no ver sus sentimientos, cuando lo que deberían hacer era aceptarlos y darle gracias a Dios por haberles abierto los ojos.
—Si, señora —dijo, sin embargo, saludándola militarmente.
Miley soltó una carcajada y él grabó aquel sonido en su memoria.
Al día siguiente, la reunión, y después, los recuerdos sería lo único que tendría.

Un capi mas qe yo digo ayyy qe Tierno♥ jajajajjaja
espero os guste 



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