domingo, 25 de marzo de 2012

Legal Love Cap.10


 
N.J. levantó la cabeza al oír la voz de su jefe, procedente del salón. Los ojos de los dos se encontraron, y él se apresuró a apartarse de ella, mientras la joven se arreglaba la blusa, azorada.
Nick fue a servirse el café, y ella volvió a sus galletas con el corazón desbocado.
—Vaya, N.J., buenos días —saludó Billy Cyrus entrando en la cocina—, no esperaba encontrarte aquí tan temprano. Hola, hija, ya encontré el periódico, perdóname. Olvidé que lo había metido en el revistero.
—Feliz cumpleaños, papá —le dijo su hija esbozando una sonrisa con dificultad y besándolo—. Voy a hacerte galletas de mantequilla para el desayuno.
— Hummm... Eso veo. Y también me harás una tarta... espero.
— De coco, tu favorita. Y también te voy a preparar tus platos favoritos para el almuerzo.
—¿Qué más podría desear un hombre el día de su cumpleaños? —dijo Billy sonriendo ampliamente — . N.J. puedes unirte a nuestra celebración si quieres.
—Me encantaría —contestó el capataz, sin dejar de advertir la repentina rigidez en la espalda de Miley—, pero me temo que no me será posible: le he prometido a Delta que la llevaría al desfile, y que después iríamos a Juárez,
a pasar el resto del día de compras.
—Vaya, bueno, pues que os divirtáis —contestó Billy lentamente, advirtiendo que había malas vibraciones en su cocina.
—¿Por qué no vienen con nosotros? Miles y usted — dijo Nick—. Podría celebrar su cumpleaños en México.
—¡Gran idea! —exclamó el ranchero—. No me he tomado un día libre desde... demonios, ni siquiera recuerdo desde cuando —dijo frunciendo el ceño—. Y también lo pasaría muy bien, estoy seguro. ¿Qué cariño? Y luego N.J. y Delta podrían venir a cenar a casa con nosotros.
La joven quería que se la tragara la tierra. Por suerte estaba de espaldas a ellos y no podían ver la expresión su rostro.
—Claro, será estupendo —dijo con una voz lo más alegre posible. ¿Qué otra cosa podía decir? Después de todo era el cumpleaños de su padre, y tenía derecho a celebrarlo como quisiera.
—De acuerdo entonces —intervino Nick—. Solo nosotros cuatro, sin Liam.
La joven lo miró molesta.
—Liam no podría venir de todas maneras —le replicó—. Me dijo que hoy tenía mucho trabajo.
—¿No te llevas bien con Liam, N.J.? —le preguntó Billy a su capataz, mirándolo extrañado.
—Sí que me llevo bien con él, es solo que no me gusta verlo mariposear alrededor de Miles —contestó Nick con sinceridad—. Ella se merece algo mejor — dijo lanzándole una breve mirada a la joven.
Billy se rio entre dientes. Ya estaba empezando a comprender por qué el ambiente parecía tan tenso. Giró la cabeza en dirección a su hija, y observó el ligero rubor que teñía sus mejillas, y cómo parecía algo nerviosa mientras
metía la bandeja en el horno. Lástima haber irrumpido de repente en la cocina...
Sin embargo, Billy Cyrus apartó aquella cuestión de su mente en cuanto su capataz empezó a hablarle del estado de los animales y la venta del ganado.
Al cabo de un rato, Miley tuvo listo el desayuno, las galletas, el bacon y los huevos revueltos desaparecieron de los platos en un santiamén.
—Deberías casarte con mi hija, N.J. No encontraras a una cocinera mejor en todo el Estado.
—¡Papá! —exclamó ella indignada. Aquello le recordó que «ya» estaban casados, y se sonrojó.
N.J. lo advirtió, y la observó un buen rato con los ojos entornados.
Aquella era una reacción bastante peculiar para una chica liberada, y también lo había sido el modo en que se había turbado momentos antes. Sí, estaba actuando de un modo muy extraño, y no creía que fuera solo porque hubiera herido sus sentimientos en Juárez. Debía haber ocurrido algo aquella noche, estaba seguro. ¿Pero qué?
—La verdad es que no me interesa el matrimonio — murmuró, absorto en una tira de bacon, y no vio la expresión de desesperación en el rostro de Miley.—
¿Y no quieres tener hijos? —insistió Billy.
Miley desearía haber salido llorando por el modo en que afectó a Nick aquella pregunta tan inocente. Lógicamente su padre no sabía la tremenda pérdida que N.J. había sufrido, que su mujer estaba embarazada cuando se ahogó.
—¿Más café, papá? —le ofreció la joven, distrayendo su atención del rostro de Nick, que de pronto había palidecido.
N.J. se sintió conmovido por aquel gesto, por aquel deseo de protegerlo, incluso a pesar de esas cosas que le había dicho. La observó en silencio, pensando en lo atractiva que era, incluso con esos centímetros de más. A él le gustaba tal y como era. Tenía exactamente la figura que él siempre había pensado que una mujer debería tener: redondeada y suave. Le encantaban sus graciosas pecas, y como su cabello parecía estar hecho de llamas danzantes cuando se ponía al sol, y cómo hablaba y cómo olía... Si no hubiera
sido por los fantasmas del pasado, que lo atormentaban aún, probablemente le habría pedido ya que se casara con él. Pero no, ese era un error que no quería volver a cometer.
A pesar de los celos que sentía de Liam, probablemente sería un marido mucho mejor que él para Miles. No debería haberla tocado. No le quedaba otro remedio deshacer el daño que había hecho sin querer, al perder la cabeza antes de que apareciera su padre en la cocina. Tendría que
mostrarse más cariñoso con Delta que de costumbre, para que Miles no se hiciese ilusiones. Amistad era lo único que podía ofrecerle, y cuanto antes se lo dejara claro, mejor.
Sin embargo, aquello no sería fácil. Miles se le estaba subiendo a la cabeza, como el vino. No se reconocía. Le había dicho cosas que jamás le habría dicho años atrás, incluso había flirteado con ella. No podía comprender por qué aquella joven lo estaba desestabilizando de aquel modo, ni porque de pronto lo fascinaba hasta ese punto. Tal vez las largas y agotadoras horas de trabajo de esas dos semanas estaban empezando a hacer estragos en él.  Frunció el entrecejo y bajó la vista a su taza de café.
Necesitaba unas vacaciones. Tal vez podría ir de visita a Jacobsville, donde había nacido y vivían su madre y sus tres hermanos, que llevaban el negocio familiar en su ausencia. Sí, quizá debería ir allí y afrontar el pasado, si podía.
—¿N.J.?
La voz del viejo Billy lo sacó de sus pensamientos.
—Digo que a qué hora pensabas que saliéramos.
—Em... sobre las nueve y media —respondió el capataz apurando su café —, si no queremos llegar tarde al desfile.
—¿Seguro que no os molesta que vayamos? —inquirió Miley.
Nick se puso de pie y se quedó mirándola antes de contestar.
—Por supuesto que no, es el cumpleaños de tu padre. Y a Delta y a mí nos gusta tener compañía... De vez en cuando. Ya tendremos tiempo de estar a solas esta noche, cuando la lleve de regreso a su casa.
Billy se rio, pero Miley se sintió como si le hubieran dado una bofetada. La joven se levantó también y empezó a recoger la mesa.

Bueno chicas bellas hasta aqi lo dejo espero les haya gustado el maraton... y espero pasen un dia extraordinario 
Muchos BEsoS chicas Las Qiero♥


2 comentarios:

  1. aaawww me encantoo el maraton!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Y amo esta nove seguilaaa plis!!!!!!

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  2. ME SUPER ENCANTO EL MARATON!! ABSOLUTAMENTE TODOS LOS CAPI ESTUVIERON INCREIBLE!! SEGUILA PRONTO PORFISSS , BESOTESSSSSS

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