viernes, 23 de marzo de 2012

The Burning Passion JEMI cap. 19




Podía sentir el calor de la boca de Joe en su cuello mientras los dedos recorrían su espalda. La luna iluminó su piel cuando le quitó el top y sus blancos pechos coronados de oscuridad quedaron libres.
Demi gritó cuando las yemas de los pulgares rozaron tos rosados pezones. Un primitivo grito agónico de hembra que anhela el apareamiento.
Quería que la poseyera en ese momento, allí mismo. Tan completa y rápidamente, tan fieramente y a fondo como a una jadeante hembra en celo. Quería que la llenara y que siguiera haciéndolo hasta sentirse saciada y repleta.
Se lanzó sobre la dureza que sabía que la esperaba, moviendo los dedos sobre la tela que cubría su erección, estremeciéndose al imaginar: el glande debía de estar hinchado y caliente, el resto grueso y surcado de venas, la piel tensa sobre los duros músculos, pero suave cuando la tocara.
En su imaginación pudo ya sentir el primer roce de su sexo con el suyo y después contra su sensible y palpitante clítoris una y otra vez, cada vez más de prisa
hasta que acabara caliente y húmeda de placer. Hasta que no pudiera más y Joe finalmente se vertiera dentro de ella.
Gritó de deseo al sentir las manos de Joe acariciando su piel por debajo de la ropa. Su boca encontró un pezón y se agarró fieramente a él, ella gritó con un gemido de intensa excitación.
La boca de Joe volvió a la suya. Sintió como si llevara toda la vida esperándola, esperándolo, sintió...
Inmediatamente, se puso tensa, lo empujó y su voz, con rechazo y aversión, dijo:
—No quiero.
—Sí, sí quieres. Deseas esto y me deseas a mí ¡y no puedes negarlo! —retó Joe mientras intentaba controlar la respiración y racionalizar qué estaba pasando. Era algo que no pensaba permitir que volviera a suceder. Desde el momento en que la había tocado había perdido el control, incapaz de detener lo que le estaba pasando.
—No debemos.
—No debemos ¿qué? —reclamó Joe—. ¿No debemos deseamos?
Demi volvió la cabeza y la sacudió aturdida.
—Esto no puede volver a suceder —dijo Demi rápidamente.
Desconcertado y frustrado, Joe dejó que se marchara. Lo deseaba y él a ella, entonces, ¿por qué se comportaba de ese modo? Una cosa sí estaba clara, estaba decidido a poseerla, antes o después, aunque preferiría que fuera cuanto antes.
Gracias a Dios, Joe no la había seguido hasta su habitación, porque si lo hubiera hecho, Demi sabía que no hubiera sido capaz de resistirse. Y tenía que resistirse porque le gustaba más de lo que debería.
¿Por qué sentía algo así por él?, pensó. ¿Por qué lo deseaba cuando nunca había deseado a los otros hombres que había conocido?
¿Era porque de forma inconsciente sabía que él era diferente? ¿Porque, en lo más íntimo, tenía que reconocer que tenía con él una profunda afinidad?
¿Porque, igual que él, en su infancia también había conocido la pobreza y el abandono, la falta de amor y cuidado, la protección a la que cualquier niño tiene derecho?
La miseria e infelicidad de su infancia, de su más tierna infancia, había marcado a Demi para siempre, y sabía que a él tenía que haberle pasado lo mismo.
Ni siquiera Selena y Miley, que conocían toda su historia, sabían toda la verdad sobre el principio de su vida, cómo la habían encontrado envuelta en harapos abandonada en la calle al lado de unos contenedores de basura, llorando desconsolada hasta que un vagabundo la descubrió.
Había sido una niña no deseada, ni siquiera por su madre biológica No debía sorprenderle, entonces, que su madre adoptiva tampoco hubiera sido capaz de quererla.
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Hola chicas aqi siguiendo el peqeño maraton qe empeza hacer ayer jiji

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