martes, 13 de marzo de 2012

The Burning Passion JEMI cap. 13


Demi lo miró aturdida.
—Puedes ahorrarte esa parte —le dijo Joe—. He sabido cómo eras desde el principio. Liam me lo dejó bastante claro, aunque no hacía falta. Tenía claro lo que eras desde la noche que te vi en ese maldito club, dejando que el marido de otra te toqueteara.
Una lenta y dolorosa sensación de entumecimiento recorrió el cuerpo de Demi paralizándola.
—Venga, respóndeme. Está claro que la promesa de un préstamo no ha sido suficiente. ¿Qué más quieres? ¿Un armario lleno de ropa de diseño? ¿Un Cartier de diamantes? Liam me dijo que eras muy buena averiguando cómo sacar el máximo beneficio financiero de una relación.
Una rabia que parecía acumulada durante siglos empezó a quemarla:
—Soy realmente buena en darme cuenta de lo que le está haciendo al negocio, y también a Miley —dijo Demi con rabia.
La humillación le abrasaba la piel mientras interiorizaba todo lo que Joe le había dicho, todo lo que había dicho de ella.
—Bueno —requirió de nuevo Joe ignorando su furia—. ¿Cuánto?
—Nada —dijo Demi orgullosa—. Me podías haber tenido por nada, Joe. Por ninguna otra razón de que te deseaba, por ningún otro beneficio que acostarme contigo.
—¿Qué? —le lanzó una mirada cínica y burlona—. Los dos sabemos que eso es mentira. Tú has sido la que has parado.
Sí, era verdad, pero no por la razón que estaba sugiriendo de forma tan insultante. Y, desde luego, después de lo que había escuchado no le iba a decir cuál era la razón.
—Estás muy equivocado conmigo, yo nunca... —se detuvo al contemplar la mirada de desprecio.
—¿Y qué pasa con el dinero que me pediste?
—No entiendes nada. Era sólo un préstamo, te lo devolveré —dijo con tranquilidad.
Era imposible aplacar a Joe.
—Oh, creo que ya entiendo. Veamos, finges perder la maleta y después acudes a mí pensando que me he tragado el cebo.
Demi pensaba que sabía lo que era ver su orgullo pisoteado, verse expuesta a los comentarios de la gente, pero estaba equivocada, reconoció a través de la bruma de su angustiosa y furiosa humillación. Pero lo peor era que estaba siendo consciente de lo que Demi había pensado realmente que era ella.
—¡Estás equivocado!
Pero él la detuvo inmediatamente retándola:
—¿Sobre qué? ¿Sobre que te insinuaste? —sacudió la cabeza y siguió—. Creo que no. Está claro que tú estabas excitada. Ninguna mujer está tan caliente y tan húmeda y...
Era demasiado. Demi reaccionó inmediatamente y de forma instintiva. Su orgullo la llevó a reaccionar de la forma que lo haría cualquier mujer herida emocionalmente.
Levantó la mano, pero antes de que pudiera hacer nada más Joe agarró su muñeca de forma dolorosa.
—Si quieres jugar sucio, está bien —le dijo suavemente—, pero recuerda que me crié en la calle. Si me pegas, te prometo que tomaré represalias contigo —cuando vio la cara de Demi, se echó a reír—. No, no pego a las mujeres. Pero hay muchas otras formas de administrar castigo.
—¡Eres un bárbaro! —susurró Demi con voz trémula—. Y no tienes derecho... ¡Estás totalmente equivocado! —los ojos se le llenaron con lágrimas de rabia, pero no
iba a permitir que la viera así —. Te pedí que me dejaras el dinero porque no quería preocupar a Miley.
—Sí, claro. Echa la culpa a otra. Las mujeres como tú sois muy buenas haciendo eso.
—¡Tú no sabes nada sobre las mujeres como yo!
—Al contrario. Sé muchas cosas —cortó Joe—. Sé, por ejemplo, que eres el producto de generaciones de la llamada «buena cuna», que tus padres son ricos y bien relacionados, pero que tú no tienes recursos propios. También sé que fuiste a uno de los mejores colegios del país. Resumiendo, pretendes que tienes automáticamente derecho a lo mejor de todo y tienes la profunda creencia de que debido a todo ello eres superior a esa gente que no tiene tus ventajas. Das por sentado ir por la vida con billete de primera y mejor si lo paga otro. Eres usa consumidora, una auténtica cazafortunas.
Algo como una burbuja de dolor y risa histérica empezó a presionar el pecho y la garganta de Demi.
—Y yo ahora sé que estás lleno de prejuicios, mal informado y que eres un misógino. Y, como ya te he dicho, no sabes nada sobre mí —le dijo temblando antes de darse la vuelta y marcharse.
un capi mas comenten pliis

No hay comentarios:

Publicar un comentario