domingo, 13 de mayo de 2012

The way you are Jemi cap.19




Se fue a Phoenix y se pasó el resto del fin de semana allí, en un intento por alejarse un poco del ambiente en que había estado sumida durante las últimas semanas. Las cosas habían cambiado mucho en ese tiempo, pensó ella. Entre Joe y ella había estado a punto de nacer algo muy hermoso pero durante esos últimos días lo habían echado todo a perder. En realidad, decidió, lo que había cambiado todo había sido ese beso que se habían dado al principio. . Tenía que reconocer que siempre había sentido curiosidad Por él, y que cuando Joe se le había acercado, no había tenido la entereza suficiente como para apartarse de él. Había querido saber cómo se comportaría él como amante. Y ahora ya lo sabía, y ese conocimiento la estaba torturando. Nunca se hubiera podido imaginar que -un hombre llegara a ser tan cariñoso y tan tierno, y que la hiciera sentirse tan protegida. Ella podía haber tenido todo eso si no hubiera sido por la obsesión de Joe de cambiar para amoldarse a Ashley. 
Ashley. 
Demi se acercó a la ventana de la habitación del hotel y dejó que su mirada se paseara sobre las luces de la ciudad. El había besado a Ashley en la fiesta. ¿Por qué lo habría hecho? 
Cerró los ojos y le pareció que todavía podía oír la profunda y hermosa voz de Joe cuando cantaba. Apoyó la cabeza en la pared y se preguntó qué sentiría estando a solas con él un atardecer de verano en el porche de su casa y oyéndole cantar. Y, si tuvieran/hijos, se podrían sentar en su regazo... Ese pensamiento fue extremadamente penoso. Se acordó de lo que había pasado la noche en que le había .deseado tanto. Si no hubiera encendido la luz y visto la foto de Wil... Querido Wil. Había utilizado su recuerdo como un escudo para defenderse de los problemas sentimentales y mantener el amor fuera de su vida. 
Pero ahora, tenía veintiséis años y estaba sola, además de haber perdido al único hombre en el mundo con el que hubiera querido vivir por supuesto, no tenía ni la más mínima oportunidad contra Ashley. Eso lo había sabido siempre. Joe estaba demasiado enamorado de ella. Lo que le resultaba curioso era que le hubiera dado por ponerse a aprender cosas relacionadas con la cultura y la educación con vistas a resultarle más agradable a Ashley; sobre todo cuando a ella parecían gustarle las cosas del campo y su gente. Era muy curioso. Volvió al pueblo el domingo por la noche, no sintiéndose mejor que cuando se marchó. Tenía la sensación de que ésa iba a ser otra semana muy larga. Para empeorar las cosas, Ashley se presentó en su despacho a la mañana siguiente, quejándose de que el local que le había conseguido tenía goteras. 
Demi no estaba precisamente de humor como para-soportarla mucho, así que le dijo que, ya que Joe parecía tener ocupado a todo el gremio de la construcción del pueblo con el arreglo de su casa, le pidiera ella misma un albañil para que se lo arreglara. 
Cuando Ashley ya se iba a marchar, pareció como si se acordara de algo en el último momento. 
-Ah, Jake y tú estuvisteis juntos casi toda la fiesta -murmuró Ashley-. ¿Le has visto desde entonces? 
-He estado fuera del pueblo y no he visto a nadie.
-También él ha estado fuera -le contestó Ashley muy seria. . Salió del despacho cerrando la puerta de un portazo. Angie levantó la vista de su máquina de escribir con un gesto de curiosidad. 
-¿Jake?  a el y tu.... 
-¡OH, calla! -le contestó Demi-. No he estado en ninguna parte con Jake. Lo que le pasa Ashley es que Joe se ha precipitado y eso la ha molestado, por lo menos, eso es lo, que me imagino. Y él no es lo suficientemente bueno para ella... 
Dicho esto, se metió en su despacho y cerró también la puerta de un golpe. Angie se encogió de hombros y volvió a su trabajo Demi no volvió a saber nada más de Joe. El miércoles salió un poco antes y se vistió para ir al ballet, pero no le gustaba nada la idea. Hubiera preferido quedarse sola en su casa. Ni siquiera estaba segura de que Joe fuera a aparecer. Estaba convirtiéndose en un hombre totalmente impredecible.
A las cinco y media todavía no había aparecido, de forma que Demi se dirigió al dormitorio para cambiarse de ropa. En ese mismo instante, oyó el motor de un coche fuera. Estaba tan nerviosa como una adolescente en su primera cita. Probablemente, se había pasado con el maquillaje y el vestido que se había puesto, pero quería parecerle bonita. Era algo idiota, pero no podía evitado. Abrió la puerta y se le encontró allí, vestido de punta en blanco con uno de los trajes que se había comprado en Phoenix. 
Estaba tan guapo que a Demi le fue imposible apartar la mirada de él. 
-Estás... estás muy guapo -logró murmurar. 
-Tú también -le contestó él con una mirada de frialdad-Será mejor que nos vayamos. 
Ella le siguió. Con las prisas se le olvidó la estola. Ya estaban a mitad de camino de Phoenix cuando se acordó se lo dijo a Joe y éste le dirigió una mirada asesina. 
-Mira, ya es tarde para volver, y me alegraré cuando todo esto haya acabado -refunfuñó. 
-Fue idea tuya -le contestó ella: suavemente. 
-Últimamente no paro de tener malas ideas. 
-Ya lo sé 
-¿Era necesario que te pusieras un vestido con ese escote? Se te ve hasta el ombligo. 
-Es el único vestido de noche que tengo. 
-Sin duda es un resto de los días en que tú y tu agraciado banquero erais la (creme de la creme) de la alta sociedad de Charlestón.
Demi cerró los ojos y se negó a contestar. 
-¿No me lo discutes? 
-No quiero pelearme contigo, Joe. No creo que tenga estómago para volver a hacerlo nunca más. 
-¿No quieres pelearte conmigo? -le preguntó él riéndose. 
-La gente cambia. 
-No lo suficiente. Nunca se cambia lo bastante como para llevarse bien con otras personas. Por ejemplo, aquí me tienes a mí, vestido de pingüino, dispuesto a ir a un sitio en el que se supone que me voy a divertir con algo que no entiendo y que ni siquiera me gusta. Y eso no va a cambiar mi forma de ser. Yo no seré nunca un tipo elegante, no me cabe la menor duda, y lo he aceptado hace ya mucho tiempo.
-¿Y tu elegante mujer lo va a aceptar también? ¿Te va a querer con tu forma de ser? 
-A lo mejor no. Pero es así como me va a tener que aguantar. 
-¡Ah, maravilloso! ¡Algo completamente excitante para ella! Joe giró entonces la cabeza lentamente, La mirada que había en sus ojos era cálida y peligrosa. 
-Algún día me vas a sacar de mis casillas.
Demi se volvió entonces a mirar por la ventanilla las luces de Phoenix. 
Joe aparcó cerca del teatro. Había muchísima gente y Demi se quedo cerca de él para no perderse, sintiéndose además un poco nervios¡¡.al verse rodeada por tanta gente. 
-¿Es que ya no te da miedo estar tan cerca de mí? -le preguntó él. 
-Te tengo menos miedo a ti que a todos ésos -le ,contestó ella -. No me gustan las multitudes.



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