domingo, 13 de mayo de 2012

Two Lonely Hearts cap.9




Entre tanto, Demi estaba pensando lo mismo en el silencioso salón de su casa, con el número del carlton arms garabateado en un papel entre sus dedos.
Ansiaba tanto escuchar una vez más la voz de Joe, ansiaba tanto poder... ¿poder qué?, se preguntó a sí misma en un tono de reproche. ya le había causado bastantes molestias. era solo que, aquella tarde, después de almorzar, había llamado desde la oficina al grupo de caridad de la parroquia, y esa misma tarde habían ido a recoger
los muebles del bebé, y se sentía tan deprimida... era curioso que, aunque hacía mucho que había dejado de amar a Sterling, desde el momento en que supo que estaba
embarazada, había esperado ansiosamente tener al hijo de los dos entre sus brazos.
No podía volver a cargar a Joe con sus problemas personales. si la había ayudado había sido solo por amabilidad, por compasión, y sin embargo... sin embargo,
el modo en que la había besado aquella mañana, la pasión que había despertado en ella... nunca había experimentado nada igual.
antes de casarse siempre había imaginado que el matrimonio debía ser una consolidación de un amor mutuo, una llama que no se extinguiría jamás, pero no había
sido así. ni siquiera el sexo, la tan ansiada primera vez, había sido la maravillosa experiencia que había esperado. le había dolido, y había sido incluso desagradable.
No habían sonado campanas, ni había habido fuegos artificiales, ni se había abierto la tierra bajo sus pies.
de hecho, una semana después de su matrimonio había empezado a preguntarse si alguna vez había sentido de verdad algo por Sterling. cada vez tenía más la sensación
de haberse engañado, pensando que la atracción física y la admiración que había sentido al conocerlo eran equivalentes al amor. solo cuando se casaron empezó a vislumbrar al verdadero Sterling, al periodista sin sentimientos, egoísta, intransigente...
Joe en cambio parecía tan distinto... aunque en un primer momento podía resultar algo frío e imponía un poco, se había mostrado muy amable y comprensivo con ella, y en el fondo de su alma parecía albergar un volcán de emociones que ansiaba descubrir aun a riesgo de quemarse. quería averiguar hasta qué punto podían consumirlos las llamas de la pasión que habían encendido aquella mañana. estaba convencida de que con él el sexo debía ser algo maravilloso, y estaba segura de que él también lo intuía, pero, aun así, parecía haber decidido que sería mejor guardar las distancias. no lo comprendía. tal vez no estaba realmente interesado en ella, o tal vez le parecía que era demasiado pronto.
Arrugó en su puño el trozo de papel donde había apuntado el número del hotel. Sí, lo cierto era que aún no estaba repuesta del revés que había sufrido, y era demasiado vulnerable como para exponerse a las consecuencias de un breve romance, probablemente lo único que él estaría dispuesto a ofrecer.
Después de todo, él mismo le había dicho que era un solitario, y no parecía precisamente ansioso por casarse. de hecho, se había mostrado incluso impaciente por perderla de vista. arrojó el papel a un cenicero sobre la mesa. quizá era lo mejor.
Al menos parecía estar empezando a sobrellevar la pérdida, porque había estado más concentrada en el trabajo aquella tarde, y quizá conseguiría volver a hacerlo al día siguiente, y al otro, y al otro... hasta que ya no tuviera que proponérselo. sí, no era justo implicar a otra persona en su vida cuando estaba patas arriba.
Subió a su dormitorio, se puso el camisón, y se metió en la cama, quedándose dormida al poco rato.


Joe durmió fatal aquella noche. cuando se despertó, solo retenía imágenes difusas de los tórridos sueños que no lo habían dejado descansar, pero, en cambio, podía ver con total nitidez el rostro de Demi. ese día terminaba el congreso, y después regresaría a texas. de repente se encontró con que no quería volver.
Abandonar illinois significaría no volver a verla.
se levantó de la cama de mala gana, y se asomó a la ventana de la habitación. ¿y si se quedara un par de días más? se frotó el rostro irritado consigo mismo. ¿qué
tonterías estaba pensando? tenía responsabilidades de las que hacerse cargo en el rancho. además, ¿no había decidido la noche anterior que algo entre ellos era del
todo imposible, que jamás funcionaría?
A pesar de sus razonamientos, casi sin darse cuenta de que lo hacía, tomó la guía de teléfonos. encontró el nombre de Sterling Knight y lo marcó antes de cambiar de opinión.
escuchó un tono, dos, tres... miró el reloj de la mesilla de noche: las ocho de la mañana. tal vez ya se había ido al trabajo. un cuarto tono, y un quinto... con un suspiro se dispuso a colgar el teléfono. quizá era su destino que no volviesen a verse,
pensó decepcionado. y entonces, justo cuando el auricular estaba a un escaso centímetro de la base, escuchó que una suave voz contestaba.
—¿diga?
Joe alzó el auricular a la velocidad del rayo hasta su oído.
—¿Demi?
la joven contuvo la respiración.
—¡Joe! —exclamó, como si no pudiera creer que fuera él.
una sonrisa se dibujó en los labios de Joe. había reconocido su voz al instante.
—sí —contestó—, soy yo. ¿cómo estás?
Demi se incorporó, quedándose sentada en la cama. no cabía en sí de gozo.
¡la había llamado!
—mucho mejor, gracias. ¿cómo fue tu congreso?
Joe se rio suavemente.
—bien, pero, si te parece, te lo contaré mientras almorzamos.
la joven se quedó sin respiración. aquello era más de lo que había soñado.
—¿quieres invitarme a almorzar? —inquirió en un hilo de voz.
—sí. si tú quieres, claro.
—oh, sí, me encantaría —respondió ella emocionada.
—¿a qué hora quieres que pase a recogerte? —le preguntó Joe mientras se ajustaba a la muñeca el reloj de pulsera—. ¿y dónde quedamos?
—¿te va bien la una y media?
—perfecto.
—el bufete para el que trabajo está en el edificio brant, a unas cuatro manzanas de tu hotel —le dio una serie de indicaciones y el número del bloque—. ¿crees que podrás encontrarlo?
— sin problemas.
se despidieron y, cuando hubo colgado, Joe se dijo de nuevo que aquello era una locura. sin embargo, era la locura más maravillosa que le había ocurrido nunca, y
tuvo la sensación de que la mañana se le iba a hacer larguísima. antes de ir a ducharse para asistir a la segunda y última sesión del congreso, llamó al rancho para decirles que tardaría aún un par de días en regresar.
fue su madre quien contestó el teléfono.

—¿ha vuelto ya Franki? —inquirió Joe en un tono gélido, sin siquiera preguntarle cómo estaba.
Denise, sin embargo, estaba acostumbrada a sus modales, y se limitó a contestar la pregunta.
—no, no llegará hasta la semana próxima.
—pues entonces dile a Kevin que tendrá que apañárselas sin mí. voy a quedarme aquí un día o dos más, Denise.
aquello, sin embargo, fue la gota que agotó la paciencia de la señora Jonas.
—¿es qué ni siquiera puedes llamarme «mamá» por una vez?
—¿le darás el mensaje a Kevin? —repitió él, ignorándola.
Denise Jonas exhaló un profundo suspiro.
—sí, se lo diré. supongo que tampoco querrás explicarme por qué vas a permanecer más tiempo del previsto en chicago.
—no, no tengo que explicarte nada —le espetó él con aspereza.
—ya veo. no sé por qué sigo albergando esperanzas de que algún día cambies, Joe —murmuró en un tono apagado—, cuando sé que nunca me perdonarás.
Joe sintió una punzada de culpabilidad ante la tristeza en la voz de su madre. Denise Jonas se esforzaba en mostrarse siempre como una mujer fuerte, pero en el fondo, Joe sabía que era muy sensible. sabía que la hería constantemente, pero lo hacía de un modo casi inconsciente.
por un instante tuvo un impulso de disculparse por su brusquedad y tratar de hablar, de hablar de verdad con ella, pero su orgullo pudo más.
—dile a Kevin que puede localizarme en el hotel si hace falta —le dijo en el mismo tono monocorde.
—de acuerdo, hasta luego, hijo —murmuró su madre quedamente, y colgó.
Joe se quedó mirando el auricular en su mano un buen rato, escuchando el monótono tono de marcado, y lo depositó muy despacio sobre la base. nunca le había preguntado por su padre, ni por qué no había abortado. si no lo hubiera tenido, su vida habría sido ciertamente más fácil. le sorprendió no haber pensado en ello hasta entonces. sacudió la cabeza contrariado, y se dispuso a buscar la ropa que iba a ponerse.

es todo por hoy mañana solo subire el prologo de la nueva nove 
las qiero comentten!!!!

2 comentarios:

  1. pobre denise y joe esta enamorado solo falta que el lo admita y ya me encanto la nove superrrrrrrrr

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