Blackmail A Woman Niley cap.27

—¿Estás cansada?.
—Un poco —reconoció Miley cuando saber del taxi y se dirigieron al hotel.
El largo viaje desde la fría Inglaterra al calor del Caribe, la boda y la larga noche de pasión, la habían dejado cansada. Y decepcionada.
Porque Nick, si bien era un excelente amante, no la amaba.
El lugar que Nick había elegido para la luna de miel era muy romántico, algo que le había extrañado a ella. Estaba oscureciendo en la isla cuando habían aterrizado.
Nick firmó la entrada al hotel y esperó a que les dieran las llaves.
—¿Señora Carring?
—Se refiere a ti —le dijo Nick cuando se acercó una señorita sonriendo.
Miley se puso un poco colorada y le devolvió la sonrisa.
—Tenemos un paquete complementario para ustedes de regalo, para tratamientos en el spa.
Mileyy aceptó el sobre y se lo agradeció.
Entonces, la chica agregó:
—Puedo recomendarles nuestros masajes para parejas, que es un masaje que se les da al mismo tiempo en la intimidad de su habitación.
—Si todas las chicas son tan guapas como ella de ninguna manera vas a darte un masaje —comentó Miley cuando estuvieron solos en la suite.
—¡Ajá! ¡Hablas como una esposa! —exclamó Nick—¿Tienes hambre? ¿Quieres comer ahora o más tarde? El hotel tiene un servicio para deshacer las maletas y un servicio de plancha…
—Me gustaría ducharme. Pero lo que me encantaría sería…
—Un café. Te lo pediré, ¿de acuerdo? Quizás podríamos dar un paseo para explorar los alrededores mientras nos deshacen las maletas.
—Mmmm… Oh, Nick, ven a ver esto —exclamó Miley, sombrada—. Es un menú para elegir la almohada.
Diez minutos más tarde, estaban paseando por el salón del hotel. Este estaba construido en un antiguo almacén, junto a un molino de azúcar, y recientemente lo habían reformado y lo habían convertido en lugar de lujo.
El dormitorio de la suite estaba amueblado con muebles de estilo siglo XVIII. La cama tenía mosquitero, y el cuarto de baño era espectacular.
Mientras exploraban los jardines del hotel y descubrían la playa que había cerca, Miley comprendió por qué aquel hotel era tan prestigioso.
Volvieron por los jardines, deteniéndose para besarse tiernamente bajo el manto oscuro de la noche.
—¿Quieres que pidamos que nos lleven la cena a la habitación? —sugirió Miley, reprimiendo un bostezo.
—Buena idea —dijo él.
—¡Oh, Nick, es estupendo! —exclamó Miley feliz, echándose atrás contra él en la piscina.
Estaba de espaldas a Nick. Tenía el cuerpo entre las piernas de Nick, y la cabeza apoyada en su pecho. Este la envolvía con sus brazos y le sujetaba los pechos.
—Mmmm… Es verdad —dijo Nick besándole atrás de la oreja.
Ella se estremeció.
—No nos ve nadie, ¿verdad? —preguntó ella unos minutos más tarde, mientras Nick le acariciaba todo el cuerpo, sobre todo en los sitios que a ella le gustaba.
—No… Pero podemos entrar si quieres.
—No, estoy bien aquí. ¡Es tan agradable estar desnuda en el agua…
—Mmmm… Sí, algo muy agradable —dijo él, acariciándole el cuerpo mientras la animaba a que ella hiciera lo mismo con el suyo.
Miley se había despertado aquella mañana con las caricias de Nick en sus pechos, y sus besos en los párpados.
Y habían empezado, un interminable juego de caricias preliminares hasta hacer el amor apasionadamente.
Ahora, apenas dos horas más tarde, su deseo por él volvía con la misma fuerza.
Miley se separó levemente de él y bajó la mano hasta su erección.
Nick la observó mientras ella se concentraba en darle placer. Y se preguntó si ella sabría que el placer no era sólo lo que le estaba haciendo, sino verla con aquel gesto erótico mientras lo acariciaba íntimamente. Hasta su cuerpo femenino registraba el placer que estaba sintiendo. Sus pezones se habían puesto duros. Y a través del agua Marcus pudo ver cómo se hinchaban los labios de su sexo.
—Nick, no podemos… Aquí no —protestó Miley, cuando él la agarró.
Pero fue demasiado tarde. Nick la colocó encima de su erección y la penetró lentamente. Ella disfrutó de tenerlo dentro, sintiendo su penetración centímetro a centímetro, y lo recibió rodeándolo con sus músculos. El gimió ferozmente, agarró sus caderas y la movió para entrar más profundamente en ella, una y otra vez. Luego alzó la mano para acallarla cuando ella gritó de placer antes de derrumbarse encima de él, convulsionándose con su orgasmo.