domingo, 13 de mayo de 2012

The way you are Jemi cap.18


Fue una mala suerte que no miraran en ese momento al otro lado de la sala. Si lo hubieran hecho, habrían visto dos furiosos pares de ojos, mirándoles desde el escenario. Carson no había bailado nada esa noche, pero cuando el conjunto tocó un vals agarró a Ashley y bailaron muy juntos durante todo el tiempo que duró la pieza, la última de la noche. 
Cuando terminó la música, les dio la mano a los Gibson, a Ashley le dio un beso en la mejilla agradeciéndole la velada, y se dirigió hacia donde estaba Demi tan de mala gana, que a ella le entró el súbito impulso de ponerse a gritar y de tirar cual.
-Gracias, Ashley -le dijo a su amiga con una forzada amabilidad-. Me lo he pasado muy bien. 
-Me alegro -le contestó Ashley de la misma manera-. Ya nos veremos. 
Demi salió apresuradamente de la casa y entró en el coche como si la persiguiera alguien, pero Joe se lo tomó con más calma y tardó un poco más en llegar. 
-Parece que tienes prisa -le dijo cuando entró por fin en el coche y lo puso en marcha. 
-Estoy cansada -le contestó ella mirando por la ventanilla. 
-¿De qué? Sólo has bailado una vez con Jake. 
-Jake baila muy bien. 
-Pues se ha pasado todo el rato pisándote. 
Demi siguió mirando al exterior, estuvo a punto de decide: «Lo mismo que ella otra noche». .Pero no iba a caer en esa trampa, así que guardó silencio. 
-Ashley estaba muy guapa, ¿verdad? -prosiguió él-. Nunca la había visto con el pelo suelto y. un vestido como ése. 
-Sí, estaba encantadora -le contestó ella entre dientes. 
-¿Quieres que hagamos una tregua? Por lo menos hasta que vayamos al ballet. Sería una pena desperdiciar esas entradas. 
-¡Yo no voy a ir a ningún maldito ballet contigo y no, no quiero ninguna tregua. ¡Te odio! Te he estado viendo demasiado a menudo últimamente y creo que eso ha afectado a mis neuronas. 
-Yo creía que eso te lo había producido el recuerdo de tu difunto novio. 
Ella se volvió hacia él con los ojos brillantes por la furia que la embargaba. 
-¡Para el coche! ¡Me bajo ahora mismo! Sorprendentemente él hizo justamente eso. Paró el coche en seco. 
-¡De acuerdo! Si quieres andar, adelante. Sólo te quedan diez kilómetros hasta tu casa... 
-¡Maravilloso, me encantan los paseos largos! . 
Demi salió del coche y cerró la puerta de golpe..
Entonces, él arrancó, desapareciendo en la noche y dejando las marcas de las ruedas en la carretera.


No se lo podía creer: No le cabía en la cabeza que él hubiera podido hacerle eso. Se quedó mirando un instante las luces traseras del coche se puso a llorar. Se sintió sola y abandonada y en ese momento, sí que le odió de verdad por dejada abandonada por la noche en esa carretera desierta. Miró a su alrededor nerviosamente. Casi no podía verse los pies y sabía que los alrededores estaban llenos de serpientes de cascabel. 
Empezó a caminar echando de menos con toda su alma una linterna y deseando haber sido lo suficientemente inteligente cómo para haberse callado, por lo menos hasta que hubieran estado cerca de casa. Había logrado que él volviera a separarse de ella, justo cuando parecía que iba a ponerse de mejor humor. Los labios le temblaron. Ahora si que tenía miedo de' verdad, no se veía ni un alma. 
Dobló una curva y se estremeció cuando vio el coche de Joe el estaba allí, apoyado en el capó, fumándose un cigarrillo.
-¡Maldito seas! -le dijo, pero estaba llorando y no se en tendió lo que había dicho. 
Él soltó una ordinariez y arrojó al suelo el cigarrillo. Instantes después, ella estaba entre sus brazos. Él la sujetó entonces con sus recios y protectores brazos. Y ella siguió llorando por la horrible noche que había pasado y por cómo iba todo entre ellos. 
-Lo siento -le dijo él al oído-. Lo siento. 
Demi tembló ante la profunda suavidad de su voz. 
-Tenía miedo -admitió ella por fin. 
Los brazos de Joe la acercaron más a él. Ella le sintió entonces en toda su longitud, cerró los ojos y se colgó de él, apretando las palmas de las manos contra los músculos de su espalda.
Demi nunca se había sentido antes tan a salvó ni tan feliz.
-Mejor nos vamos a casa -dijo él después de un rato-Vamos. La cogió de la mano y la ayudó a meterse en el coche. Demi se preguntó qué habría pasado si se hubiera quedado pegada a él. Probablemente la habría apartado de su lado. El camino a casa se le hizo muy corto. Joe paro delante de la puerta, pero no apagó el motor. 
-¿Quieres... quieres un café? 
-No, gracias me voy a dormir. Mañana vaya tener mucho trabajo. 
-Gracias entonces por traerme. 
-De nada. 
Ella abrió entonces la puerta de la casa y dijo. 
-y acerca dél ballet... 
-Ya que tengo las entradas, creo que sería una tontería desperdiciarlas y no quiero ir con nadie más que contigo- entonces, soltó una risita. -Ashley se moriría de risa allí. 
-Sin duda -le contestó ella apretando los dientes. -¿Cuándo es? 
-El miércoles. Tenemos que salir de aquí a las cinco para llegar puntuales. 
-Cerraré pronto la oficina -le contestó ella odiándole más que nunca. 
-Demi
-¿Sí? 
-Esta va a ser la última lección. Creo que cuando terminemos con el ballet ya habré aprendido lo suficiente. 
-Muy bien. Esto se estaba poniendo un poco aburrido, ¿verdad? -le dijo ella fríamente. 
-Tengo que decirte algo, querida. Creo que me gusta, más mi mundo que el tuyo. El mío tiene la ventaja de que la gente es real y las emociones son honestas. El tuyo es como una casa vieja con muebles elegantes y el calor de una tumba. Hablando de eso, ya estás en tu casa. ¿Por qué no entras y te pones a gemir por tu amor perdido?
Demi cerró los puños. 
-Si tuviera una pistola, te pegaría un tiro en mitad de la cabeza. 
-y un cuerno. Si tuvieras una pistola te habrías pegado un tiro en un pie. Buenas noches.
Demi metió la llave en la cerradura con tanta fuerza que se partió por la mitad. Joe ya se había marchado, y ella se quedó allí mirando la cerradura como una tonta. La puerta trasera tenía un candado viejo y no tenía la llave. Todas las ventanas estaban bajadas y cerradas. 
¿Qué iba a hacer? Con un fuerte suspiro, se alejó, cogió una gran piedra y la tiró contra una ventana. El ruido del cristal al romperse la hizo sentirse un poco mejor, a pesar de que sabía que le iba a tener que contar una interesante historia al cristalero por la mañana. Desafortunadamente, el hombre al que tenía que llamar para que se la arreglara estaba ocupado con las renovaciones que estaba haciendo Joe en su casa, así que su mujer le dio el teléfono de un hombre que arreglaba ventanas en su tiempo libre. Le llamó y consiguió que le prometiera que le arreglaría la ventana a primera hora de la mañana del lunes. Mientras tanto, consiguió que un cerrajero le fuera a arreglar la puerta; No se le había ocurrido preguntarle a la mujer del cristalero cómo iba la casa de Joe, y sentía curiosidad por saberlo.




Amo como pelean ¿ ustedes no ?jajajajaja

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