jueves, 10 de mayo de 2012

Two Lonely Hearts cap.6




—La verdad es que no —balbució ella.
—¿Ni siquiera tu marido?
— Decía que mi figura era muy poco femenina. a él le gustaban las mujeres rubias y voluptuosas —respondió ella bajando la vista a las manos sobre su regazo.
—Pues ya podía haberse buscado una —le espetó harden malhumorado—. ya tu figura no le pasa nada.
—Nada excepto que estoy tan plana como una tabla de planchar —murmuró ella sin darse cuenta siquiera de lo que decía.
Y fue un error, porque sus palabras inmediatamente atrajeron la vista de Joe al escote de su vestido.
—El canon de belleza varía de una persona a otra —dijo enarcando una ceja—, y algunos hombres prefieren a las mujeres que no tienen un pecho demasiado...
exuberante. Y tú no estás plana.
La joven tragó saliva. La mirada de Joe la hacía sentirse desnuda. Cruzó los brazos sobre el pecho y giró de nuevo la cabeza hacia la ventanilla.
—¿Cuánto tiempo estuvisteis casados? —le preguntó Joe.
—Cuatro meses.
—¿Y eras feliz con él?
La joven se quedó dudando un momento antes de contestar.
—Al principio creía que sí, pero al poco tiempo de casamos me di cuenta de que en realidad no lo conocía. y luego, cuando me quedé embarazada... bueno, él no quería
hijos, pero yo sí —murmuró jugueteando incómoda con la falda de su vestido—. tengo veinticinco años, y él fue el primer hombre, que me propuso matrimonio, así que...
—¿El primero? ¿qué les pasa a los hombres de chicago, están ciegos o qué? — exclamó él incrédulo.
—Bueno, es que yo antes no cuidaba demasiado de mi aspecto —contestó ella sonrojándose ligeramente—. de adolescente era flacucha y desgarbada, y llevaba
gafas, porque soy miope. ahora llevo lentillas, y joan me apuntó a un curso para que aprendiera a caminar erguida. supongo que funcionó, porque el mismo día que conocí
a Sterling en un juzgado, mientras estaba recogiendo unos informes para mi jefe, me invitó a salir. Nos casamos dos semanas después.
—¿También fue el primer hombre con el que tuviste relaciones?
Demi lo miró boquiabierta.
—Y decías que tu hermano no tenía tacto...
—¿Lo fue? —inquirió él sin dejar de observarla por el rabillo del ojo.
—Sí —admitió ella entre dientes, mirándolo airada—, pero eso no es asunto tuyo.
—¿Y hay alguna razón en particular por la que esperaste hasta el matrimonio?
La mirada de indignación de la joven se tomó en verdadera irritación.
—¡Porque estoy chapada a la antigua y soy católica, por eso! ¿satisfecho? ahora ya puedes ridiculizarme si quieres.
el sonrió.
—Yo también estoy chapado a la antigua, y también tengo mis creencias.
—¿De veras? —inquirió ella muy sorprendida.
Joe se rio.
—No se puede juzgar un libro por la cubierta —la aleccionó.
—¿Quién lo hubiera dicho? —murmuró ella, meneando la cabeza.
Llegaron a otro semáforo en rojo y Joe detuvo el vehículo.
—¿Por dónde tengo que ir ahora?
Demi le dio las indicaciones necesarias y unos minutos después llegaban a su casa. el barrio no era de los más acomodados, pero tampoco era de los peores, y su
casa no era una mansión, pero tenía su jardincito delante, y un pequeño patio detrás.
—No había vuelto aquí desde el accidente —murmuró Demi cuando él paró delante del garaje—. y no sé si siquiera ahora me atreveré a entrar. se me ocurrió la tontería de comprar varios muebles para la habitación del bebé y... —no pudo decir más, porque la emoción rasgó su voz.
Joe apagó el motor.
—vamos, entraré contigo.
bajaron los dos del vehículo, y él la tomó del brazo, guiándola hasta la puerta.
Esperó pacientemente hasta que ella encontró la llave. la casa estaba oscura, en silencio, y cada cosa seguía en el mismo sitio que se había quedado, pero al ver apoyada junto a la puerta de la cocina una caja en la que se mostraba la foto de una cuna desmontable, la joven se derrumbó, rompiendo a llorar.
—ven aquí —murmuró él atrayéndola hacia sí.
al principio la notó tensarse, pero los dedos de harden se introdujeron por entre sus oscuros cabellos rizados, masajeándole suavemente la nuca, y comenzó a
relajarse. Le rodeó el cuello con los brazos, y apoyó la cabeza en el hueco de su cuello, dejando que las lágrimas fluyesen. aquello fue como un bálsamo para ella.
nunca se había sentido tan a salvo, tan protegida. al cabo de un rato, ya más calmada, se apartó un poco de él, deslizando las manos hacia su pecho, y mirándolo a los ojos.
—¿No volveré a verte? —inquirió en un hilo de voz.
—Mañana acaba el congreso. además, no sería justo para ti, Demi —murmuró él sacudiendo la cabeza.
—No, supongo que no —asintió ella quedamente.
y, sin darse cuenta de lo que hacía, trazó con su índice el contorno del labio inferior de Joe, y estuvo a punto de besarlo.
—No hagas eso, por favor —le rogó él tomando su mano, para a continuación soltársela bruscamente y apartarse de  ella—. tengo que irme.
—Lo siento, no te entretendré más —balbució ella azorada.
no sabía qué le estaba pasando. unas emociones que desconocía la estaban inundando. ¿cómo era posible que algo tan intenso no fuera mutuo?
Lo acompañó en silencio hasta la puerta, y se quedó apoyada en el marco cuando él hubo salido al porche. Joe se había vuelto hacia ella, irritado consigo mismo,
Pero al verla tan triste, tan vulnerable, tan sola, el corazón le dio un vuelco.
Ella advirtió la mirada de preocupación en sus ojos y se sintió culpable.
No tenía derecho a retenerlo.
—Estaré bien, Joe —le dijo, tratando de sonar valiente.
—¿Estás segura? —murmuró él acercándose.
sus ojos descendieron hasta los labios de la joven. no podía soportarlo más.
Quería besarla. se estaba convirtiendo en una obsesión. la tomó inseguro por la barbilla, e hizo que alzase el rostro para inclinarse hacia ella.
El corazón de miranda empezó a latir apresuradamente. ansiaba desesperadamente aquel beso, y al fin iba a ocurrir.
—Joe... —musitó.
—Esto es una locura —murmuró él.
Pero, a pesar de todo, sus labios descendieron sobre los de ella. Demi no dudó ni un instante. Le echó los brazos al cuello y se puso de puntillas para apretarse contra él, gimiendo suavemente. 

Buenas noches niñas!!!!!
comenten muchoo despues le sigo... BESOS!!!


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