sábado, 5 de mayo de 2012

Two Lonely Hearts cap.3


Demi estaba empezando a sentirse algo nerviosa. 
La verdad era que no sabía nada de aquel hombre, y ella misma no tenía demasiado control sobre sí misma,
habiendo bebido de más, pero había algo en su mirada que la tranquilizó. Irradiaba fuerza interior y confianza en sí mismo, y eso era lo que necesitaba ella aquella noche: alguien en quien apoyarse, alguien que cuidara de ella.
tim se había comportado siempre más como un adolescente inmaduro y egoísta que como un marido, esperando siempre de ella que se encargara de todo: las facturas, las reparaciones, las compras, la limpieza de la casa... 


Sterling trabajaba como redactor en un periódico local, y ella como secretaria en un bufete, pero cuando él regresaba al hogar contaba con tener la comida en la mesa, con que no lo molestara mientras veía la televisión, y con que hicieran el amor cuando se le antojara. para ella el sexo con él no había sido algo placentero, sino una obligación desagradable que cumplía con la misma resignación que cualquiera de sus otras tareas. y entonces ocurrió: se quedó embarazada. Sterling se puso furioso, y cuando empezó a hincharse le decía que cada día la encontraba más repulsiva. al menos aquello había sido una mejora, porque ya no le impuso más que hicieran el amor, pero después... después había perdido al bebé. la joven se llevó la mano al vientre sin darse cuenta, y su rostro se contrajo de dolor.
—Demi, deja de mortificarte —le dijo Joe de repente, sorprendiéndola —. eso no hará que cambien las cosas —añadió arrojando la llave de la habitación sobre una mesita y ofreciéndole asiento en uno de los sillones —. voy a pedir que nos traigan café.
Tomó el teléfono, y momentos después una camarera les dejaba una bandeja con un elegante servicio de café y unos emparedados. Cuando se hubo marchado, apenas se había sentado Joe, cuando miranda se levantó apresuradamente para tomar la cafetera.
—No hace falta que lo sirvas tú—le dijo harden frunciendo el entrecejo, y deteniéndola con un gesto de la mano—. Ya lo hago yo. Eres mi invitada.
La joven se sentó de nuevo, algo azorada.
—Lo siento. Sterling siempre esperaba que yo le sirviera.
Joe la miró un instante. Estuvo a punto de responderle que su Sterling no parecía que hubiera sido un tipo muy caballeroso, pero no quería incomodarla más.
—¿cómo lo tomas? ¿solo... con leche?
—solo, gracias —murmuró ella.
Demi no había estado nunca en una habitación tan lujosa como aquella. Los amplios ventanales se asomaban a los modernos edificios iluminados de la ciudad. Era una vista magnífica, y repentinamente sintió deseos de salir a la terraza a tomar un poco de aire fresco. se puso de pie y se dirigió a la puerta, pero antes de que pudiera abrirla, Joe se había levantado e iba hacia ella a grandes zancadas.
—¡Por amor de dios, otra vez no! —exclamó con voz enfadada. Le rodeó la cintura con un brazo, y sin ningún esfuerzo la levantó, llevándola de vuelta a su sillón
—. Quédate ahí quietecita. no voy a consentir más episodios suicidas por esta noche, ¿entendido?
Demi asintió, tragando saliva. era muy alto, e intimidaba bastante. Aunque Sterling podía ser caprichoso e infantil, siempre había logrado controlarlo cuando estaba de mal humor, pero no le parecía que aquel hombre fuera controlable en absoluto.
—No iba a saltar —protestó—. solo quería tomar un poco el aire y admirar la vista.
Joe la cortó tendiéndole la taza de café.
—Ten. no creo que te deje totalmente sobria, pero al menos te animará un poco.
La joven tomó la taza y la levantó del platillo, pero el pulso le temblaba un poco.
—Ten cuidado —murmuró Joe—, no vayas a manchar ese bonito vestido.
—En realidad es bastante viejo —contestó ella con una sonrisa triste—. Hasta ahora siempre había tenido que preocuparme porque la ropa me durara bastante
tiempo. Sterling se puso furioso cuando me lo compré, pero es que quería tener al menos un vestido bonito para las ocasiones especiales.
Joe encendió un cigarrillo para controlar la irritación que se estaba apoderando de él, cuando se dio cuenta de que debería haberle pedido permiso a ella antes. había sido una descortesía.
—Perdona. ¿te molesta que fume?
—No, no —le aseguró ella meneando la cabeza—. de hecho, cuando nos casamos yo fumaba... soy secretaria y, bueno, ya sabes como es eso: todo el mundo fuma en la
oficina, y con el estrés yo acabé fumando también, pero tim me obligó a dejarlo porque decía que era algo poco femenino.
Joe estaba empezando a formarse una imagen de su difunto marido que no le gustaba nada. estaba claro que aquel tipo había sido un déspota con ella. dio una
calada a su cigarrillo y soltó una bocanada de humo.
—¿para qué clase de empresa trabajas? —inquirió.
—para un bufete de abogados —respondió ella—. es un buen empleo. además recientemente me han ascendido —dijo orgullosa—. ahora soy ayudante personal de
uno de los letrados. es estupendo, porque ya no me limito solo a mecanografiar cartas, archivar, y cosas así, sino que también le ayudo a reunir información para los
casos, y así no tengo que estar todo el día encerrada en la oficina.
harden no pudo evitar ser curioso.
—y ese hombre que estaba contigo en el bar esta noche...
miranda se rio ante la implicación por su tono de voz.
—no es lo que estás pensando. ese hombre era sam, mi hermano.
Joe enarcó las cejas.
—¿tu hermano te lleva por ahí de bares?
la joven frunció los labios divertida.
—para tu información, es médico, cirujano, y apenas bebe, joan, su esposa, y él me han dejado que me quede con ellos desde... desde el accidente. pero esta noche
le dije a sam que no quería importunarles más, que iba a ir a casa. en realidad venía de una fiesta de la oficina. yo no tenía ánimos para ir, pero al final marge, una compañera, acabó arrastrándome. me dijo que unos tragos me harían bien, pero es la primera vez que bebía, y con solo dos o tres ya esta demasiado «bien», así que marge llamó a sam para que fuera a recogerme. mi hermano quería llevarme
directamente a casa, pero a mí me entró una pataleta con que quería entrar en el bar del hotel para tomar una última copa, y accedió para que yo no montara una escena.
el pobre... —murmuró sonriendo—. en el fondo es un pedazo de pan. cuando se casaron, nuestros padres ya eran bastante mayores. mi padre murió cuando sam
estaba todavía en la facultad de medicina, y mi madre un año después. sam es diez años mayor que yo, así que prácticamente puede decirse que me crió. de hecho,
cuando se casó, me fui a vivir con joan y con él.
—¿y a su esposa no le importó?
—oh, no —contestó ella, recordando la amabilidad de joan y sus instintos maternales—. no pueden tener hijos, y joan siempre dice que para ella he sido más como una hija que como una cuñada. ha sido muy buena conmigo.
Joe no podía imaginar que alguien no pudiera ser bueno con ella. no se parecía en nada a las mujeres que había conocido hasta entonces. Demi, a diferencia de ellas, parecía tener corazón. además, a pesar de haber estado casada, había en ella una cierta inocencia que lo desconcertaba.
—¿has dicho antes que tu marido era redactor? — inquirió tomando un emparedado.
ella asintió con la cabeza.
—escribía una columna en la sección de deportes, casi siempre sobre rugby — explicó—. ¿a qué te dedicas tú, Joe?
—a la compraventa y cría de ganado —contestó él—. mi familia posee un rancho en jacobsville, texas, y mis hermanos y yo nos encargamos de sacarlo adelante.
—¿cuántos hermanos tienes?
—tres —respondió él brevemente. la pregunta lo incomodaba, porque realmente no eran sus hermanos, sino sus hermanastros, pero no quería entrar en detalles
personales. alzó la muñeca y miró su reloj de pulsera—. es casi medianoche. creo que haríamos bien en irnos a descansar. ha sido un día difícil para los dos. puedes
acostarte en esa habitación —le dijo señalando la de la derecha—. la puerta tiene pestillo, por si así te sientes más segura.
la joven meneó la cabeza suavemente.
—no tengo miedo de ti, Joe —respondió—, has sido muy amable conmigo, y espero que algún día, si lo necesitas, halla una persona que también lo sea contigo.
Él entornó los ojos, preocupado por hasta qué punto le afectaba la dulzura de la joven.
—esperemos que no sea necesario —dijo—. vete a la cama. cenicienta.
—buenas noches —musitó ella poniéndose de pie.
Joe respondió con un breve asentimiento de cabeza mientras apagaba el cigarrillo en un cenicero.
—oh, por cierto —dijo cuando ella se estaba dando la vuelta. introdujo la mano en el bolsillo de la chaqueta y le arrojó su pequeño bolsito de mano—, te dejaste
esto en el bar.
la joven atrapó el objeto y lo miró sorprendida: ¡lo había olvidado por completo!
aquella era una prueba más de la honestidad de aquel hombre.
—gracias —murmuró con una sonrisa.
—de nada. buenas noches.
la joven entró en la habitación de la derecha, y cerró despacio la puerta tras de sí. no tenía nada que ponerse para dormir, así que se quitó el vestido y se acostó
en combinación. estaba muerta de cansancio.
solo cuando el sueño estaba haciendo presa de ella recordó que no había telefoneado a joan ni a sam para decirles donde estaba, pero su hermano no volvería a casa hasta la mañana siguiente, y joan pensaba que ella se iba a su propia casa a dormir, así que no la echarían de menos. llamaría en cuanto se levantase, se prometió. cerró los ojos y se dejó arrastrar en brazos de morfeo, durmiendo por
primera vez sin una sola pesadilla desde el día del accidente.






Hola chicas hoy subo de todas las noves dos capi y empiezo con esta gracias por sus comentarios las Qiero un monton♥♥♥ Gracias por su comprension!!

2 comentarios:

  1. Micheeeee, me encanta esta nove. Finalmente me estoy poniendo al dia con tu blog :D
    Muy buen capi, sigo leyendo!

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