domingo, 27 de mayo de 2012

Two Lonely Hearts cap.15



Al día siguiente, Joe recibió la primera carta de Demi. no olía a perfume, 
y el sobre era blanco, pero la caligrafía era femenina y muy cuidada, y cada frase destilaba la dulzura de la joven. le decía que había ido a cenar un par de veces con su hermano y su cuñada, y que había empezado a ir a una iglesia baptista los domingos en su barrio, «por probar». Joe se sonrió al leer eso. Él le había comentado que era diácono en la parroquia baptísta de jacobsville y que cantaba en el coro, y se preguntó si no estaría tratando de agradarlo. le hablaba un poco de su trabajo, de unas plantas que había comprado para el jardín, y se despedía diciéndole que lo echaba de menos, y que esperaba que pudiera hacer un hueco para contestarle «cuando pudiera».
Joe volvió a sonreírse y decidió que lo haría en ese mismo momento.
Estaba 
acostumbrado a redactar sus cartas de negocios directamente con el ordenador, así que subió al estudio, se sentó frente al teclado, y empezó a escribir. se puso a
contarle que habían comprado nuevos toros sementales, le habló de las esperanzas que tenía puestas en el programa de cruce de razas que había expuesto en el congreso de ganaderos, de las reparaciones que iban a llevar a cabo esa semana... y de pronto se dio cuenta de que llevaba ya tres páginas. se rio entre dientes. Era curioso que siendo tan parco en palabras cuando conversaba con alguien, se enredase de ese modo por escrito. sin embargo, al releerla descubrió que le estaba quedando totalmente impersonal.
frunció el entrecejo contrariado. En fin, tampoco era cuestión de escribirle que no podía dejar de pensar en ella y que deseaba no haber abandonado chicago.
Eso sería pasarse. no quería que pensara que era un sentimental y un pusilánime. se encogió de hombros, imprimió la carta y la firmó antes de cambiar de opinión. no era un tipo de toques personales. Demi tendría que acostumbrarse a eso.
Demi se sintió tan emocionada cuando abrió la carta de harden un par de días después, que al principio no advirtió lo fría e impersonal que era. solo tras leer unos cuantos párrafos empezó a preguntarse si aquel era el mismo Joe Jonas que había conocido. aquella carta no parecía en absoluto dirigida a ella, sino a una extraña.
Empezó a cuestionarse si realmente estaría interesado en ella, o si estaría tratando de enfriar su relación al amparo de la distancia, de desilusionarla para que lo olvidara. tal vez lo único que había sentido por ella era deseo. además, aunque no hubiera amado a su marido, solo hacía un mes que había muerto, y le parecía una traición a su recuerdo el haberle dado tantas licencias a Joe. y lo peor era que, a
pesar de sentirse culpable, no podía dejar de recordar el placer que le había dado. lo echaba tanto de menos... el en cambio no parecía echarla a faltar en absoluto a juzgar por aquella carta que le había enviado. un momento, ¿y si Joe se había sentido agobiado al recibir la suya?
Los hombres eran así, no les gustaba sentirse atrapados, atados a una mujer. no debía permitir que sus cartas le dejaran entrever hasta qué punto ansiaba volver a
estar con él. sí, tenía que mantener su correspondencia en un tono lo más neutral posible, para que no se sintiera perseguido. aquella noche, mientras veía la televisión,
tomó papel y pluma, y, dejando a un lado su tristeza, comenzó a escribir.
Cuando Joe recibió la contestación de Demi, su vista fue bajando de una línea a otra con el ceño fruncido. ¿acaso se estaba arrepintiendo de lo que había surgido entre ellos?, se preguntó. ¿quizá lo que habían hecho pesaba ahora sobre su conciencia y solo quería olvidarlo? lo sabía, sabía que se había precipitado.
Esa noche, en su apartamento de houston, empezó a preguntarse si todo aquello iba a algún sitio. no, lo cierto era que no le parecía que lo suyo con Demi tuviese futuro. después de todo, ella era una chica de ciudad. nunca se adaptaría a la vida en un rancho, y él ya le había echado hacía poco el ojo a uno pequeño, cerca de jacobsville. de hecho, incluso había dado la entrada para comprarlo. la casa no estaba en muy buen estado, pero después de las reparaciones que estaba planeando quedaría como nueva, y eran buenas tierras donde probarse a sí mismo, donde
empezar de cero con algo que fuera verdaderamente suyo, no una herencia familiar del que ni siquiera había sido su verdadero padre. sin embargo, para alguien como Demi, que no entendía su estilo de vida, todo aquello no tendría ningún valor.
Se asomó a la ventana, observando las luces de la ciudad. por primera vez en su vida se preguntó si tal vez su madre habría sentido por su padre biológico lo mismo que él sentía por miranda. quizá su corazón había resultado apresado por una pasión tan abrasadora que no había podido resistirse, igual que el de él. Tal vez... tal vez hubiera amado a su padre de tal modo que se hubiera sentido incapaz de negarle nada, y mucho menos un hijo.
Se apartó del ventanal airado. ¿qué sentido tenía obsesionarse con Demi cuando aquella carta que le había mandado mostraba a las claras que no le importaba
tanto como él había creído? era obvio que estaba cerrándole puertas, que quería alejarlo de ella.
Cuanto más lo pensaba, más enfadado se sentía, pero los días fueron pasando, y también las semanas, y cuando se dio cuenta hacía ya tres meses que se había marchado de chicago. a pesar de que su conciencia le decía que haría mejor en cortar toda comunicación con ella, había seguido escribiendo a Demi en el mismo tono impersonal y distante, recibiendo idénticas contestaciones de ella.
Pero entonces ocurrió algo. un cliente de chicago había solicitado una reunión con uno de los hermanos Jonas para revisar las condiciones de un contrato, y habían estado discutiendo quién iría.
Nick se negó al instante, porque acababa de ser padre, y quería estar con su hijo y su mujer, Miley. Frankie, el menor, tampoco se mostró dispuesto. Acababa de regresar de un largo viaje, y lo que le apetecía era poder pasar un poco de tiempo con su esposa. Así pues, el asunto quedó entre Kevin y Joe.
—me parece que está muy claro cuál de nosotros debe ir —le dijo Kevin con una sonrisa burlona a su hermano esa tarde en el rancho—. ¿crees en el destino, Joe?
a su hermano sin embargo pareció incomodarle la idea de tener que volver a pisar chicago.
—no puedo ir. tengo muchas cosas que hacer aquí.
—¿que no puedes ir? «necesitas» ir —replicó Kevin—. cada día que pasa estás peor, ¿sabes? tienes un aspecto horrible, y es como si te estuvieras matando a trabajar para no pensar en Demi. ¿por qué no vas y la ves? ya ha pasado bastante tiempo. quizá esté ya más entera. ve a chicago y comprueba si la magia que surgió entre vosotros sigue ahí.
—lo dudo. en estos meses no me ha escrito más que cartas totalmente formales. probablemente esté saliendo con alguien.
—¿y si vas a averiguarlo en vez de especular?
Joe lo miró irritado. la posibilidad de volver a ver a Demi resultaba irresistible. se quedó observando a Kevin.
—bueno, supongo que podría hacerlo.
—claro que sí. yo me encargaré de todo en tu ausencia.

1 comentario:

  1. dios pero joe si es graciosos como quiere que demi le escriba cosas para darle esperanzas si el mismo no es capas de hacerlo nono hombres pero me encanto el capi

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