domingo, 27 de mayo de 2012

Two Lonely Hearts cap.16




Una vez llegó a chicago, Joe fue directamente a su hotel, y decidió que lo mejor sería no avisar a Demi de que estaba en la ciudad. quería sorprenderla y ver su reacción, porque eso le diría más que todas las cartas que había recibido.
y así, después del almuerzo con su cliente, regresó al hotel, se cambió, y a las siete menos diez se dirigió al edificio donde trabajaba la joven, y se quedó junto a la
puerta a esperar. a las siete empezaron a salir los empleados del bufete, pero no fue hasta las siete y cuarto que Joe al fin vio aparecer a Demi. estaba realmente
preciosa, aunque igual de delgada que cuando la viera por última vez.
Ella estaba buscando algo en su bolso mientras bajaba las escaleras de la entrada, así que no alzó el rostro hasta que casi chocó con él. su expresión le dijo a Joe todo lo que no se había atrevido a soñar, todo lo que sus cartas parecían
haber ocultado. primero lo miró sorprendida, después incrédula, y al instante siguiente sus grandes ojos se abrieron como platos al encontrarse con los suyos.
—¡Joe! —murmuró llena de dicha.
Él no pudo evitar esbozar una sonrisa de satisfacción.
—hola, Demi.
—¿cuándo has llegado? ¿cuántos días vas a quedarte? ¿tienes tiempo para tomar un café conmi...?
no pudo terminar la pregunta, porque él le puso un dedo sobre sus labios.
—te contestaré a todo eso enseguida —le dijo—. vamos, tengo el coche aparcado aquí cerca —y le ofreció su brazo.
—si hubiera sabido que ibas a venir a buscarme a la salida del trabajo habría salido a la hora aunque mi jefe se hubiese molestado —le dijo Demi mientras caminaban—, ¿llevabas mucho rato esperándome?
—solo unos minutos—contestó él.
—¿y cuándo has llegado a la ciudad?
—esta mañana —contestó él mirándola por el rabillo del ojo—. ¿cómo te encuentras?
—algo mejor. es curioso como el tiempo acaba por arrastrar incluso las penas.
Supongo que podría decir que ahora empiezo a ver las cosas desde otra perspectiva. Todavía me siento triste por haber perdido a mi bebé, pero lo voy superando. —me alegra oír eso.
Joe se detuvo al llegar junto al coche que había alquilado, y le abrió la puerta del acompañante para que entrara.
—no estaba segura de si volvería a verte —le confesó la joven tímidamente cuando él se hubo sentado al volante—. tus cartas eran cada vez más breves.
—las tuyas también —le espetó él en un tono con tintes de acusación—, además de frías.
Aquello pilló desprevenida a la joven.
—pero... pero es que yo pensé que mi primera carta te había incomodado... — balbució—. no hice más que imitar el estilo de tu contestación.
La expresión de Joe se suavizó al fin. aquello lo explicaba todo. no había sido más que un malentendido.
—lo siento. parece que los dos interpretamos lo que no era. verás, la verdad es que nunca había escrito a una mujer —admitió, poniendo el vehículo en marcha.
—no importa —murmuró miranda sonriendo. se sentía feliz. Joe no había pretendido mostrarse distante para alejarla de él—, ¿cuánto tiempo vas a quedarte en chicago?
—pues lo cierto es que venía por una reunión con un cliente, y ya lo he visto esta mañana.
El rostro de Demi se ensombreció por la decepción, pero giró la cabeza hacia la ventanilla para que él no lo advirtiera.
—entonces vuelves a texas —murmuró—. en fin, me alegro que pudieras pasar a verme. ha sido una sorpresa muy bonita.
Joe enarcó una ceja.
—bueno, yo había pensado quedarme al menos hasta mañana.
El rostro de Demi se volvió hacia él al instante, con los ojos brillantes.
—¿de verdad? ¿y por qué no vienes a mi casa? podría preparar una cena casera —y al verlo dudar, añadió—: no quiero perder toda la tarde en un restaurante.
—de acuerdo —aceptó él con una sonrisa—, con la condición de que me dejes ayudar.
la joven se rio.
—pero si no es necesario.
—¿qué? ¿no crees que un hombre sepa cocinar? espera y verás. te lo demostraré.
Sin embargo, cuando llegaron a la casa de Demi, pronto los dos se olvidaron de la cocina. Demi había sacado unas verduras de la nevera, y estaba colocando la tabla de cortar sobre la encimera y hablándole de su hermano Sam, cuando de repente, Joe se acercó por detrás y la tomó por la cintura, haciéndola girarse muy despacio.
la joven contuvo el aliento, y se quedaron mirándose a los ojos largo rato, hasta que la mirada de ambos descendió a los labios del otro.

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