jueves, 31 de mayo de 2012
Two Lonely Hearts cap.18
Demi no podía creer que él hubiera dicho lo que creía haberle oído decir. se quedó mirándolo anonadada.
—¿qué?
—quiero que vengas a casa conmigo —repitió harden. Él mismo se había sorprendido con aquella declaración, pero por primera vez en su vida estaba seguro de lo que deseaba—. quiero algo más que esto —añadió frotándose sensualmente de nuevo contra ella, y obteniendo un dulce suspiro de los labios de Demi—. te quiero a ti, no solo tu cuerpo.
—pero... ¿y mi trabajo? —inquirió ella.
—quiero que te cases conmigo... cuando nos hayamos conocido un poco mejor — murmuró Joe—. no me mires tan sorprendida —le dijo riéndose suavemente—. sabes tan bien como yo que con esta química tan fuerte que hay entre nosotros, acabaremos haciendo el amor antes o después. lo que siento por ti no tiene nada que ver con un romance de una noche, Demi, y no sería justo que te tratara como a
una conquista. ven a texas conmigo.
—¿y dónde me quedaría? ¿contigo, en tu apartamento de houston? —musitó ella.
—no, la tentación sería demasiado grande —replicó él con otra sonrisa seductora—. podrías quedarte en la casa donde me crié, con mi madre.
ella se quedó dudando un momento.
—pero, Joe yo... hay algo que no comprendo... tú me dijiste que odiabas a las mujeres. entonces, ¿por qué...?
—nunca he dicho que te odiara a ti —murmuró Joe. sus dedos se enredaron en el cabello de Demi, y la tomó por la barbilla para que lo mirara a los ojos—. nunca he deseado a nadie del modo en que te deseo a ti —le confesó—. desde que me marché no he hecho más que pensar en ti.
ella se echó hacia atrás, estremeciéndose de placer al ver que el movimiento había atraído los ojos de Joe hacia sus senos, y aquella vez no trató de ocultarlos.
Él los admiró, queriendo memorizar su textura y su color, y alzó los ojos de nuevo hacia los de ella, leyendo el inequívoco placer y orgullo que había en ellos.
—te gusta que te mire, ¿no es verdad?
Demi se sonrojó profusamente, pero asintió con la cabeza.
—sí —musitó.
—y a mí me encanta mirarte —le dijo él, acariciando levemente la curva de uno de sus pechos—. no vuelvas a ponerte jamás un sostén con relleno, ¿me oyes? —
añadió mirándola a los ojos—. dios, decir que tenías poco pecho... ese hombre debía ser miope —se incorporó un poco, mirándola de un modo elocuente—. supongo que no
querrás cocinar así...
-¡Joe! —exclamó ella incrédula, riéndose.
—bueno, es que eres tan preciosa... —murmuró él—. me gusta tanto mirarte...
tocarte... —sus dedos acariciaron los senos de miranda con delicadeza, haciéndola suspirar de nuevo—... besarte...
se inclinó otra vez sobre ella, tomando sus labios, hasta que lo que comenzó como un beso lánguido se tornó en algo apasionado y casi frenético, y de pronto la boca de Joe volvió a descender hasta las cumbres de sus senos,
mordisqueándolas, lamiéndolas...
—Joe... no será suficiente... —gimió ella desesperada.
—lo sé... dios, lo sé... —farfulló él. se tumbó sobre ella de modo que Demi pudiera sentir su excitación, y la miró a los ojos—. me permitirías poseerte, ¿no es cierto? —le preguntó con voz ronca—. aquí, ahora mismo...
—sí —musitó ella, acariciando la ancha y musculosa espalda de él, deleitándose en la ligera aspereza de su piel.
Joe mordisqueó el labio inferior femenino.
—no debemos. Demi... —masculló, lleno de frustración.
—no me importa. quiero que me hagas tuya.
Joe se estremeció por el impacto que le causaron aquellas palabras.
—es la verdad, Joe—murmuró ella—. te deseo...
el vaquero estaba mirándola hipnotizado, y respondió con vehemencia a sus besos, pero cuando las manos de Demi bajaron hasta la hebilla del cinturón, la detuvo. se había jurado a sí mismo que no permitiría que aquello fuese demasiado deprisa. tenía que controlarse. por ella y por él.
—Demi, no —murmuró apartándose de la joven.
—pero, Demi...
Él le tapó los labios con las puntas de los dedos.
—no, Demi. vamos a hacer las cosas bien. precisamente porque te respeto, esperaré —recogió el jersey de la joven del suelo y la ayudó a ponérselo. A continuación tomó su camisa, metió los brazos por las mangas y comenzó a vestirse —. anda, será mejor que vayamos a la cocina.
durante la cena, sin embargo, Demi se mostró muy callada, como si sus fantasmas estuvieran otra vez merodeando a su alrededor. Demi la observó preocupado mientras ella revolvía absorta su ensalada con el tenedor.
—¿en qué piensas? —le preguntó con suavidad.
ella alzó sus ojos hacia él, y apartó de su rostro un mechón de cabello oscuro.
—estaba recordando el día del accidente. lo cierto es que he estado sintiéndome culpable por ello todos estos meses, pero la policía dijo que no habría podido hacer nada para evitarlo. la carretera estaba resbalosa por la lluvia, y otro
vehículo trató de adelantamos de repente, sin avisar. yo reaccioné, pero una fracción de segundo tarde. supongo que fue el destino.
—supongo que sí—asintió él.
—Sterling nunca se portó bien conmigo, pero aun así siento que tuviera que perder la vida de aquel modo — dijo miranda con tristeza—. y mi bebé... me dolió tanto
perder a mi bebé... tenía tanta ilusión por tener un hijo...
—yo te lo daré —dijo Joe con voz ronca y un destello posesivo en sus ojos .
ella alzó la vista sorprendida.
—¿quieres... quieres tener un hijo conmigo? —inquirió en un hilo de voz, emocionada.
Joe había dicho aquello sin pensarlo, de un modo espontáneo, pero se dio cuenta, sorprendido, de que era la verdad, que no había dicho más que lo que su corazón ansiaba. un hijo podría ayudar a Demi a superar su dolor, y, aunque no estuviera enamorada de él, tal vez un hijo en común haría que a la larga sintiera al menos afecto por él.
—sí, Demi —le dijo con solemnidad—, quiero tener un hijo contigo.
la joven le sonrió con los labios y con la mirada.
—pero no ahora mismo, claro —le dijo él con una sonrisa traviesa—. primero, tú y yo vamos a conocernos mejor... hay muchos escollos que superar antes de buscar un sacerdote que nos case.
Demi sabía cuál era uno de los escollos a los que se refería: su pérdida.
esbozó una sonrisa con valentía.
—de acuerdo, Joe, como tú digas.
Él sonrió también y le apretó la mano con suavidad. por primera vez sentía que su vida iba en la dirección correcta.
esto es todo mañana subo nuevos argumentos de dos noves qe tengo ya listas qe espero les gusten besitozz♥
Blackmail A Woman Niley FINAL
—Porque te amaba tanto, y tú no me querías, que tenía miedo de hacer una tontería, como entrar en tu oficina y rogarte que me hicieras el amor. Pensé que si tenía un marido sería más fácil comportarme como una adulta y no como una adolescente. Además, me sentía tan tonta por ser virgen, porque no quería hacerlo con nadie que no fueras tú… ¿Nick? —susurró Miley—. ¡Estás llorando!
—Miley, Miley —Nick la abrazó fuertemente y la acunó en sus brazos.
—Bueno, a ti no te habría gustado que yo fuera virgen todavía. A Liam no le gustó. Pero casarme con Liam fue inútil. Sólo me hizo quererte más. Y cuando Liam dejó de interesarse por mí sexualmente, me alegré.
—Miley, ¿por qué no me contaste lo de Till?
—No me pareció importante. No al principio. Y luego… Luego fue demasiado tarde. Yo no me di cuenta en qué estaba metido ni lo que estaba sucediendo hasta que me lo dijo Dorland… Y aún entonces pensé que si le decía a Lucas Till que no estaba interesada en asociarme con él… Pero él quería conseguir Prét & Party, y me dijo que no dejaría que nadie se pusiera en su camino. Ni siquiera tú… Especialmente tú. Conocía Prét & Party antes de que Johnny le hablara de la empresa. Liam le había hablado de Prét & Party. Cuando Liam me vio en el aeropuerto, me dijo que Lucas y él habían enviado el vídeo. ¡Oh, Nick, estaba tan asustada!
—Y yo que te vi con Blayne y pensé…
—Yo habría pensado lo mismo en tu lugar —Miley intentó consolarlo.
Nick estaba en estado de shock por todo lo que ella le estaba contando.
—¿Y te casaste con Blayne por mí?
—Sí, así fue. Y eso fue un grave error, Nick. Porque lo engañé del mismo modo que él me engañó después. Yo sabía que jamás lo iba a amar… Liam arregló con Till la embosca da de Leeds. Yo quise protegerte de Till porque me dijo que te mataría si no aceptaba asociarme con él… ¡Oh, no, Nick! No lo hagas… —dijo ella cuando vio el brillo de emoción en los ojos de Nick.
—Miley, soy yo quien se supone que tiene que protegerte. No al revés. Oh, Miley, Miley, mi dulce amor…
—¿Tu amor? —preguntó Miley, sin poder creerlo todavía.
—Mi amor… Mi único amor… Y antes de seguir, quiero decirte algo más. Al margen de Till, de Liam Blayne, y del bebé incluso, te amo. Ahora lo sé. Y sé que te amaré siempre.
—¡Oh, Nick!
Un año más tarde…
—Quiero proponer un brindis por mi esposa, Miley. Mujer de negocios del año, madre de mi hijo, y dueña de mi corazón —agregó Nick en voz más baja, de forma que sólo Miley lo oyera.
Todos alzaron las copas y brindaron.
—Yo jamás habría tenido el coraje de abrir un nuevo negocio si no hubiera sido por ti, Nick —le dijo Miley cariñosamente.
—No te infravalores, Miley. Eres una mujer de mucho talento. Prét & Party Junior lo demuestra.
—Me pregunto qué pensaría Till si supiera que usé su idea… —dijo Miley, maliciosamente—. Jamás se me había ocurrido antes ni siquiera pensar en franquicias de organizadores de eventos… Y ahora que tengo un niño yo misma, me di cuenta de que había una necesidad real de que las mujeres se ayudasen entre sí en la organización de fiestas de niños y bautizos, y transmitir no sólo su experiencia sino cosas prácticas, como carpas, ropa, disfraces, todo. Es una forma de que las madres puedan compartir el gasto de las cosas que necesitan para las fiestas… y planearlas juntas, en grupo. De ese modo, cada niño del grupo tiene la fiesta que quiere y cada madre sabe que tiene un grupo que la ayuda.
—Y todo por un precio módico anual.
—Bueno, ha sido muy inteligente por tu parte pedir a Demi y a Joe que se involucren, y a Selena y a Justin. Con el donativo que nos dieron Joe y Justin, y la ayuda de los jóvenes del orfanato de Joe, a quienes estamos ayudando a formarse como cuidadores de niños, no sólo estamos dando fiestas para niños, sino educación y trabajo también.
—Como te he dicho, eres una mujer muy inteligente —repitió Nick.
—He sido lo suficientemente lista como para enamorarme de ti —respondió Miley dandole un beso lleno de amor.
FIN
Bueno chicas hermosas aqi les dejo el final de la nove espero les haya gustado tanto como a mi ;) pronto subire argumento de noves creo qe una jemi y otra niley comenten =)
Las Qiero♥
Bueno chicas hermosas aqi les dejo el final de la nove espero les haya gustado tanto como a mi ;) pronto subire argumento de noves creo qe una jemi y otra niley comenten =)
Las Qiero♥
martes, 29 de mayo de 2012
Blackmail A Woman Niley cap.36
Fue Nick quien la sujetó antes de que se cayera al suelo. Fue Nick también quien dijo que no pasaba nada, que simplemente no se estaba sintiendo bien últimamente. Pero Miley no se enteró de nada, porque seguía desmayada.
Cuando volvió en sí, segundos más tarde, estaba en el suelo de parquet de su tía, con Nick agachado a su lado.
—Tranquila, Miley. Te has desmayado. Eso es todo.
—Nick, me siento enferma —balbuceó—. Por favor, no me dejes.
Una hora más tarde, estaba acostada en una de las camas de la casa de su tía, rodeada de la madre de Nick, de Danielle y de su propia madre, quienes comentaban excitadas, que ellas lo habían sospechado, pero que no habían querido decirlo.
Miley estaba inmóvil, tratando de aceptar lo que le había dicho el médico, vecino de su tía.
Estaba esperando un bebé. Estaba embarazada del bebé de Nick. ¿Cómo no lo había imaginado?
—A mí me pasó lo mismo —oyó Miley decir a su madre—. Lo mismo, con mis hijos. Así que me lo he supuesto.
—Bueno, yo tuve la sospecha el día de Nochebuena —dijo la madre de Nick para no ser menos—. Tenía ese aspecto inconfundible…
Miley cerró los ojos y unas lágrimas resbalaron por su mejilla. Se sentía tan cansada, tan en estado de shock… Y el comentario de Johnny sobre Lucas Till había…
«¡Lucas Till!», pensó, e intentó incorporarse.
—Miley, querida, échate.
—¿Dónde está Nick? —preguntó Miley.
—El doctor Holland ha dicho que tenías que descansar y que tienes que comer más.
—Una sopa bien nutritiva es lo que le hace falta…
—Un caldo de pollo…
—Oh, sí. La niñera siempre solía decir que el caldo de pollo lo curaba todo.
Miley, cerró los ojos y se entregó al sueño. La siguiente vez que se despertó, Nick estaba al lado de la cama.
—Oh, Nick… —volvió a llorar. Debían de ser las hormonas… Nick le había agarrado la mano.
—Nick, vamos a tener un bebé…
—Sí, lo sé.
Ella derramó más lágrimas.
—¿Qué te parece? —le preguntó Nick.
Miley lo miró.
—Me alegro de tener un hijo tuyo. ¿Y tú qué opinas?
—Que quiero tenerte en mis brazos el resto de mi vida. Te amo.
—¡Nick! —ella lo miró, incrédula.
—Sí, te amo, Miley. Aunque no haya querido reconocerlo. Te amo tanto… Quiero que me dejes demostrarte cuánto te quiero. Sé que tú preferirías estar con Liam…
—¡No! ¡Jamás! —lo interrumpió Miley enfáticamente—. Todavía no puedo creer que me ames, Nick. Sabía que me deseabas en la cama… —se puso colorada—. Liam diría que soy frígida, pero tú me has hecho sentir como una mujer, Nick.
Miley lo miró con deseo y luego dijo sensualmente:
—Oh, Nick, no quiero divorciarme de ti, y no quiero estar con Liam —se estremeció—. Fue un shock tan grande verlo en el aeropuerto… Yo quería que no me viera, pero de repente vino hacia mí y me dijo… —se interrumpió mordiéndose el labio—. Me alegro de que estemos solos. Me sentía tan cansada cuando nuestras madres y Danielle estaban aquí… Todas dicen que lo han sospechado… Pero, yo, no. Creí que me sentía mareada todo el tiempo porque…
—¿Por Lucas Till? —dijo Nick.
—¡Oh, Nick! No te he contado… No te he explicado…
—Está bien, Miley. Sé lo que ha pasado. Al menos, eso creo —le dijo Nick tiernamente—. He estado hablando un largo rato con tu primo, y él me ha contado que Till le pidió que te presentase porque quería invertir en tu empresa.
—¿Realmente va a ir a la cárcel durante un tiempo largo?
—Un tiempo muy largo, según George. Parece que las autoridades sabían lo que estaba haciendo desde hace tiempo, pero tenían que esperar a tener pruebas suficientes para imputarle los cargos a él y a sus compinches.
—¿George? ¿Qué sabe él sobre esto? Creí que era un empleado público.
—Lo es. Trabaja en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Es el responsable de dar visados de trabajo y documentos a los inmigrantes —agregó.
Miley lo miró y dijo:
—Eso lo sé, no soy tonta, Nick. He tenido tanto miedo… Lucas Till quería conseguir Prét & Party para blanquear dinero… Estaba envuelto en todo tipo de negocios sucios. Liam estaba involucrado también… —Miley tembló.
—¿Por qué no me lo has dicho? ¿Ha sido por proteger a Blayne?
Miley agité la cabeza.
—No me importa lo que le pase a Liam. Jamás debí casarme con él, Nick. Sólo lo hice porque…
—¿Porque qué?
Hooolaaa chicas aqi de nochecita y de rapidita dejando el penultimo capitulo de esta nove mañana les subo del final :)
Gracias por todos sus comentarios niñas ,bienvenidas sean las nuevas lectoras pronto me pondre al corriende en sus blogs (claro las qe tienen )
BYE LAS AMO AMIGAS!!!!!
domingo, 27 de mayo de 2012
Blackmail A Woman Niley cap.35
Nick miró a Miley, y se dio cuenta de lo delgada y frágil que parecía.
Le había reiterado que no se divorciaría. Y le había pedido que no le dijera a nadie de la familia que quería divorciarse hasta que pasaran las navidades.
—¿Te has olvidado que podrías estar embarazada?
—No ocurrirá —dijo Miley.
Pero no estaba segura. Habían tenido relaciones después de su último período.
Nick vio las lágrimas en sus ojos entonces. Y las había visto el día de Nochebuena también, cuando habían ido a Misa de Gallo con sus padres y su madre.
El día de navidad se habían reunido con la familia de Miley, la madre de él, su tía abuela y con Beatrice y su familia. Miley apenas había hablado ni comido y Nick se había dado cuenta de las miradas especulativas de las mujeres de la familia, compartiendo, evidentemente, su preocupación por su delgadez y su mirada triste, algo nada normal en una feliz recién casada.
Los regalos de navidad que se habían comprado todavía estaban en el árbol sin abrir.
Nick había dicho que no tenía sentido abrirlos, y Miley se había marchado de la habitación con lágrimas en los ojos.
Nick deseaba tan desesperadamente que ella se quedara con él, y compartiera su futuro… Hubiera querido mostrarle lo felices que podían ser, y pedirle que aceptase su amor y que rechazara a Liam Blayne.
¡La amaba tanto!
Pero si él la amaba realmente… debería importarle más la felicidad de ella que su propia felicidad… Las lágrimas de Miley deberían importarle más que su propio dolor…
Por eso quería que ella se fuera con él. Blayne la destruiría. Le volvería a hacer daño. Sólo la estaba usando…
¿Y él? ¿No le había hecho daño? ¿No la había utilizado? ¿No la había poseído casi por la fuerza físicamente? ¿No intentaba poseerla emocionalmente por la fuerza ahora?
Miley miró a Nick.
—Tenemos que marcharnos. Ya sabes cómo es tía Alice —dijo ella.
Iban a pasar el Boxing Day con la familia.
Miley llevaba un vestido de terciopelo verde suave con puños de encaje. Estaba muy guapa, pensó Nick, y se la veía muy frágil.
—¿Miley? —dijo Nick, y notó la aprensión en sus ojos cuando lo miró—. He estado pensando…
Iba a decir que quería que lo volvieran a intentar, que quería que siguieran juntos, que ella significaba mucho para él y que no podía renunciar a ella.
Los ojos de Miley se llenaron de lágrimas agridulces. Cuánto hubiera deseado decirle todo aquello y que Miley fuera hacia él y le dijera lo mucho que significaban aquellas palabras para ella…
Nick respiró profundamente. Había tomado la decisión y no iba a vacilar. Tenía que probarse a sí mismo y probarle a ella su amor, anteponiendo las necesidades de ella, dándole la libertad de elegir.
—Tienes razón No tiene sentido que continúe nuestro matrimonio. En cuanto empiece el año, le diré a mi abogado que inicie los trámites de divorcio.
Porque la amaba lo suficiente como para dejarla marchar. Porque eso era el amor.
¡Nick se iba a divorciar de ella!, pensó Miley con un nudo en el estómago.
Pero eso era lo que quería ella.
No, no lo que quería, sino lo que tenía que hacer para protegerlo.
—Miley, estás temblando.
—Tengo frío —le respondió a su madre, sinceramente.
—¿Frío? Pero aquí hace calor y se está muy bien. ¿Te encuentras bien?
—Estoy bien —respondió Miley, aunque se moría por dentro.
—¡Miley!
Miley intentó sonreír a Johnny, que acababa de llegar con una chica muy guapa y tímida —Quiero presentarte a Tina. Tina, ésta es mi prima, Miley. ¿Quieres una copa de champaña ,Miley? —le ofreció, mostrándole la botella que tenía en la mano.
Miley agitó la cabeza y tembló. Ya no podía ni tomar café. Se sentía tan mal… Además, el champán le recordaba la primera noche que había pasado con Nick.
—¿Te has enterado de que Lucas Till es el cerebro de una banda que trafica con trabajadores inmigrantes? —le preguntó Johnny y continuó sin dejar que ella respondiera—. Al parecer, la policía llevaba meses vigilándolo, y ahora han apresado a toda la banda. Estaban involucrados en todo tipo de negocios sucios, lavado de dinero, prostitución, extorsión… Yo no tenía ni idea que él estaba metido en ese tipo de cosas. Dessie Arlington me lo ha dicho. Su padre es abogado. Le ha dicho que lo más probable es que Lucas pase el resto de su vida en la cárcel, junto con el resto de la banda… ¿Miley? ¡Miley!
¡¡¡¡es todo por hoy amigas
las qiero mucho ♥♥♥♥♥♥
comenten!!!!!!!!!
Blackmail A Woman Niley cap.34
—¿Qué?
—Ya me has oído, Nick. Quiero el divorcio.
Miley notó el shock en el rostro de Nick. Era evidente que no podía creerlo. Estaba pálido de rabia.
—Llevamos casados sólo un mes —Nick no podía creer el dolor que sentía en su pecho.
—Lo sé. He contado todos los días. Todas las horas… No funciona, Nick. Y no puedo, seguir con un matrimonio que no me hace feliz. Buscaré otro sitio donde vivir, e iniciaremos el proceso del divorcio.
—¡No!
Miley lo miró.
—Te advertí, cuando nos casamos, que era un compromiso para toda la vida por mi parte, Miley, y que esperaba el mismo compromiso por tu parte. No habrá divorcio —dijo, furioso, Nick.
No iba a dejarla marchar. Jamás. Miley era suya y él la amaba.
¿La amaba?, pensó Nick. ¿Amaba a Miley? Eso no era posible. Se había jurado no enamorarse. Pero parecía que aquellas emociones que había mantenido reprimidas toda la vida, presionaban para salir al exterior, y él no podía controlarlas.
Dolor, pena, celos y una determinación invencible de no dejarla marchar explotaron dentro de él con una fuerza tan poderosa que rompieron todas las barreras que él había levantado contra aquellas emociones.
¡Amaba a Miley!
Al ver el rotundo rechazo de Nick a la separación, Miley sintió una mezcla de esperanza y alegría. Pero vio la terrible realidad que su negativa podía provocar. Ella no había esperado aquella reacción de Nick. Había pensado que él le diría que recogiera sus cosas y se marchase.
—De acuerdo, no te divorcies de mí, entonces. Pero no puedes impedir que te deje, Nick. Y eso es lo que pienso hacer. En lo que a mí me concierne, nuestro matrimonio está terminado.
Nick intentó reprimir el extraño deseo de romper algo, porque se estaba rompiendo algo en su interior. ¿Sería su corazón?
Desde su regreso de la luna de miel él había notado que Miley no estaba contenta, y había creído que sabía por qué. Pero no se había dado cuenta de lo que él sentía. ¡Pero ahora lo sabía!
¿Por qué iba a dejar que su ex marido volviera a arruinar la vida de Miley? Ella estaba mucho mejor con él. Aunque estuviera enamorada de Liam, algún día le
agradecería lo que estaba haciendo. Algún día se daría cuenta de que estaban hechos el uno para el otro.
Quería razonar con ella, rogarle que siguieran juntos. Pero tratar con semejantes emociones era mucho para él. Sentía unos celos terribles, y no pudo evitar decir:
—No creas que no sé de qué se trata todo esto, Miley. Porque lo sé. Sé exactamente lo que ha estado ocurriendo a mis espaldas.
¿Nick lo sabía?
—Se trata de Liam Blayne, ¿verdad?
La vio exclamar, sorprendida.
—Te vi con él en el aeropuerto.
—¡Fue una coincidencia!
Al principio ella pensó que Nick conocía la historia de Lucas Till y Liam, pero luego se dio cuenta de que Nick pensaba que ella quería volver con Liam. ¿Y no era mejor dejar que pensara eso en lugar de que sospechase la verdad?
—Una coincidencia poco afortunada, deberías saberlo si tuvieras sentido común —dijo Nick, amargamente—. No creo que te hayas olvidado de lo que te hizo…
—Ahora es diferente. Liam ha cambiado, —mintió Miley.
—¿Ha cambiado? ¿Y tú, Miley? ¿Realmente sabes lo que quieres, Miley? Después de todo, me deseabas…
—¡No!
«¡Sí! ¡Sí!», pensó Miley.
—Creí que te deseaba, pero estaba equivocada.
Ella se estaba muriendo por dentro.
—Estás mintiendo, y pienso probártelo.
Nick estaba sorprendido de sí mismo.
Estaba totalmente fuera de control, guiado por la locura del amor.
Tiró de Miley antes de que ella pudiera impedirlo y la apretó contra su cuerpo. Luego la besó apasionadamente ferozmente, con rabia.
Miley sintió las manos de Nick tirando de su ropa mientras ella permanecía petrificada.
Nick le abrió un botón y deslizó sus manos por sus hombros.
—¿Te has acostado con él desde que nos hemos casado, Miley? ¡Dime!
—No.
—¿Todavía no? Pero vas a hacerlo, ¿verdad?
¿Es así?
¿Por qué se torturaba de aquel modo?, pensó Nick.
—Liam… —empezó a decir ella.
—¡Basta! No quiero oír hablar de él —dijo Nick, besándola para acallar lo que no quería oír.
Miley tembló, pero no de miedo ni de frío, sino de deseo. Aunque hubiera sido fácil tener miedo a Nick en aquel estado.
Pero ella no podía temer aquello que deseaba tanto…
—Puedo hacer que me desees, Miley —le advirtió él—. Y lo haré.
—No.
Nunca la había poseído de aquel modo antes, con aquella pasión tan desesperada. Pero ella respondió con su cuerpo, con su alma…
Lo deseaba, a pesar de la rabia de Nick. Esa rabia era como una cáscara que envolvía algo dulce dentro, algo que ella deseaba.
Miley se aferró a Nick desesperadamente.
—¡No! —exclamó él entre el ruido de sus exhalaciones agitadas y el movimiento de la cama.
¿Qué diablos estaba haciendo?, se preguntó Nick mientras luchaba con su propia rabia. ¿Por qué era tan brusco con ella? Era como si no pudiera imaginar a Miley sin Liam encima… Como si no pudiera borrar la imagen de Miley haciendo el amor con Liam. Y eso lo volviera loco.
Pero poco a poco empezó a ver sólo a Miley…
No podía, no debía ceder a su amargo dolor.
—¡Sí! —exclamó ella abrazándolo fuertemente.
No iba a dejar que se apartase ahora, después de que la hubiera llevado al borde del éxtasis. Ahora que ella podía transformar aquella furia de Nick en algo precioso, extraído del verdadero deseo y la satisfacción.
Miley se aferró a Nick y lo abrazó fuertemente, mientras él intentaba separarse de ella.
Ella se movió rítmicamente con él, contra él encima de el, lentamente, creando una armonía que fue creciendo hasta desembocar en una explosión de placer y satisfacción.
Celos de Nick de esos qe les gustan a todas mis amigas lectoras
especialmente para ustedes jiji ♥.♥
Blackmail A Woman Niley cap.33
Miley dudó frente al escaparate de la joyería. Era el cumpleaños de Nick aquel día, y aquella noche iban a ir a cenar fuera con su familia. Ella ya le había comprado una corbata de seda, y no podía permitirse comprarle uno de los caros relojes que tenía delante.
Además, él reemplazaría el Rolex robado en algún momento. Había sido asegurado.
No obstante, había un cartel en el escaparate que ponía que también vendían relojes de segunda mano de excelente calidad.
Podía entrar y preguntar.
Media hora más tarde, salió de la tienda con un Rolex en su bolso.
Era el mismo modelo que el del reloj que le habían robado a Nick, y ella estaba encantada de poder regalárselo, aunque se hubiera gastado todo lo que tenía en su cuenta bancaria.
¿Se lo pondría incluso después de que se divorciaran?
Una gran pena le inundó el corazón.
Iban a ir a cenar al Carlon Towers, porque según Nick servían la mejor carne de Londres.
Nick llegó a casa cuando Miley acababa de salir de la ducha. Estaba sentada en la cama, envuelta en una toalla. Cuando Nick entró en la habitación, vio la caja del reloj a su lado.
—¿Qué es esto? —preguntó Nick cuando ella se lo dio.
—Tu regalo de cumpleaños.
—Creí que me lo habías dado esta mañana.
—¿La corbata? Sí, lo sé. Pero esto es algo extra —le dijo Miley sensualmente.
Su sonrisa le alegró el corazón. Nick se sentó a su lado y abrió el regalo.
El no se había imaginado nada, pero cuando abrió el papel y vio el Rolex se sorprendió.
—No es nuevo, me temo. No pude… Pero es como el que perdiste.
No lo era, porque el suyo había pertenecido a su padre. Pero Nick no se lo dijo. Se puso el reloj sin decir nada y luego la abrazó y la besó ferozmente.
Le daba la impresión de que hacía mucho tiempo que él no la besaba así, aunque sólo habían pasado quince días desde su luna de miel. Y si Nick no le había hecho el amor tan apasionadamente desde que habían llegado había sido porque ella no lo había animado a hacerlo, pensó Miley.
Pero luego dejó de pensar, cuando él rodó con ella en la cama y la siguió besando.
—Habéis llegado tarde. ¿Qué os ha entretenido? —preguntó la madre de Miley cuando Miley y Nick entraron en el restaurante del Carlton Towers.
Automáticamente Miley miró a Nick. Afortunadamente estaba oscuro para que los demás notasen el modo en que él la miró.
—¡Nick! Has recuperado el reloj —dijo Danielle.
—En realidad, no. Miley me lo ha regalado para mi cumpleaños —Nick volvió a mirarla.
—Ajá… Ahora comprendo por qué por una vez no somos los últimos en llegar… —comentó Danielle.
Volvieron a casa después de medianoche.
—Sólo quedan tres semanas para Navidad —dijo Miley.
—Mmmm… Después de Año Nuevo sería una buena época para buscar la casa de campo…
Miley sintió pena en su corazón. Para entonces habrían terminado, gracias a Liam y a Lucas Till.
—¿Qué ocurre? —preguntó Nick.
—Nada. ¿Por qué?
—Oh, no lo sé. Tal vez porque la temperatura emocional ha bajado unos diez grados —respondió Nick—. Te anda rondando algo en la cabeza, Miley.
—No es cierto. Sólo estoy cansada.
—Quiero terminar con el tema de las deudas de Prét & Party antes de Año Nuevo —dijo Nick. Creo que deberíamos ir juntos a ver al señor McVicar y…
—¡No!
—¿Por qué no?
—Ya te lo he dicho. Prét & Party es un negocio mío y quiero que siga siéndolo. Y… ¡No quiero que me presiones para que haga algo que no quiero!
Nick no dijo una palabra. Pero bastó con su mirada.
Miley hubiera querido pedirle que comprendiera. Pero no podía hacerlo.
Tenía que sacrificar su matrimonio. Y como Nick no la amaba, podría seguir con su vida perfectamente mientras que ella se sentiría sola el resto de su vida.
Faltaba una semana para Navidad. Todas las tiendas de Knightsbridge, y por supuesto los grandes almacenes como Harrods y Harvey llevaban anunciando la navidad desde hacía semanas. Miley había hecho todas las compras y enviado todas las tarjetas de navidad. La señora Crabtree se había tomado unas vacaciones para poder pasar más tiempo con su hija y sus nietos, y Miley había disfrutado mostrándole a Nick sus habilidades culinarias, aunque él había cocinado para ella la noche anterior.
Nick no había vuelto a hablar de Prét & Party nuevamente, pero había una tensión entre ellos que le dolía a ella, aunque por otra parte trataba de disfrutar de cada momento que le quedaba con él.
Al menos Nick seguía haciéndole el amor, todas las noches, con pasión y determinación. Pero no con amor, por supuesto.
Sonó el timbre y Miley fue a abrir automáticamente. Se quedó helada cuando vio a Liam en los escalones.
Intentó cerrar la puerta, pero Liam se lo impidió y entró en el vestíbulo.
—¿Qué estás haciendo? Creí que te gustaría verme. Lucas me dijo que te apetecería verme.
—Liam, no has debido venir aquí —protestó—. Si Nick te viera…
—El no está en casa, ¿no?
—No, está en el trabajo. Pero si estuviera aquí…
—Pero no está… —dijo Liam con un tono supuestamente cariñoso.
Pero ella sabía que era falso.
—Sabes, Miley, Lucas tiene razón… Nos precipitamos al divorciarnos, sin dar a nuestro matrimonio una oportunidad. Admito que yo fui un poco egoísta.
Evidentemente Lucas lo había aleccionado bien, pensó ella.
—No me extraña que te arrepientas de haberte casado con Carring. Supongo que, cuando lo comparas conmigo, sobre todo en la cama, te parecerá muy malo. Después de todo, la cama es mi especialidad, ¿no?
Miley tuvo que reprimirse decirle que lo poco que recordaba de él de su «especialidad» era un desastre.
—Tú fuiste mi primer amante —respondió ella.
—Sí, y supongo que habrás pensado que todos los hombres serían tan buenos como yo, ¿no? —agitó la cabeza—. Pero no importa, pronto tú y yo podremos recuperar el tiempo perdido. De hecho… —miró hacia las escaleras—. ¿Por qué no empezamos ahora? Si quieres subimos y te hago un regalo especial para Navidad…
Miley hubiera querido gritar que se fuera antes de que vomitase. Pero, si Liam sabía que ella amaba a Nick, lo pondría en grave peligro, y Lucas Till tendría algo con qué chantajearla.
—Aquí no… Quizás en otro sitio… —dijo ella para disimular.
—¿En otro sitio? ¿Qué te parece si vienes conmigo ahora? Veo en tu mirada cuánto me deseas…
Liam intentó agarrar su mano y tirar de ella.
—¡No, Liam! Estaba a punto de ir a ver a mi madre… —balbuceó.
—Lucas me pidió que te diera un mensaje —dijo Liam, soltándola—. Le has dicho que planeabas dejar a Carring, pero todavía estás viviendo con él.
—No puedo irme así sin más.
—No… —Liam la miró con curiosidad—. Me da la impresión de que quieres asegurarte unos cuantos millones suyos antes de marcharte, y no te culpo por ello.
—Sí. Eso es exactamente lo que he planeado —mintió Miley—. Y de momento no puedo reunirme con Lucas, Liam.
Nick sospecharía. De hecho, ya sospecha algo porque no he querido que sea socio mío en Prét & Party .
—Bueno, Lucas se está poniendo impaciente, y también los hombres a los que representa. Lucas me ha dicho que, si no te deshaces de Carring voluntariamente, será él quien haga algo para que se termine. Ah, y ha dicho que ni se te ocurra contarle a Carring lo que está pasando, porque eso sería como firmar su sentencia de muerte.
Miley no sabía cuánto tiempo hacía que se había ido Liam. Se había quedado sentada en las escaleras de la casa, rodeando sus rodillas con sus brazos, incapaz de moverse. Pero le parecía que era de noche, porque el vestíbulo estaba oscuro. Miley recordó distintos momentos vividos con Nick en el corto tiempo que llevaban juntos, y pensó en los pequeños proyectos que tenían, como ir a comprar un árbol de navidad el próximo fin de semana. No volvería a vivir nada de aquello. Su pérdida le producía un profundo dolor…
Pronto todo se terminaría. Tenía que ser así. Si no…
The Man She Loves to Hate cap.10
Nick se despertó lentamente, reconociendo vagamente el lugar en el que se encontraba. La cama en la que yacía era cálida, pero no suave. La mujer que tenía entre sus brazos tenía la ropa interior puesta, pero él no, algo que no solía
ocurrirle. Además, tenía un tremendo dolor de cabeza, lo que tampoco solía ocurrirle. El alcohol no estaba entre sus vicios y se mantenía alejado de las drogas. Las mujeres eran su debilidad. Deslizó suavemente la mano por debajo de la camiseta que ella llevaba puesta y le acarició la espalda, lo que le aseguró que aquella tenía unas exquisitas formas. Sin embargo, ¿por qué no estaba desnuda?
¿Y por qué no se sentía él adecuadamente... descansado?
Su cuerpo le decía que aún tenía trabajo que hacer mientras que su mente le decía algo completamente diferente. Estaba tumbado de espaldas mientras
que ella estaba acurrucada contra su costado, casi encima de él, con la pierna colocada sobre su muslo. Era muy delgada y casi no pesaba nada en absoluto.
¿Desde cuándo dormía él tranquilamente con una mujer entre los brazos?
Nunca. Ésa era la respuesta.
Los ojos le escocían y la cabeza... Deseó profundamente que su cabeza le perteneciera a otra persona. ¿Qué había estado él haciendo?
Recordaba claramente el entierro de su padre. Recordaba haber tratado de comprender el conflicto de sentimientos sobre la muerte de un padre al que había amado y los sentimientos sobre la muerte de un hombre cuyos actos había despreciado por completo. No recordaba nada de la fiesta de despedida de su madre. Tal vez él se había ido a beber por ahí. Tal vez se había emborrachado por
completo y se había ido a la cama con una mujer para consolarse. No era exactamente lo que un buen hijo habría hecho, pero él no era un buen hijo.
¿Quién era aquella mujer?
Abrió los ojos y la miró. Entonces, volvió a cerrarlos rápidamente. Una castaña. Cole jamás se acostaba con castañas. Le recordaban demasiado a su padre y a la...
De repente, lo recordó todo. El muchacho del teleférico. La avalancha, el accidente, la odisea hasta llegar al quiosco. Y a ella.
Miley Cyrus.
Nada más y nada menos.
Odiada desde la infancia por los pecados de su madre. Evitada por unos pecados que no eran suyos. Deseada...
Eso era ciertamente lo que sentía su cuerpo.
Llevaba ya mucho tiempo deseándola si quería ser sincero consigo mismo, pero tan sólo como un niño mimado desea la única cosa que sus padres le niegan.
Se había sentido atraído por ella. ¿Y qué? Les ocurría a la mayoría de los hombres.
Nunca había hecho nada al respecto.
Entonces, Miley se movió en sueños y le rozó el hombro con los labios. Se acercó más a él, lo que hizo que Nick lanzara un gruñido en voz alta. Le enredó los dedos de una mano en el cabello, supuestamente para persuadirla de que se
fuera a dormir a otro sitio.
Sin embargo, la mano permaneció donde estaba, igual que ella.
Con los ojos aún cerrados y maldiciéndose por diez razones diferentes, Nick no se apartó de ella. Tenía el cuerpo cálido y suave, deliciosamente cálido. No era un muchacho. Decididamente no era un muchacho. Miley suspiró y se subió un poco más encima de él. Aún no estaba despierta, pero él sí lo estaba. También muy excitado y aquella dolorosa contención resultaba nueva para él.
¿Qué podía hacer? ¿Qué podían hacer él y la mujer que lo había llevado hasta la relativa seguridad del quiosco, lo había metido dentro, lo había desnudado y lo había hecho entrar en calor antes de sucumbir a su propio agotamiento?
«Yo no soy mi padre».
no tenía por costumbre hacerse con todo lo que deseaba Nick Jonas sin pensar en las consecuencias. Decidió que tenía que despertarla. Quitársela de encima. Encontrar unos analgésicos y tomárselos. Poner su cabeza a pensar.
Entonces, ella se movió e hizo un sonido parecido al de un gatito cuando se acurrucaba en busca de calor. Nick se movió con ella, alineando su cuerpo de manera que su firme masculinidad descansara contra la entrepierna de Miley.
Gruñó porque sabía que no debería estar haciendo aquello, pero resultaba tan erótico... Como si sus manos tuvieran vida propia, se deslizaron por la espalda de Miley. Lenta, muy lentamente, él trazó una línea imaginaria con los dedos a lo largo de la espina dorsal y saboreó la forma y la textura de lo que sabía que no podía tener.
Ella se movió contra él, frotándose contra él. Los dedos de Nick habían alcanzado el borde de las braguitas. Había llegado el momento de detenerse.
—Castaña —susurró para que ella se despertara—. Despiértate. Levántate de encima de mí.
Lentamente, como si estuviera surgiendo de un sueño producto de los narcóticos, Miley colocó las manos sobre el torso de él y se incorporó. Tenía los labios entreabiertos y los ojos adormilados, sugerentes. El cabello le caía por un
rostro que perseguiría a Nick para siempre. En cuanto al tacto de su piel...
—Castaña —dijo con voz ronca—, tienes que apartarte de mí.
—Te oí la primera vez —murmuró, pero no movió ni un músculo. Nick tampoco.
Entonces, muy lentamente, Miley comenzó a moverse contra él. Las manos de Nick la animaron y se le tensaron sobre el trasero, guiándola, deseando mucho más de ella. Miley colocó las dos manos sobre las mantas, a ambos lados del rostro de Nick. Tenía los labios a pocos centímetros de los de él.
—¿Qué tal tienes la cabeza? —susurró ella.
—Mal.
—Hice lo que pude.
—Lo sé —gruñó él. Las palmas de las manos seguían cabalgando sobre sedosos muslos, mientras que los pulgares se metían por debajo del elástico de
las braguitas, deseando entrar un poco más.
—Miley...
Una orden. Una súplica. Un último intento desesperado por recuperar la cordura.
—Lo sé. Quieres que me aparte —musitó ella. Los labios estaban ya muy cerca.
—Ahora mismo.
Nick emitió la orden al mismo tiempo que el pulgar se deslizaba debajo de las braguitas y encontraba la cálida humedad de su centro.
—Está bien...
Miley se atrapó el jugoso labio inferior entre los dientes y realizó un ligero movimiento hacia él.
Estaban perdidos.
—No te gusta que te toque, ¿te acuerdas? —susurró ella.
—Me acuerdo.
—Tú pensabas que yo era basura.
—Ésa no era la razón —susurró. Cuanto más movía el dedo, más le costaba pensar—. Un beso y tendrás que apartarte de mí. Sólo uno...
—Sólo uno —repitió ella.
Entonces, sus labios tocaron los de él, suaves y tentadores. No se podía decir que aquello fuera ni siquiera un beso hasta que él inclinó un poco la cabeza y lo profundizó y comenzó a delinear los labios de Miley con la lengua.
Quería entrar. Quería saborearla tan sólo una vez.
No podía creer lo mucho que deseaba hundirse en ella aunque sólo fuera una vez.
Debía de ser un loco el que tenía aquellos pensamientos. No él. Para él, Miley Cyrus era una mujer prohibida.
Entonces, ella entreabrió los labios. Cuando la saboreó, Nick se sintió como si cayera de los confines de la tierra.
Miley sabía que estaba mal desearlo de aquella manera. Debería haberse apartado de él cuando Nick se lo pidió, pero su cuerpo resultaba tan cálido y aquellas manos... Parecían conocer todo lo que el cuerpo ansiaba, sabían...
Nick besaba como un hombre que sabía perfectamente cómo saborear lo que le agradaba. El sabor de su boca se le subió a la cabeza y le quitó toda capacidad de razonamiento cuando apartó las braguitas a un lado y reemplazó el algodón con su sedosa masculinidad. Un beso que duró una eternidad mientras él la colocaba, o ella lo colocaba a él, y se hundía dentro de ella.
Sin romper el beso, Miley gimió. Entonces, los dos empezaron a moverse y el placer se multiplicó.
¿Cómo podía saber...? ¿Cómo podía saber que el hecho de que le acariciara suavemente la espalda la excitaba tanto y le permitiría una posesión mucho más profunda? Sensaciones abrumadoras que se multiplicaron cuando él profundizó aún más el beso y comenzó a moverse dentro de ella como si estuvieran atrapados en un lánguido y dulce sueño. Un hombre muy atractivo, de hermoso cuerpo y táctiles manos, con una forma de acariciarla que la mandó directamente al orgasmo más potente que ella había experimentado nunca. Sólo entonces, fue cuando el beso, el único beso que habían compartido, se rompió para testificar en voz alta el placer que él le había hecho sentir.
Miley escondió el rostro contra el cuello de él para ahogar sus gritos. Él gruñía también y la abrazó con fuerza. Entonces, le sujetó la cabeza para que ella apretara la boca a su piel y se hundió en su cuerpo por última vez, con urgencia, mientras Miley cabalgaba una segunda oleada de placer y le mordía con fuerza en la piel.
En el interior de su cuerpo, una y otra vez, él vertió su cálida semilla muy dentro de ella.
Espero les guste : D
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