domingo, 17 de junio de 2012

Two Lonely Hearts cap.26




A la mañana siguiente, Joe llamó a la puerta del cuarto de invitados, donde dormía Demi, más temprano de lo que lo había hecho ningún día desde que llegaran al rancho.
—Levántate y ponte unos vaqueros, botas, y una camisa de algodón —le dijo—. Si no tienes, podemos tomarlos prestados de la esposa de Frankie. creo que debe tener tu talla más o menos.
—no hace falta, yo tengo —contestó Demi.
—bien, porque voy a enseñarte a montar. ve a las caballerizas cuando hayas terminado de desayunar, ¿de acuerdo? yo tengo que hacer un par de cosas antes.
la joven oyó alejarse sus pisadas, y se rio como una niña traviesa mientras se vestía. ahora que ya había aceptado a la chica de ciudad que creía que era, había llegado el momento de desvelarle la verdad. ¡menuda sorpresa se iba a llevar!
Se reunió en las caballerizas con Joe, como habían acordado, ataviada con unos vaqueros oscuros, una camisa de cuadros roja, botas, y el cabello recogido en una coleta.
—estás preciosa —le dijo Joe con una sonrisa—, casi pareces una vaquera.
«pues aún no has visto nada, vaquero», pensó ella divertida.
—vaya, gracias —le respondió alegremente—. ¿qué tengo que hacer?
—primero voy a enseñarte cómo subirte al caballo. vamos, ven aquí, no tengas miedo —la animó en un tono tranquilizador—. ronco es el caballo más tranquilo del
rancho, y cualquiera puede aprender a montar, no es nada difícil. lo único que tienes que hacer es prestar mucha atención a mis indicaciones y seguirlas al pie de la letra.
por supuesto, Joe ignoraba por completo que se había criado en un rancho, pero la joven empezó a sentirse herida en su orgullo cuando él siguió hablando, explicándole en un tono algo condescendiente lo más básico.
—um, ¿te importaría sostener las riendas un momento? —le pidió, dispuesta a acabar con la farsa. estaba deseando ver la cara que se le quedaría.
—claro —farfulló él tomándolas con el ceño fruncido—, pero, ¿para qué?
—enseguida lo verás.
Demi se alejó, tratando de contener la risa.
—¿lo tienes bien sujeto? —le gritó cuando estuvo varios metros.
—sí, claro que sí —respondió él impaciente—. por qué diablos te has ido tan lejos?, ¿y para qué uieres que sostenga las riendas?
—tú sujétalo—voceó ella—. voy a enseñarte cómo me subo yo a un caballo.
Se preparó, salió corriendo hacia Joe y el animal, saltó, se apoyó un momento en la grupa del caballo con ambas manos, y aterrizó limpiamente sobre la silla como lo había hecho en los rodeos en los que había participado años atrás.
La expresión en el rostro de Joe era impagable. Incluso Kevin, que había presenciado la escena desde la puerta de las caballerizas, no podía dar crédito a lo que acababa de ver.
Demi echó hacia atrás su coleta en un gesto petulante y se rio divertida.
—¡cielos, Joe!, ¡ojalá tuviera un espejo para que te vieras la cara!
Él aún tardó un par de segundos en reaccionar.
—¡no me habías dicho que supieras hacer eso! — exclamó atónito.
La joven se encogió de hombros con la sonrisa triunfante todavía pegada en los labios.
—bah, si no ha sido nada... —le respondió—. cuando vivíamos en dakota del sur gané tres años seguidos el primer premio en la exhibición de acrobacias a caballo. mi
padre solía decir que era la mejor amazona que había en el lugar.
—¿en qué lugar? —preguntó harden boquiabierto.
—en su rancho —contestó ella divertida—. ¿quién es ahora una chica de ciudad?
Joe pestañeó incrédulo, pero al instante se dibujó en sus labios la sonrisa más amplia y hermosa que miranda le había visto jamás. sus ojos la observaban brillantes,  ebosantes de admiración y orgullo.
—verdaderamente estás llena de sorpresas —le dijo.
—pues aún te queda mucho por ver —se rio ella—. ¿tienes un sombrero para prestarme?
—toma el mío —le dijo Kevin, acercándose y arrojándoselo—. bueno, bueno... ¿desde cuando hacen rodeos en chicago?
—resulta que se crió en un rancho en dakota del sur —le dijo Joe poniendo los brazos en jarras—. ¿puedes creer que me lo haya estado ocultando todo este tiempo?
—las sorpresas son lo que hacen la vida más interesante —intervino Demi burlona, mientras se colocaba el sombrero, un par de tallas demasiado grande para ella—. si me das un palo puedo usarlo de paraguas —bromeó, girándose hacia Kevin. El mayor de los Jonas la miró indignado.
—¿me estás llamando cabezón?
—oh, no, por supuesto que no —murmuró ella riéndose, mientras balanceaba el sombrero, que le cubría las orejas y casi le tapaba los ojos.
—lo que pasa es que tú tienes la cabeza muy pequeña —le espetó Kevin.
—¿a qué edad aprendiste a montar? —le preguntó Joe a Demi cuando dejaron de reírse.
—a los ocho años —contestó ella—, y todavía monto cuando tengo ocasión. me encantan los caballos.
—¿no sabrás conducir ganado y marcarlo también, verdad? —inquirió Joe, diciéndose que ya nada lo sorprendería.
—si me das un caballo como Dios manda ya lo creo que sí —le dijo ella acariciando el cuello de su montura—. no tengo nada en contra de ronco, pero me temo que no me serviría de mucho en medio de un rebaño de vacas.
harden se rio.
—no, es verdad. te ensillaré a dusty y saldremos a los pastos. 
y se alejó con Kevin de nuevo hacia las caballerizas.
—¡vaya con la chica de ciudad!, ¿eh? —le dijo su hermano.
Joe sonrió encantado.
—ya puedes decirlo, ya... ¡y yo que estaba preocupado porque no encajaría aquí!
—es una mujer de armas tomar —se rio Kevin—. no la pierdas.
—no pienso hacerlo —respondió harden—, aunque tenga que atarla al cabecero de la cama.
Kevin le lanzó una mirada irónica
—no te tenía por un pervertido...
Joe lo miró furibundo y entró en las caballerizas entre las carcajadas de Kevin.





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