domingo, 3 de junio de 2012

The Man She Loves to Hate cap.13





Miley estuvo durmiendo el resto de la noche. Nick la despertó a las diez de la mañana del día siguiente con el olor a beicon, a huevos y a café recién molido.
Aparentemente, sí que sabía utilizar la cafetera. Parecía agotado, pero sus ojos parecían serenos cuando la observó. Ella se levantó, se frotó el rostro y se desperezó.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó él desde el fogón.
—Como si me hubiera estrellado contra la ladera de una montaña, hubiera tenido que avanzar en la ventisca y me hubiera quedado dormida en el suelo — dijo ella. Se apartó el cabello del rostro y sintió un dolor en la mandíbula que no había notado la noche anterior. También tenía dolores en otras partes del cuerpo.
—Supongo que no me ha pegado nadie mientras dormía, ¿verdad?
—Efectivamente, tiene mal aspecto.
—Probablemente el aspecto es lo peor —replicó ella mientras se acariciaba suavemente la mejilla—. Me salen hematomas muy fácilmente. ¿Y tú? ¿Qué tal tu cabeza?
—Más o menos. Me he tomado unos analgésicos que encontré en el botiquín, pero no me acuerdo de cómo llegamos aquí. Ni de haberme desnudado.
—Bien —dijo ella. Se levantó y empezó a buscar sus botas de nieve—. Te aseguro que no fue nada memorable.
Mentirosa.
—Sí que recuerdo haberte prometido un cierto nivel de cortesía —comentó él.
Se detuvo lo suficiente para que Miley pudiera enumerar mentalmente todo lo que había ocurrido entre el hecho de que Nick se desnudara y el momento en el que prometió ser cortés con ella. Prefirió no revivir mentalmente el momento
en el que los dos se habían proporcionado una intensa satisfacción sexual. Aún no era capaz de encontrar una buena razón que explicara por qué habían hecho
aquello.
—¿Cómo te gustan el beicon y los huevos?
—Crujiente y bien hecho. Gracias. ¿Conseguiste hablar con alguien por radio?
—Sí. Hace veinte minutos. Los de la estación base saben que estamos aquí. Se lo van a decir a tu madre. Y a la mía.
—Ah. Estoy segura de que esto les va a sentar muy bien.
—Eso mismo estaba pensando yo —murmuró él mientras servía los huevos en los platos y se disponía a cocinar el beicon—. Nadie ha podido comunicarse con Hare. Van a mandar un helicóptero en cuanto el tiempo lo permita, lo que calculan que ocurrirá dentro de un par de horas.
Miley asintió. Estaba segura de que podrían pasar dos horas juntos comportándose civilizadamente. Si evitaban hablar de la familia y se guardaban cada uno sus opiniones al respecto, sería posible.
—Hare debería haber dado señales de vida —susurró ella.
—Lo sé.
—¿Crees que deberíamos ir a buscarlo? Tal vez podríamos ir a la torre de control y ver si sigue allí el vehículo de nieve. Podríamos incluso poder llegar a su cabaña.
—No —replicó él—. Creo que deberíamos dejar que fueran los equipos de rescate los que busquen a Hare. Llegarán enseguida y vendrán más preparados.
—Pero...
—Miley, ni tenemos ropa ni equipamiento especializado. Si Hare ha estado fuera con la ventisca de anoche, no va a estar en buena situación. Si está en uno de los edificios, estará bien, igual que nosotros.
—¿Podemos evitar utilizar la palabra «nosotros»? —replicó ella sin poder contenerse—. No me siento muy cómoda.
—Supongo que preferirías que tampoco utilizara «juntos» cuando hablo de nosotros, ¿verdad? —dijo él, suavemente. Miley le dedicó una mirada de preocupación, a lo que Nick respondió con una angelical sonrisa—. Está bien. Tú y
yo batallamos juntos contra los elementos. Creo que deberíamos repasar nuestra historia ahora, ¿no te parece? Porque el cielo sabe que la gente va a preguntarnos, a ti y a mí, lo que ocurrió. Ahora, fíjate cómo he evitado utilizar la
palabra «nosotros». Tal y como me has pedido.
—¡Qué caballeroso eres!
—En ocasiones lo intento —dijo Nick. Apagó el fogón y entonces, dividió el beicon antes de añadir las tostadas y llevar los dos platos a la mesa. A continuación, fue a por los cubiertos y le entregó los suyos a Miley—. Bueno,
¿dónde estábamos en lo de nuestra historia?
—Nos esforzamos por ponernos a salvo —dijo ella—. Probablemente podríamos dejarlo ahí.
—Estoy de acuerdo. No creo que nadie quisiera saber que llegamos juntos al orgasmo en nuestros esfuerzos por entrar en calor. Siempre me ha gustado esa frase, por cierto. Llegamos juntos al orgasmo como si fuéramos uno solo... Implica un cierto nivel de... competencia. ¿No te parece?
—No es una frase que me atraiga demasiado —replicó ella—. Me parece banal. Sentimental. También implica un cierto nivel de intimidad emocional que, para la mayoría de la gente, no existe. En cuanto a lo de competencia... La
competencia requiere un poco de práctica y ciertas habilidades básicas. Creo que tú deberías tratar de alcanzar la excelencia.
—Es cierto. Se me había olvidado. A ti te gusta llegar primero —murmuró él, con voz sedosa.
Nick decidió que no debería haberle dado cubiertos. ¿Y si Miley decidía apuñalarlo con ellos? Sonrió como si pudiera leerle el pensamiento. Entonces, tomó sus cubiertos y empezó a comer.
Miley entornó los ojos e hizo lo mismo. Decidió que era mejor guardar silencio.
—¿Crees que es probable que te hubieras quedado embarazada? —le preguntó Nick sin levantar la mirada del plato y sin dejar de comer.
—No —respondió ella fríamente.
—Normalmente no soy tan poco cuidadoso.
—¿Acaso crees que yo sí?
—Yo no he dicho eso. Mira. Sólo llámame si esto tiene consecuencias.
—No las tendrá.
—¿Cómo puedes estar tan segura?
—Nick, agradezco mucho tu preocupación, aunque sea con algo de retraso.
De verdad, pero estoy bien protegida contra esa clase de contratiempos. 
Asumamos por el momento que no va a ocurrir nada. Así, cuando por fin nos bajemos de esta montaña, podremos olvidar lo ocurrido y seguir con el resto de nuestras vidas por separado. Tú serás el dueño de todas tus propiedades aquí en Queenstown y yo regresaré a Christchurch. Todo el mundo vivirá feliz para siempre.
—No será tan fácil como tú piensas —musitó él—. Me refiero a lo de olvidar lo que ha pasado aquí.
—Yo no he dicho que sea fácil. Tan sólo necesario.
—¿De verdad? —replicó él, por fin. Le dedicó una mirada tan sombría que Miley se tensó y se echó a temblar—. Tal vez te pueda invitar alguna vez a una copa.
—Nick, no hagas esto.
—¿Por qué no?
—Ya sabes por qué no. ¿Qué estás pidiendo? ¿La misma clase de relación que tu padre tuvo con mi madre? La respuesta es no.


hasta aqi esta nove sigo con la de jemi y continuo con las nuevas

2 comentarios:

  1. siguela porfaaaa
    me encAntoooooo
    estoy ansiosa como reAcioonaran
    las madres de ambos cuando sepan
    que estuvieron juntosss

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  2. dios ame la minni maraton amo♥ esta noovela es hermosa
    aaaawww me pregunto k pasara cuando salgan de la montaña
    y si antes de k salgan volveran a tener intimidad o.O
    me muero por los siguientes caps.
    gracias mitchie por favor sigelaaaaa
    sube lo mas pronto posible :)

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