domingo, 24 de junio de 2012
The Man She Loves to Hate cap.27
Cuando Rachel regresó con el café para los tres, Nick se puso de pie mientras ella servía el café y luego le sujetó la silla para que ella se sentara. No tomó asiento hasta que Rachel no terminó de acomodarse.
Miley sonrió y trató de aplacar su nerviosismo.
—Nick, ésta es mi madre, Rachel. Mamá, éste es Nick.
Rachel sonrió y dijo:
—He visto antes modales como ésos.
—Yo los aprendí en las rodillas de mi padre —respondió Nick.
Rachel se echó a reír y Miley se dio cuenta de que él había estado más que preparado para aquella reunión y que estaba decidido, sobre todo, a dejar el pasado atrás y a seguir con su vida.
Podrían conseguirlo.
Iban a hacerlo.
A Rachel le gustaba Nick. Charló animadamente con él sobre los planes que había para reabrir Silverlake.
Una madre menos.
Ya sólo quedaba una.
Nick y Miley se marcharon del bar con seis pastelillos de arándanos, medio pastel de chocolate y una botella de muy buen champán. La sonrisa de Nick se hizo más triste cuado vio el champán, pero le dio a Rachel las gracias muy educadamente. Cuando salieron al exterior, no le hizo a Miley ninguna pregunta
sobre otra botella de champán en otro lugar, por lo que ella no tuvo que contarle mentiras.
—El champán me ha recordado a algo —murmuró él.
—¿Sí?
Tal vez se había precipitado un poco al pensar que Nick no iba a mencionar nada sobre la similitud entre aquella botella de champán y otra de un pasado no muy lejano.
—Sí. Uno de los equipos de limpieza de Silverlake recuperó el contenido de tu caja el otro día. La mayoría tuvo que ir a la basura, pero yo hice que llevaran la colcha a la tintorería. Está en mi casa. Tal vez se la quieras devolver a tu madre.
—Entonces, eso significa que ya sabes lo que había en la caja. —Las cosas que tu madre tenía en la cabaña de mi padre. ¿Me equivoco?
—No.
—No te preocupes, Miley. A mí no me preocupa. Eso forma parte del pasado.
Yo estoy más centrado ahora en superar el pasado y en forjar el futuro. Un futuro del que tú formes parte.
—¿Le has hablado a Selena y a tu madre de lo nuestro?
—Todavía no, pero lo haré —prometió al ver la mirada alarmada que se reflejó en los ojos de Miley.
—¿Cuándo? —preguntó ella, presa del pánico—. Nick, me diste tu palabra.
—Por la mañana. Antes de la cena. Confía en mí.
—No creo que comprendas lo importante que es que, con este tema, les des espacio en vez de arrinconarlas. Selena no me habla desde que yo tenía doce años. Tu madre se va a sentir traicionada de nuevo. ¿No les podrías haber dado más tiempo para acostumbrarse a la idea de que tú y yo estamos juntos?
—Se acostumbrarán.
Miley pensó que él no lo veía. Que no lo quería ver.
—Creo que el alcance de la oposición que tu familia siente hacia mí te va a sorprender, Nick.
—Nada de lo que mi familia haga puede sorprenderme, castaña. Cuando el nivel llega a lo ridículo, simplemente las ignoro.
—¿De verdad?
—De verdad. A los Jonas se nos da muy bien ignorar las cosas que no queremos ver —dijo él con una deslumbrante sonrisa. Miley sacudió la cabeza y se metió en el coche de él—. Es nuestro pequeño mecanismo de defensa.
—Mientras te des cuenta de que mi mecanismo de defensa es la retirada...
Esto va a ser un desastre.
—No. Te olvidas de algo.
—¿De qué?
—De ti y de mí.
La casa de Nick resultaba tan impresionante como siempre. Fueron a la cocina para tomar el postre, pero éste quedó olvidado cuando Nick la subió a la encimera y comenzó un asalto a su boca.
Miley sabía que el sexo no era suficiente para basar una relación. Aún tenían que gustarse y que respetarse el uno al otro y que encajar como pareja con el mundo que les rodeaba. Sin embargo, en aquellos momentos, Nick le estaba desabrochando los botones del abrigo y Miley le enredaba las manos en el cabello y parecía que el sexo por placer, el sexo intenso, abrumador, gozoso, iba ciertamente a ser suficiente por el momento.
Llegó la mañana y Miley seguía dormida. Nick se levantó y se dirigió a la ducha. Después, fue a la cocina y se preparó un café. Mientras se tomaba uno de los deliciosos dulces de la noche anterior, empezó a preguntarse qué era exactamente lo que él quería de Miley Cyrus.
Sus encuentros habían perdido ya el elemento de lo prohibido, esperando que así pudiera aminorar el ansia que sentía hacia ella.
No había sido así.
Se había saciado de ella, esperando que la novedad terminaría pasándose y que su interés por ella se desvanecería.
No había sido así.
Había esperado que ella encontrara fallos en su relación con él. Que se fijara mejor en las cosas que él jamás podría darle, como tener un amante a cuya familia no le importara que su madre hubiera sido la amante de un hombre casado. Había esperado que Miley se echara atrás y pusiera fin a todo aquello, pero ella no lo había hecho.
Por lo tanto, allí estaba él, preguntándose qué era lo que ella quería para desayunar y esperando que aquel fin de semana fuera del modo que él deseaba que fuera, es decir, bien. Miley encajaría en su mundo con facilidad y eso significaría una preocupación menos para ella. Selena y Christina se portarían civilizadamente, aunque no fueran especialmente amables con ella. Eso significaría una barrera menos. Entonces, podrían seguir organizando sus vidas
para verse con más frecuencia. Sabía que el trabajo de Miley era importante para ella y que no tenía deseo alguno de dejar su trabajo en Christchurch y regresar a Queenstown, pero seguramente podrían llegar a un acuerdo.
Tal vez él podría instalar una oficina en Christchurch. Tal vez Miley podría explorar oportunidades para trabajar más desde casa. Podrían dividir su tiempo entre Christchurch y Queenstown. Podrían llegar a un acuerdo.
Si aquella cena iba bien...
Tenía que ir bien.
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woww nick se esta dando cta...
ResponderEliminarme encanto porfa siguelaa
Ayyy Dios... las cosas de la vida.
ResponderEliminarSe que pronto va a haber preblemas y muero por leerlos!