jueves, 28 de junio de 2012

The Man She Loves to Hate cap.30




El tiempo fue pasando.
Nick parecía haber desaparecido. Miley se excusó de la conversación y devolvió el vaso vacío a la barra. Le preguntó al camarero dónde estaban los aseos.
—Saliendo por la puerta a la derecha. Bien.
—Seguramente son falsas —dijo una mujer refiriéndose a las perlas cuando Miley pasó a su lado.
—Seguramente una bruja —susurró ella. Entonces, tras mirarla con
desaprobación, siguió andando. Salió de la sala y se encontró a Nick, que estaba a punto de entrar.
—Vamos a ir a cenar —dijo al verla—. Tenía que ocuparme de un par de cambios en las mesas.
—Tu madre no ha venido —replicó Miley—. ¿Quién más no lo ha hecho?
—Nadie. Lo estás haciendo muy bien, pelirroja. Gracias por darme el espacio suficiente para hablar de negocios con los invitados.
Miley le dedicó una triste sonrisa, la que esbozaba para los clientes del bar de su madre, llena de una seguridad en sí misma que distaba mucho de sentir.
—De nada. La mitad de tus jefes regionales son adictos a los juegos en línea. Hemos encontrado un tema común.
—Entonces, cuando termines de reducirlos a esclavos, ven a buscarme — susurró Nick. Se inclinó para besarla, no ligeramente, sino con una promesa de lo que le daría en el futuro.
—Vete a hacer negocios.
Se dirigió al aseo. El estrecho pasillo que conducía a las puertas no estaba vacío. Uno de los jefes de división de Nick, un caballero de cierta edad, se dirigía hacia ella con una sonrisa en los labios.
—Tú debes de ser la pareja de Nick —dijo, deteniéndose para ofrecerle la mano—. Rufus Edwards.
Rufus Edwards tenía las manos sudorosas. También era una de esas
personas que estrecha la mano de otros con dos de las suyas.
—Por supuesto. Yo conocí a tu madre, así que te he reconocido enseguida —dijo Rufus—. Hermosa mujer tu madre. Exquisita. Es una pena que a James no le gustara compartir.
Miley tiró de la mano, pero no consiguió retirarla.
—Sin embargo, creo que descubrirás que el joven Nick es mucho menos constante que su padre —añadió el hombre afablemente—. Los jóvenes de hoy en día no tienen constancia.
—Me gustaría recuperar mi mano, por favor, señor Edwards —dijo Miley—. Ahora mismo. La sonrisa de Rufus se hizo más amplia, pero hizo lo que Miley le había pedido.
—Si no te importa que te lo diga —murmuró—, ésa no es manera de hablar a un posible cliente.
—Usted no es un posible cliente, viejo. No podría pagarme. Ahora, dígame una cosa —le dijo Miley, acercándose a él como buscando confidencialidad—, ¿quién es su mujer? Me gustaría tanto conocerla.
Rufus se marchó enseguida.
Miley encontró el aseo y se dirigió directamente al lavabo. Jabón. Necesitaba enjabonarse las manos para borrar el desagradable tacto de Rufus y la fealdad de sus palabras. Mientras se las frotaba, se miró en el espejo y examinó su rostro, su aspecto. Trató de imaginarse qué era lo que tenía para sacar siempre lo peor de
los demás.
¿Su aspecto? ¿Sus modales? ¿Una reputación que siempre la precedía?
¿Qué?
Nick pensaba que le iba bien en la vida. Ella no estaba de acuerdo.
Tras enjuagarse las manos, las apoyó sobre el borde del lavabo de
porcelana y cerró los ojos. Deseó estar en Christchurch, en su apartamento, con su horrible vista y sus amigos de papel por todas partes. No necesitaba aquella clase de gente en su vida, la clase de gente que destrozaba a otros para salir a flote. Los que se comportaban sin conciencia y luego se ocultaban detrás de ropa
cara y mentiras increíbles, seguros de que su estatus los protegería, en especial contra alguien que no tenía ninguna de esas cosas. Normalmente así era.
Estaba segura de que, en aquellos momentos, el asqueroso Rufus le estaba diciendo a su esposa que Miley acababa de ofrecerle favores sexuales por un precio. Para cubrirse. Para vengarse de ella. Eso era lo que estaba ocurriendo. Y no sabía si era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a ello.
—Puedes hacerlo —susurró en voz alta, pero a su voz le faltaba convicción —. Prometiste que lo intentarías.
El ruido que hizo la puerta del aseo al abrirse hizo que ella abriera también los ojos. Su mirada se cruzó con la de la mujer que acababa de entrar a través del espejo. Una mujer de brillante cabello negro que enmarcaba un rostro que, hacía años, había sido tan familiar para Miley como el suyo propio. Selena, con diamantes en las orejas y ataviada con un vestido de color azul medianoche.
Selena, con los ojos rojos de tanto llorar.
—¿Por qué él? —le espetó al verla con una profunda amargura—. Podrías tener a quien quisieras. ¡A cualquiera! Lo único que tendrías que hacer sería mirarlos. ¿No podrías al menos haber tenido la decencia de alejarte de él?
—¿Y crees que no lo intenté? —replicó Miley—. ¿Acaso creías que quería enamorarme de un hombre que me trajera de nuevo a esto, a una sala llena de personas que están convencidas de que soy una ramera, y frente a ti, que llevas más años odiándome de los que soy capaz de contar por algo que ni siquiera fue culpa mía? ¿Qué es lo que te he hecho yo a ti, Selena? ¿Qué es lo que he hecho
yo mal?
—Tuve que elegir —rugió Selena, aún a través del espejo—. Ella me hizo elegir y ahora va a volver a hacerlo, porque Nick te miró y tú lo miraste a él. ¿No podrías haberte marchado sin mirar atrás?
—Lo intenté —repitió Miley—. Selena, te juro que lo intenté. Nick vino detrás de mí. Es bueno para mí y yo soy buena para él. Lo que hay entre nosotros es brillante y hermoso. Me ciega, Sel. Nos ciega a los dos. Lo único que pedimos es una oportunidad de explicar lo que hay entre nosotros. ¿Tanto estamos pidiendo?
Yo no soy una mala persona. Tú me conoces. ¿De verdad soy tan mala para él? 
—No sabes a lo que te enfrentas —le dijo Selena Los ojos se le habían vuelto a llenar de lágrimas—. No queda nada bueno en mi madre, Miley. Nada más que amargura y odio. No tienes ni idea de lo fácilmente que odia. Esto viene de ser siempre la última en el cariño de mi padre. Después de su maravillosa empresa, de su maravillosa Rachel y de muchas cosas más. Viene de doce años
de tener que soportar los comentarios malintencionados de esas brujas porque no satisfacía a su marido. ¿Crees que tú estás pasando una mala noche? ¿De verdad crees que no puede ser peor? Te equivocas. Puede ser mucho peor y tú ya has venido al cuarto de baño para esconderte.
—Y tú también. ¿Por qué te escondes tú? ¿No estás consiguiendo
exactamente lo que quieres, Selena? ¿Que todas esas personas me estén crucificando?
—Todavía no te lo ha dicho, ¿verdad? Ni siquiera sabes lo que de verdad está ocurriendo ahí fuera esta noche. Estás demasiado ocupada preguntándote lo que la gente piensa de ti —dijo Selena con voz gélida—. Pues deja que te otorgue el don de la clarividencia. Esta noche, Nick está ahí luchando por mantener el control de la empresa, Miley. Mi madre va a presentar un voto de no confianza contra él. Está en riesgo todo por lo que él ha luchado siempre. Y está desgarrando a nuestra familia. Por ti.

2 comentarios:

  1. creo que va haber problemasss
    sigueeee porfaaaaaa}}
    quiero saber que pasaaaaa?

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  2. DIOS POBRE MILEY SEGURO DESPUES DE ESTO VA A QERER DEJAR A NICK !
    Pobrecitos :( sufrir por amor!

    michie amigaaaa mia♥ me encantaron los caps de niley♥
    los ameee gracias estuvieron lindos
    sube mas y pronto amiga me muero por saber que pasa
    te quiero besitos sugela plis C:

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