domingo, 9 de septiembre de 2012

White Lies cap.16






Nick se quedó mirando la pantalla del ordenador, pensando que debía de habérsele escapado algo al instalar el sistema de contabilidad. Tenía que volver al principio y comprobarlo. O, mejor aún, pensó mientras se recostaba en la silla y se frotaba el puente de la nariz, sería mejor idea si pudiera concentrarse en el trabajo y dejar de pensar en Miley. Tenerla en la cabeza todo el tiempo era la causa más probable de la irregularidad que creía haber encontrado en el sistema de contabilidad.
Tras decidir que sus ojos y su cabeza necesitaban descansar, Nick apartó la silla de la mesa y se puso en pie para estirar las piernas. Había estado ante el ordenador casi toda la mañana y el escaso espacio que había debajo de la mesa había sido una tortura para sus largas piernas.
Miró el reloj. Todavía faltaba una hora para comer y no pudo negarse que estaba deseando ver a Miley de nuevo. Intentó convencerse de que pasar tiempo con ella no significaba nada para él, que sólo formaba parte de su plan de venganza. No había ninguna razón para pensar que no fuera así, se dijo.
Respiró hondo, deseando poder creerlo. Pero sabía que, si no tenía cuidado, sucumbiría de nuevo a los encantos de Miley. Y no quería que eso sucediera. Le había entregado el corazón en una ocasión y ella se lo había hecho pedazos. Por su culpa, no había sido capaz de volver a confiar en ninguna mujer.
Nick le había preguntado qué tal había ido su reunión con Kev, aunque él ya había estado al tanto de la información. Miley había dejado a Kev muy impresionado. Además de decir lo obvio sobre lo guapa que era, Kev había quedado admirado por su inteligencia y por su preocupación por las mujeres que buscaban refugio en el albergue. Kev también pensaba que Summer tenía muchas buenas ideas que el Club de Ganaderos debería tener en cuenta.
Absorto en sus pensamientos, Nick volvió a sentarse ante el ordenador y continuó instalando el sistema para Helping Hands, intentando no pensar en Miley. Sin embargo, volvió a encontrar fallos en el sistema de contabilidad al conectarlo con el del club.
Se recostó en la silla para responder su móvil, que estaba sonando.
–Sí, Joe, ¿qué pasa?
–Demi está preparando la cena para esta noche y quiere que vengas a comer con nosotros.
Nick sonrió. Le gustaba Demi y estaba completamente seguro de que era la clase de mujer que Joe necesitaba.
–Me encantaría.
–Genial. Se lo diré.
–¿Joe?
–¿Sí?
Nick hizo una pausa, sin estar seguro de si debía mencionar las irregularidades que había encontrado en el sistema de contabilidad del club. Huntington y sus seguidores se encargaban de llevar la contabilidad del club, es decir, el dinero que llegaba de diversas donaciones. Y todo el mundo sabía que era un grupo muy celoso en su vigilancia del dinero. Si hubiera alguna irregularidad con los fondos del club, Huntington y los suyos lo sabrían. Aun así…
–¿Nick? ¿Qué sucede?
Nick respiró hondo.
–Nada –dijo Nick al fin, decidiendo que era mejor no sacar conclusiones sobre las irregularidades hasta que tuviera oportunidad de estudiarlas con más detalle.
–¿Cómo van las cosas entre Miley Martindale y tú?
Nick frunció el ceño.
–Me lo preguntas como si fuéramos pareja.
–¿No lo sois? –replicó Joe.
–Todavía no.
Algo en su tono de voz debió de delatarlo.
–No sé qué planes tienes respecto a ella, Nick, pero ten cuidado. Puede salirte el tiro por la culata. Si vas tras ella, entonces tienes que olvidar lo que pasó hace siete años y mirar hacia el futuro.
Nick no dijo nada durante un momento.
–No puedo –admitió Nick.
–Deberías intentarlo, hombre. Estás jugando con fuego, no me digas que no te lo he advertido.
–Hoy he venido preparado –dijo Nick, mirándose los pies.

Miley siguió su mirada y se dio cuenta de que Nick se había quitado las botas y llevaba en su lugar un par de zapatillas de deporte de cuero. Eso significaba que había acudido al centro de acogida dispuesto a caminar hasta el café y que había asumido que ella comería con él. A ella no le gustó mucho que Nick hubiera dado por sentado que aceptaría.
Lo miró a la cara.
–Ya lo veo. ¿Estás listo?
–Siempre estoy listo, Miley.
Miley sabía que su afirmación era verdadera.
–Perdóname un momento. Tengo que avisar a Marcy de que me voy.
 Miley se digirió a la mesa de Marcy. La secretaria estaba cerca de lo sesenta años y Miley había hecho muy buena amistad con ella desde que había empezado a trabajar en el centro.
–Voy a salir a comer, Marcy.
Marcy sonrió.
–De acuerdo. ¿Te han arreglado el grifo que goteaba en tu casa?
Miley negó con al cabeza.
–Todavía no, pero es mejor que lo hagan pronto porque no me deja dormir.
Entonces, Miley se giró para reunirse con Nick y salieron juntos del edificio en dirección a la cafetería, para comer. Ella había estado muy ocupada toda la mañana y necesitaba tomarse un respiro del trabajo. Por eso, siempre que tenía tiempo, le gustaba poder salir un rato a la hora de la comida.
Hacía un día precioso y, por alguna razón, Miley no pudo ignorar la sensación de placer que la invadía al tener a Nick a su lado. Se sentía afortunada. Había asesorado a dos mujeres esa mañana y, después de haber escuchado sus historias, pensaba que era una bendición que hubiera cortado sus ataduras con Liam a tiempo; de no haber sido así, habría acabado como ellas. Y, aunque Liam la había atacado, y había terminado entre rejas por ello, era una mujer libre de tomar las decisiones que quisiera. Y su trabajo consistía en convencer a otras mujeres de que también tomaran sus propias decisiones.
–¿Qué tal te ha ido la mañana? –le preguntó Nick.
Miley empezó a contarle algunos detalles de lo que había hecho mientras seguían caminando hacia la cafetería. Aunque la piernas de Nick eran mucho más largas que las de ella, ajustó su paso al de su compañera.
En más de una ocasión, mientras le contaba sus ideas sobre mejoras para el centro de acogida, Miley levantó la mirada y comprobó que él la estaba escuchando con atención. Algunas de esas ideas no las había compartido con Kevin Novak porque no había querido abrumarlo, pues todas sus propuestas conllevaban una inversión considerable. Pero había gastos que merecían la pena, pensaba ella, pues beneficiarían a las mujeres del centro de acogida.
Entonces, a Miley se le ocurrió preguntarle a Nick por su hermano. Debía haberlo hecho hacía mucho, pues sabía que los dos habían estado muy unidos. Como ella, Nick había perdido a sus padres de niño y sus hermanos y él habían sido criados por su tía.
–Frank está bien ahora.
Miley abrió la boca para preguntar qué quería decir con eso cuando, de pronto, Nick la agarró de la cintura con su brazo cálido, fuerte y masculino, para evitar que ella metiera el pie en un agujero que había en la acera.
–Gracias.
–De nada –repuso él y la soltó.
Miley intentó ignorar las sensaciones que se apoderaron de su cuerpo al sentir el contacto. Cuando llegaron a la cafetería y Nick abrió la puerta, ella pasó delante con rapidez y se preguntó cómo iba a poder sobrevivir estando a solas con él durante toda la comida.


1 comentario:

  1. aaaaaaaaaawwwwwwwwwww! me encanto amigaa!

    pero necesito mas sustancia,
    quiero saber que pasa aqui!!

    hahah estoy ablando como un detective loco que vi ayer en una peli jjijji

    bueno loca si estoy pero detective no.
    aun asi necesito saber mas informacion
    sube pronto amiga
    besisto tq♥

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