lunes, 10 de septiembre de 2012

I Don't Want To Love You Cap.9





No debería haberle sorprendido encontrar a Nick esperando en la puerta.
Miley miró su reloj, preguntándose si habría perdido más tiempo del habitual mientras volvía a casa andando. Pero no, aún no eran las seis.
Nick tenía el pelo mojado por la lluvia. Estaba muy serio, pero su expresión se suavizó al verla. Incluso podría jurar que veía un brillo de alivio en sus ojos.
–¿Has venido andando? –le preguntó.
Miley abrió la puerta de su apartamento, que daba directamente a la calle, y se quitó el abrigo, haciéndole un gesto para que hiciese lo mismo.
–¿Has venido andando? –repitió Nick–. Hace un frío terrible.
–Solo son diez manzanas. Demi me llevó en coche a tu oficina y luego tomé un taxi para ir al restaurante a comer. No tenía sentido tomar otro solo para diez manzanas.
Nick se dejó caer en un sillón. Parecía nervioso.
–Sé que he llegado temprano, pero tal vez entiendas mi impaciencia –dijo  Nick–. Tenemos que solucionar este asunto.
–No sé qué quieres decir con eso. No es algo que vayamos a «solucionar».
Él se echó hacia delante, tenso e impaciente.
–Me gustaría saber cuáles son tus planes.
–Acabo de enterarme esta mañana… 
–¿Pero vas a tener el bebé? 
–Sí – respondió Miley–. He estado dándole vueltas durante estas semanas y, aunque ahora estoy estresada y asustada, voy a tener a mi hijo.
¿Era un brillo de alivio lo que veía en sus ojos? No era fácil saberlo porque parecía tan abrumado… Incapaz de soportar la tensión un segundo más, Miley se levantó.
–No tengo ningún plan. ¿Alguien puede tener un plan para algo como esto? Evidentemente, voy a necesitar tu ayuda. No tengo seguro médico en este momento… 
–Tendrás los mejores cuidados médicos –se apresuró a decir él.
–Gracias. Estoy intentando levantar mi negocio y el seguro médico es uno de esos detalles que aún no he logrado solucionar.
–No tendrás que preocuparte por eso. Quiero que tú y nuestro hijo tengáis los mejores cuidados.
Muy bien, tal vez no sería tan difícil. Nick parecía estar tomándoselo muy bien.
–No espero que me mantengas, por supuesto. Que te hagas cargo de los gastos médicos es más que suficiente. Yo tengo algunos ahorros y puedo aguantar con ellos hasta que mi negocio empiece a funcionar.
Lo último que deseaba era que Nik pensara que quería dinero.
–Podemos llegar a un acuerdo amistoso –siguió Miley–. A algunos hombres no les gusta ir al ginecólogo con sus parejas y no me importa, de verdad. Puedo hacerlo sola.
Lo más curioso era que cuanto más hablaba, más enfadado parecía él.
–Yo quiero estar involucrado en este embarazo, tengo derecho a estarlo. 
–Bueno, muy bien. No estoy diciendo que no lo tengas. Pero había pensado que tal vez no querrías.
–Pues te equivocas –dijo Nick.
Miley suspiró.
–Estoy intentando cooperar, pero tienes que ayudarme. Estás ahí, mirándome con esa cara… 
–Siéntate, por favor.
Ella vaciló durante un segundo antes de volver al sofá.
–Eso es lo primero que debemos hacer: ir al ginecólogo para comprobar que estás bien y que el embarazo va como debe –empezó a decir Nick.
Miley asintió con la cabeza. Al menos uno de los dos era capaz de pensar de manera racional.
–Y luego creo que deberíamos casarnos.
No, ninguno de los dos estaba pensando de manera racional.
Pero antes de que pudiese preguntar si se había vuelto loco, Nick le puso un dedo en los labios.
–Escúchame, por favor. Podemos casarnos, pero seguir viviendo separados…
o más bien en habitaciones separadas. Mi casa es lo bastante grande como para que podamos vivir juntos sin molestarnos el uno al otro. Tú tendrás tu espacio, estarás bien cuidada y, lo más importante, yo estaré tranquilo sabiendo que el bebé y tú estáis bien.
Miley lo miró, incrédula.
–¿Has perdido la cabeza? 
–Debes ser razonable… 
–¿Razonable? –exclamó ella, levantándose de un salto–. Hace tres semanas me dijiste que no ibas a llamarme al día siguiente, que solo era sexo, que no estabas interesado en compromisos. Pues no sé si lo sabes, pero el matrimonio es un gran compromiso.
–No he sugerido que mantengamos una relación.
–¿Entonces qué estás sugiriendo? 
–Una especie de amistad que será beneficiosa para todos. Nuestro hijo y tú estaréis bien cuidados y yo estaré tranquilo.
–Tengo la impresión de que hay algo que no me cuentas. Me alegro mucho de que no me hayas dado la espalda, pero no entiendo por qué insistes tanto…
¿de qué tienes miedo? Nick no respondió y en sus ojos le pareció ver un brillo de dolor, pero de pronto, volvió a mostrarse impasible.
–¿No te parece suficiente que quiera estar a su lado? –le preguntó–. ¿Que quiera que nuestro hijo y tú tengáis la protección de mi apellido y todo lo que va con él? 
Miley negó con la cabeza.
–No, no es suficiente.
–Era suficiente para ti hace tres semanas.
–¿Qué quieres decir? –Que tampoco tú querías nada más que sexo, así que no me hagas parecer el villano porque no lo soy.
–¡Esto no es sobre ti! –Miley se llevó una mano a la frente, frustrada–. Escúchame un momento, por favor. Tú dejaste bien claro lo que querías antes de que nos acostásemos juntos y me pareció bien, pero todo ha cambiado y lo que quería antes no es lo que quiero ahora. Y no, no te estoy pidiendo nada.
Solo necesito que entiendas que mis prioridades han cambiado. Tenías razón, esa noche solo quería sexo. Me sentía atraída por ti y no buscaba nada más.
Una relación no es lo que quiero o lo que necesito en este momento de mi vida, pero estoy embarazada y no voy a mantener una relación de conveniencia solo para que tú estés tranquilo.
–¿Por qué no? 
–Porque espero casarme algún día con un hombre del que esté
enamorada.
–Yo no puedo darte eso –le confesó él.
–Y yo nunca aceptaré nada menos –replicó Miley.
Nick se levantó del sillón, con los puños apretados.
–No voy a dejar que te cases con otro hombre cuando estás embarazada de mi hijo. Tengo derecho a ser el padre de ese bebé y tú no puedes arrebatármelo, no te lo permitiré.
–Yo nunca te arrebataría a tu hijo. Solo estoy explicándote por qué no estoy dispuesta a conformarme con una relación como la que tú me ofreces.
–Yo quiero que mi hijo tenga los mejores cuidados.
–Y yo también. Quiero a este bebé, Nick. He estado despierta muchas horas imaginando su futuro y nunca haría nada que pudiese perjudicarlo. 
–Entonces, deja que yo cuide de los dos. No quiero que te pase nada… 
–No me va a pasar nada.
–Ven a vivir a mi casa –insistió él–. Si no quieres casarte conmigo, al menos múdate a mi casa. Así estaré seguro de que tienes todo lo que necesitas.
–Si accediera, no podría respetarme a mí misma.
–Miley… 
–No, escúchame. No habíamos planeado esto, pero ha ocurrido y
ninguno de los dos puede pensar con claridad en este momento.
–Yo sé muy bien lo que quiero.
–Y yo sé que no quieres una relación ni un matrimonio. Además, si nos casáramos, tarde o temprano te odiaría por no poder darme algo más. ¿Qué clase de hogar sería ese para un niño? 
Nick apretó los labios. Parecía a punto de discutir, pero permaneció en silencio mientras la miraba a los ojos.
–Estoy dispuesto a esperar –dijo por fin–. Pero quiero tener la certeza de que te cuidas, de que todo va bien.
–¿Por qué te obsesiona tanto eso? Estoy perfectamente. Yo no tengo intención de vivir en una burbuja y tú no puedes estar pendiente de mí durante estos ocho meses.
–Claro que puedo.
–¿De qué tienes tanto miedo, Nick? Era la segunda vez que le hacía esa pregunta y, por un momento, pensó que iba responder.
Pero se quedó en silencio una vez más.
–¿Dejarás al menos que te instale en un apartamento más seguro? Miley lo miró, incrédula.
–¿Qué le pasa a este apartamento? 
–Que da a la calle –respondió Nick–. No hay seguridad y los escalones son peligrosos, particularmente en invierno.
Ella dejó escapar un suspiro.
–A este apartamento no le pasa nada y el invierno habrá pasado en unos cuantos meses. Además, me gusta este sitio, está en la zona donde quiero abrir mi local. Y no puedo permitirme algo mejor.
–Me da igual lo que puedas permitirte.
–Pues a mí no me da igual –replicó Miley airada–. No puedo dejar que tú te hagas cargo de mi vida, Nick. ¿Qué haría después? –No voy a abandonarte cuando nazca el bebé.
–Por favor, déjalo –le suplicó ella–. No vamos a llegar a ningún sitio y estoy cansada. Lo único que quiero es irme a la cama y llorar un rato.
No era el momento de seguir hablando. Necesitaban tiempo para ver el asunto con cierta perspectiva. Cualquier cosa salvo seguir discutiendo.
–Creo que deberías irte –le dijo, intentando mostrarse amable–.
Los dos tenemos muchas cosas que pensar y ahora no es el momento de hablar. Tenemos ocho meses para tomar decisiones y sería absurdo empezar discutiendo tontamente.
–Lo siento –se disculpó Nick, envolviéndola en sus brazos–.
Hubiera dado cualquier cosa porque esto no pasara –le confesó luego–. Pero es una realidad con la que los dos tendremos que lidiar durante el resto de nuestras vidas. Yo también deseo este hijo, pero quiero asegurarme de que todo va bien. Al menos, permíteme eso.
–Muy bien, de acuerdo.
–No he traído la cena porque tenía prisa por llegar –siguió él, mirando su reloj–. Sé que estás cansada, pero tal vez podríamos pedir algo por teléfono.
–¿Te enfadarías si me metiese en la cama? De verdad, estoy agotada.
Nick parecía a punto de discutir, pero por fin asintió con la cabeza antes de dirigirse a la puerta.


bueno niñas aqi estan las noves Niley qe me faltaban
comenten mucho las amo♥ de aqi al cielo y de regreso y mas jiji 
saludos y besitos!!

2 comentarios:

  1. amigaaaaaaa
    me encanto tengo k decirte mucho sobre esra nove
    peroo mñn comento bien por que orita se estaaan cerrando mis ojitos ><'
    te quiero amiga besitos *-*

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  2. ooow me encanto sin palabras linda estuvo bello todos los capis
    woow y nick tiene un secreto a que sera me muero por averiguarlo sube pronto esta nove que me encanto!!!!
    besitos linda

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