jueves, 20 de septiembre de 2012

The Ex-Boyfriend Of His Sister cap.27







Cuando estaban ya con la tercera taza de café, Marian comentó que habían convocado una rueda de prensa a las dos de la tarde del día siguiente en Reno.
-Por favor, Demi -le pidió-. Todos queremos volver a nuestra vida de todos los días, y creo que para conseguirlo, tenemos que dejar que los periodistas nos hagan todas las preguntas que quieran y contestarlas de la mejor manera posible. Si nos presentamos todos allí... tú, Joe, Larry, Alexa y yo, y les damos veinte minutos de nuestro tiempo, creo que podremos volver a salir por la puerta de nuestras casas sin que alguien nos meta el micrófono en la cara.
Demi asintió. Sabía que Marian tenía razón, pero la idea de someterse voluntariamente al bombardeo de un montón de periodistas no le hacía la más mínima gracias.
-¿Eso quiere decir que sí? -preguntó Marian esperanzada.
Demi suspiró.
-Lo pensaré, Marian. Te lo prometo.
Marian sonrió.
-Es todo lo que puedo pedirte.
Cuando Marian se marchó, Demi seguía inquieta. Estaba pensando en Selena.
No podía seguir escondiéndose en su casa, oyendo sonar el teléfono, maldiciendo a los periodistas que la esperaban fuera, así que cogió las llaves y su chaqueta y salió. Haciendo casi omiso de la furgoneta y el Chevrolet marrón que la seguían, condujo con su camioneta hasta Red Dog City.
Lola Pierce, que trabajaba en el salón de belleza de Selena, levantó la mirada del libro de reservas cuando vio entrar a Demi.
-Selena, tienes compañía.
Selena miró e hizo una pequeña mueca. Estaba peinando a Pilar Swenson, que trabajaba en la pastelería de al lado.
-Selena -dijo Demi por encima del ruido del secador-, tenemos que hablar.
A Selena le temblaban los labios, y paró el secador.
-¿Pilar?
Su voz era agitada.
-¿Sí, cariño?
-¿Te importa que te termine Lola?
-No, claro que no. Ve a hablar con Demi.
Se sentaron en el salón de Selena, cada una en un extremo del sofá.
-Selena, yo...
Pero su hermana estalló.
-Demi, no he podido dormir en toda la noche. Tengo la sensación de llevar días sin dormir.
Demi se frotó los ojos.
-Sé muy bien a qué te refieres. -He sido una imbécil.
-No...
-Sí. Una idiota integral, y lo siento. Iba a ir a verte hoy, pero te me has adelantado.
-¿Ah, sí?
-Sí. Demi, esto es horrible; es muy difícil de decir.
-¿El qué?
-Pues que no lo creí. 
-¿A Joe? 
Selena asintió.
-Él fue muy claro conmigo, Demi. Me dijo que no iba a haber nada entre nosotros dos, que estaba interesado en ti. Y ¿sabes?, en el fondo de mi corazón sabía que lo que tuvimos Joe y yo había terminado hace dieciséis años. Pero yo... bueno, seguía pensando que tú no ibas a querer, y yo quería encontrar un hombre tan desesperadamente que... Y no sólo eso; después me di cuenta de que había sido yo la que le había ayudado a encontrar la forma de conocerte diciéndole todas las cosas que sabías hacer y sugiriéndole que te contratara. Me sentía ridícula. No me parecía justo,
¿sabes?
Demi asintió.
-Y te conozco -dijo, en tono falsamente acusador-. Sé lo que has hecho. Has intentado... renunciar a él por mí, ¿verdad?
-Selena, yo...
-Espera -la interrumpió, levantando una mano. Las lágrimas se habían desbordado ya y le caían por las mejillas-. Tu cara lo dice todo. Y puedes decir que me perdonas, pero yo sé que me he portado como una imbécil. Anoche, cuando entré en tu casa y os encontré a los dos, fue el momento de la verdad para mí. Me di cuenta de que ya no podía seguir mintiéndome sobre lo que Joe quería de verdad. Estaba celosa, y lo eché todo a perder. Lo siento muchísimo, Demi.
Demi se acercó a ella, y le apartó de la cara un mechón de su pelo castaño.
-Está perdonado. Y olvidado.
-Me alegro mucho.
Selena se levantó, y cuando volvió, traía una caja de pañuelos de papel en una mano y una botella de coñac en la otra.
-No deberíamos -dijo Demi-. Apenas son las doce.
-Lo sé, pero eso no va a detenernos. No en un día como este. Espera, voy a por los vasos.
Media hora más tarde, Adora había reunido el valor para preguntar:
-¿Y dónde está él? Y no te atrevas a decir ¿quién?
Demi tomó un sorbo de su brandy y agradeció el camino de fuego que dejó por su garganta.
-No sé dónde está Joe.
-Demi, no lo hagas -Selena tenía otra vez los ojos llenos de lágrimas-. No desperdicies el amor. Después de lo que he hecho yo para contribuir a este lío, nunca podría perdonarme si Joe y tú no aclaráis las cosas. Demi se levantó del sofá y se acercó a la ventana que daba a Bridge Street, cubierta de nieve.
-Mañana va a haber una conferencia de prensa en Reno. Marian... la madre de la niña, me ha pedido que asista.
Selena se sonó la nariz.
-¿Y Joe va a estar también?
-Eso creo.
-Estupendo -Selena se puso de pie. Irradiaba determinación-. Tenemos un montón de cosas que hacer. Demi la miró suspicaz.
-¿Qué clase de cosas?
-Tienes que estar perfecta mañana, y hay veces en que un buen corte lo es todo. Y te lo digo como experta: esta es una de esas ocasiones.







No hay comentarios:

Publicar un comentario