domingo, 16 de septiembre de 2012

Miley's Little Secret cap.28 Happy Bday Nick Jonas ♥


La alegría invadió a Miley, quien se volvió en sus brazos y levantó la boca. Nick la besó y ella pensó que era el beso más tierno que se
habían dado. Cuando él levantó la cabeza, fue para susurrar:
—¿Has dicho que sí?
Miley se abrazó con fuerza a él.
—¡Oh, Nick! ¡Te quiero tanto! Te quiero con todo mi corazón.
Por fin lo había dicho, y había sido muy fácil. Cerró los ojos con un
suspiro y esperó oír que él también la amaba.
Nick le besó la nariz.
—Me alegro. Nos casaremos enseguida. Podemos volar a Las Vegas este fin de semana y quitarnos eso de en medio.
Miley sintió que las chispas y los rayos de sol se apagaban un tanto.
—¿Casarnos porque Jerry lo quiere? —preguntó.
Él la miró sin comprender.
—Bueno, sí. Y yo también lo quiero. Tú y yo nos llevamos muy bien. Y lo más importante, creo que es lo mejor para Jerry.
Miley sabía que en eso tenía razón. Se llevaban bien y era lo mejor
para Jerry.
Pero no era suficiente.
—¿Cuál es el problema? —preguntó él, al ver que ella no contestaba —. ¿Qué he hecho ahora? —su voz sonaba a la defensiva.
Miley se sentó en la cama y tiró de la sábana para taparse.
—Jerry quiere que nos casemos y a ti te basta con eso, ¿eh?
Supongo que tiene sentido. Si Jerry quiere una videoconsola se la
compras; si quiere a tu perro, se lo das y si quiere que nos casemos,
entonces no hay nada que hablar porque Jerry tiene que conseguir lo que quiere.
Nick se sentó a su lado con una mueca de impaciencia.
—Jerry no es el único que quiere eso. Yo también lo quiero. Te
deseo.
—Me deseas —repitió ella.
—Sí, yo te deseo y tú me deseas a mí. Los dos estamos solos y
tenemos un hijo juntos, un hijo que quiere que se casen sus padres, un hijo que no necesita pasar el resto de su infancia yendo y viniendo de San Antonio aquí.
Miley cruzó las manos en el regazo.
—Nick. He dicho que te quiero y lo decía en serio. Ahora quiero
saber si tú me amas a mí. 
Hubo un silencio.
—Mira, no sé si te amo —gruñó él al fin—. Ya no.
—¿Ya no? —repitió ella.
—Eso es.
—No desde… —Miley dejó la frase sin terminar, vio la mirada de él y le costó entender que no se hubiera dado cuenta antes.
Que se acostara con ella, la tratara con educación y riera y gastara
bromas con ella no significaba que había dejado atrás el pasado.
Ella creía que sí, pero estaba equivocada.
—Te oculté a tu hijo y eso no puedes perdonarlo —dijo—. No puedes perdonarlo y por lo tanto no puedes quererme.
Nick la miraba con el ceño fruncido.
—Esto es una estupidez. Sólo son palabras. Tú dices que me quieres y yo quiero casarme contigo. A mí me parece muy sencillo.
Miley se miró las manos, que apretaba de tal modo que tenía los
nudillos blancos. Movió la cabeza.
—¡Oh, Nick! He interpretado mal todo esto. Lo siento.
—Cásate conmigo.
Ella levantó la cabeza y lo miró a los ojos.
—No, no. No puedo casarme contigo —apartó la sábana y salió de la cama.
Nick le clavó los dedos en el hombro.
—Di mejor que no quieres.
Miley asintió con la cabeza.
—Es verdad. No quiero.
—Porque no digo que te perdone. Porque no te digo palabras bonitas de amor…
—No es cuestión de palabras y creo que tú lo sabes. Es cuestión de lo que sientes por mí en tu corazón.
—No puedes culparme por no…
—No. Yo no te culpo por nada. Hice algo que no puedes perdonar.
Antes no entendía lo profundo que es tu enfado conmigo, pero creo que ahora sí. Quita la mano, por favor —los dedos de él la apretaron con más fuerza—. Suéltame —repitió ella muy seria.
Miley la soltó y ella se levantó y recogió su ropa, dispersa por el
suelo. Lo miró.
—Buenas noches.
—¿Y ahora qué? —preguntó él.
—Mañana hablaré con Jerry. Le explicaré que lo quiero y que tú
también lo quieres, pero que tú y yo no nos amamos como deben amarse los matrimonios. Luego me iré a San Antonio. Jerry puede quedarse aquí hasta el final del verano, como habíamos acordado. Cuando venga a buscarlo a finales de agosto, hablaremos de qué fechas estará aquí y cuáles conmigo.
—No puedo creer que estés dispuesta a hacerle esto.
Y ella no podía creer lo mucho que en ese momento se parecía él a su abuelo, el viejo y dominante Nick. Pero no se lo dijo. Después de todo, intercambiar insultos no iba a arreglar las cosas entre ellos. En ese momento concreto, dudaba de que nada pudiera hacerlo.
—Buenas noches —repitió.
Y esa vez él no hizo nada por retenerla.

2 comentarios:

  1. me encantoooo
    porfis
    otro cappiiii si es mi noveeee favorita quiero saber que pasa si niñaaa---

    ResponderEliminar
  2. hay dios mori x.x
    aaaaaaaawwwwwwwwwwwwwww
    wuaaaa
    lloro y lloro :(
    a seguir con el otro !

    ResponderEliminar