domingo, 23 de septiembre de 2012

A Great Love cap.28




Kevin la agarró por el brazo, atrayéndola hacia sí y obligándola a mirarlo a los ojos.
— No, ni hablar — le dijo en un tono áspero—, no voy a permitir que te eches atrás.
— ¡No puedes obligarme, yo...!
Pero no pudo terminar la frase, porque los labios masculinos tomaron los suyos. Al principio se revolvió, aunque fue solo unos segundos, antes de derretirse entre sus brazos. El calor y la
destreza de sus labios la debilitaban, era incapaz de resistirse. Le echó los brazos al cuello, y comenzó a responderle con fervor.
— No estás jugando limpiamente, Kevin... — murmuró cuando él finalmente la dejó respirar.
— No estoy jugando contigo, Danielle — le contestó él muy serio, clavando sus ojos oscuros en los ojos de ella—. Nina sabía muy bien que no tenía ninguna posibilidad conmigo, porque lo
nuestro acabó hace mucho tiempo, y yo nunca le hice ninguna promesa. Sé que jamás debí proponerle aquel trato estúpido para desalentarte, y que debí darme cuenta de que estaba albergando esperanzas al ver que yo seguía saliendo con ella cuando tú empezaste a ignorarme.
Yo lo hacía por despecho, pero por salvar mi orgullo le decía a ella que era porque tenía asegurarme que tú captabas el mensaje.
— Entonces era verdad lo que decía la gente, lo que todos pensábamos, que la estabas utilizando — murmuró la joven con tristeza.
Las facciones de Kevin se tensaron.
— Sí, la utilicé — admitió—, la utilicé sin el menor pudor. Tiene todo el derecho a estar enfadada conmigo, pero tampoco puede decir que no sabía lo que estaba haciendo. Ella estuvo de acuerdo en ayudarme a desalentarte, y me dijo que lo hacía de buen grado, como un favor a cambio de otro que yo le hice hace un tiempo, presentándole a un amigo de una agencia de moda.
A Danielle le temblaba el labio inferior, y sus ojos estaban llenándose de lágrimas.
— ¿Y cómo sé que no te acostaste con ella? — le espetó con la voz quebrada.
— Si quieres saberlo, hace años lo hice — le respondió, él—, pero no he vuelto a hacerlo desde que rompimos nuestra relación. Como te he dicho, ya ni siquiera logro excitarme con otras mujeres, y con Nina mucho menos que con ninguna.
Danielle giró el rostro hacia la ventanilla. El cielo estaba nublado, igual que su vida, pensó.
— ¿Por qué quieres casarte conmigo, Kevin? — le preguntó, dejando escapar un suspiro cansado. Él levantó la cabeza, con el ceño fruncido.
— ¿Qué?
— Necesito saber por qué quieres casarte conmigo— le repitió ella—. ¿Es por lástima, porque te sientes culpable, porque me deseas, o por las tres cosas?
— ¡Por Dios, Danielle!, ¿Cómo puedes seguir dudando de ese modo de mí? ¿No confías en mí en absoluto?— le dijo, sintiéndose derrotado—. Sé que no me he portado bien contigo, pero si tan
poca fe tienes en mis motivos, ¿por qué has aceptado?, ¿Por qué estás dispuesta a acompañarme al altar?
Ella lo miró a los ojos.
— Porque te amo — le respondió sin dudar. Kevin extendió la mano hacia sus cabellos dorados y acarició un mechón entre sus dedos.
— Pero no estás segura de mis sentimientos — le dijo frunciendo los labios—. Si de verdad me amas, ¿no deberías estarlo? — la increpó suavemente.
Ella estudió su rostro entristecida.
— ¿Cómo puedo estar segura de tus sentimientos si nunca me has dicho lo que sientes por mí?
Los ojos de Kevin descendieron hasta sus labios.
— ¿Qué crees tú que siento? — inquirió.
— Yo... no lo sé. Has estado muy distinto desde lo que me ocurrió en Houston — le contestó —, y, antes de eso, te encargaste de dejarme claro constantemente que me querías fuera de tu
vida. Dime, ¿qué tengo que pensar cuando un vagabundo me ataca en la calle, y de pronto tú me pides que me case contigo?
— Haces que suene como si fuera una persona voluble, Danielle — le dijo él. Sin embargo, no podía negar que era cierto lo que había dicho, y que en su lugar, él estaría teniendo las mismas dudas.
— No he pretendido decir que seas voluble — replicó ella—, solo que te sientes inseguro. Que no quieres atarte, y, sin embargo, parece que te sientes en la obligación de casarte conmigo
porque te doy lástima o te sientes culpable por cómo me has tratado hasta ahora.
— Si como me has asegurado una y otra vez tus motivos no son esos, ¿por qué no me dices cuáles son? Nunca me has dicho lo que sientes.
No había podido hacerlo, tenía demasiadas inseguridades después de lo ocurrido con Louisa.
— ¿Acaso te convencerían mis palabras? — le preguntó, acariciándole los labios con el índice—. Yo creo que no — le dijo—. Te has metido en la cabeza esa idea de que te tengo
lástima, y me temo que nada de lo que diga cambiará eso. Tendrás que confiar, y esperar.
Un destello de temor ante ese futuro incierto relumbró en los ojos de Danielle, pero no dijo nada. Kevin la besó suavemente en los labios.
— Vamos a tener la más inusual de todas las noches de bodas: probablemente será la primera vez que el novio está nervioso — murmuró.
— Kevin, ¿de verdad tienes miedo a hacerme el amor? — le preguntó ella.
— Dios, Danielle, ¿acaso no es obvio? He luchado contra lo nuestro precisamente por tu propio bien, porque temo no poder controlarme y asustarte, o lo que es peor, hacerte daño.
— ¿No te parece que exageras un poco? — le dijo ella, tratando de quitarle hierro al asunto, que según parecía era un verdadero trauma para él.
Kevin dejó escapar un suspiro con pesadez.
— Danielle, podría hacerte daño — murmuró—, podría excitarme demasiado, perder el control, asustarte, y ser incapaz de parar.
— Kevin, yo no te tengo miedo, ni podría tenértelo jamás. No se puede tener miedo de la persona a la que se ama.
— Louisa me amaba y sintió pánico solo con verme desnudo — le espetó Kevin sacudiendo la cabeza.
Danielle se quedó mirándolo un buen rato, sabiendo que, siendo como era un hombre, lo heriría en su orgullo con lo que le iba a decir, pero estaba convencida de que era así.
— ¿De verdad crees que te amaba? Si te hubiera amado habría estado dispuesta a entregarse a ti, a pesar del miedo de la primera vez. Yo te amo, Kevin, te amo hasta tal punto que estoy dispuesta a confiar en ti, a no dudar de ti, como me has pedido.
Lo besó de nuevo en los labios, con increíble ternura y sensualidad, como si con ese beso quisiera expresar lo que sentía por él y que no lo temía en absoluto, y se bajó del coche. Se quedó mirándolo un momento allí de pie, junto al vehículo, con las gotas de lluvia colgándose de sus cabellos dorados como gotas de rocío, e imprimiendo pequeños puntos oscuros en su vestido.
Finalmente se dio la vuelta, y caminó hacia la casa, entrando en ella sin mirar atrás.
Kevin se había quedado muy quieto, pensando en lo que ella acababa de decirle. ¿Y si tuviera razón? ¿Y si hubiera desperdiciado aquel tiempo de su vida cortejando a una mujer que no
lo había amado? ¿Y si Joe había estado en lo cierto cuando le había dicho que Louisa solo iba detrás del dinero de la familia? Si hubiera sido así, los dos últimos años podría haber sido feliz soñando con el día en que convirtiera a Danielle en su mujer, en vez de haber estado atormentándose por algo que no debía haber sido más que un autoengaño.
Tal vez aquel que él había creído su gran amor había acabado en tragedia precisamente porque no había sido capaz de ver esa verdad a la que Danille le había abierto los ojos: que Louisa nunca lo había amado. Para su orgullo era algo difícil de aceptar.



Capi dedicado a Mari♥ que se que ama Kenielle


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