miércoles, 5 de septiembre de 2012

Miley's Little Secret cap.23






Nick la abrazó y miley se sintió perdida. Los altos muros de dolor y
rabia que los separaban se rompieron momentáneamente, aplastados por la fuerza de su necesidad mutua.
Él la besó. Y fue un beso de castigo…
Al principio.
Pero cuando ella abrió la boca con un suspiro de rendición, el beso
cambió en un instante, se hizo húmedo, suave y erótico.
El levantó la cabeza con un gemido y volvió a darle un beso tan largo, profundo y lento que ella creyó que se iba a morir de placer. Las manos de él, tan cálidas y fuertes, le acariciaron la espalda, subiendo y bajando por la camisa hasta que encontró el cierre del sujetador y lo soltó. Pasó un dedo despacio por la espina dorsal y fue dejando llamaradas a su paso.
Y después volvió a besarla en la boca. Miró su rostro sonrojado y sus labios hinchados y deslizó las manos debajo del sujetador desabrochado.
Ella lo miró a los ojos y se estremeció de placer cuando él le cubrió los pechos con sus manos grandes. Los pezones de ella se endurecieron; Nick aplastó las manos y los frotó con las palmas hasta que ella gimió en voz alta.
Le sonrió.
—Sí —dijo—. Sí —su sonrisa cambió, se hizo más oscura—. Quiero verte… tengo que verte.
Tiro del dobladillo de la camisa y la subió hacia arriba. Ella levantó los brazos y la prenda desapareció. Nick rozó un momento los tirantes de raso de sus hombros y después bajó el sujetador por los brazos y lo dejó a un lado.
—Miley —susurró; bajó la cabeza—. Miley… —cerró los labios en torno al pezón, que mordisqueó con cuidado y acarició con la lengua.
Y ella se apoyó en él, se agarró a sus hombros y deseó que esa
magia, ese placer, pudiera acercarlos de un modo que importara. Que aquel placer caliente que encontraban uno en el otro ayudara a Nick a volver a confiar en ella.
Pero no sería así y ella lo sabía… en su cabeza. Su corazón y su
cuerpo eran otra historia.
Mientras él le succionaba un pezón, acariciaba el otro con la mano;
después pasó la boca al segundo y ella deslizó los dedos en su pelo
castaño dorado, echó atrás la cabeza y gimió en voz alta.
Y entonces la mano de él bajó hasta el cierre del pantalón corto rosa que llevaba Miley y ella adivinó lo que buscaba y le ayudó a abrir la cremallera y bajar la prenda por las caderas. El pantalón cayó alrededor de sus tobillos y Miley levantó primero un pie y después el otro y lo apartó.
Nick tiró de su tanga y lo bajó despacio. Se enganchó de tal modo
en los zapatos que no pudo soltarlo y lo dejó allí. Estaba ocupado con la boca en el pecho de ella y la mano en los rizos entre sus piernas. La acarició un momento y después deslizó un dedo en los pliegues húmedos de su sexo.
Miley se levantó hacia él, subiendo las caderas, perdida ya a todo lo
que no fuera la sensación de la boca de él en sus pechos y la caricia
caliente en el punto más sensible de ella.
Estaba muy mojada y le temblaban las piernas. Se sentía subir,
notaba que el placer se extendía y el orgasmo se acercaba cada vez más, y no sabía si podría mantenerse en pie.
Y de pronto ya no tuvo que hacerlo porque él la levantaba contra su
pecho. La besó en la boca y la llevó a la cama.
La depositó con cuidado sobre la colcha verde jade y rompió el beso para tirar de ella con gentileza hasta el borde, de modo que le colgaran las piernas y tocara el suelo con los pies. Ella tendió los brazos hacia él, pero Nick se arrodilló a sus pies, completamente vestido, y le quitó con cuidado el tanga enredado y los zapatos. Tomó su pie derecho y lo besó.
Mordisqueó los dedos, uno por uno, y Miley pensó lo maravilloso que era estar con él siendo una mujer adulta y no una chica virgen asustada.
Él subió por su pierna besándola y mordisqueándola y después se
acercó más y colocó las piernas de ella en sus hombros. Apoyó las manos en sus muslos y la abrió con las puntas de los dedos.
Y de pronto empezó a acariciarla con la lengua, primero a lametones y después succionando con gentileza.
Miley se dejó caer sobre la cama gimiendo y cerró los ojos mientras él la besaba y lamía y ella se sentía subir cada vez más alto y se estremecía al borde del orgasmo.
Y entonces llegó el clímax en una explosión de estrellas, una ducha
de luz y dulzura, un sabor como a champán en la lengua y el olor acre de su deseo a todo alrededor.
Y se oyó gritar:
—¡Sí! ¡Por favor!
Cuando pudo volver a pensar, bajó los brazos para intentar sentarlo
en la cama con ella.
Pero él se sentó en los talones y movió la cabeza.
—No puedo.
Miley se incorporó sentada.
—¿Por qué no?
Él tendió una mano, le acarició los muslos y rozó los rizos rojizos con un gesto posesivo.
—No tengo preservativo —introdujo un dedo y después otro y ella dio un respingo cuando sus músculos se contrajeron alrededor de los dedos. Y él sacó la mano despacio, se la llevó a los labios y lamió la humedad de sus dedos.
—Esta noche —dijo.
Ella asintió y calculó mentalmente las horas que faltaban hasta que
se acostara su hijo.
—¡Oh, sí!
Nick se inclinó y la besó un instante en la boca antes de mover los
labios para besarle la cicatriz fea de la sien.
Después se incorporó del todo y la miró. Seguía todavía
completamente vestido.
Y ella estaba desnuda y sin el menor asomo de modestia. Él la miró
con ojos brillantes y Miley no sintió el impulso de taparse, sino que sintió placer al ver la mirada de lujuria de él.
Y esa noche habría más. Mucho más.
Hasta un rato después, cuando se duchaba para borrar el olor del
deseo de su cuerpo, no se dio cuenta de que lo había dejado marchar sin preguntarle cuándo pensaba decirle a su hijo lo que necesitaba saber.
Sonrió para sí y se prometió hacerlo esa noche.
Cuando Jerry estuviera acostado, ella iría en su busca.
O él en la de ella.
Eso daba igual. Lo que importaba era que estarían juntos y harían el
amor despacio y con ternura. Estaría con él, en sus brazos. Y tendría tiempo de sobra de hacerle preguntas y buscar respuestas.
Y había algo más… un rayito de esperanza que se negaba a morir.
Y ese rayito empezaba a convertirse en una llama brillante.
Quizá, sólo quizá, Nick y ella pudieran encontrar el modo de estar
juntos en el verdadero sentido de la palabra.
Por primera vez desde que se enterara de que tenía un hijo, Nick
Miller no era un padre muy atento. Después de todo, un hombre es
humano y, desde que saliera del dormitorio de Miley, toda su atención estaba fija en la noche que se avecinaba. No dejaba de pensar en Miley desnuda en la cama, con la cara sonrosada, el pelo rojo extendido por la colcha verde y los rizos sedosos entre las piernas húmedos y brillantes a causa de sus besos.
Estaba, pues, muy distraído, esperando la hora en que Jerry se
metiera en la cama y pudiera hacer suya a Miley.

La cena fue todo un reto. Jugaba con la comida con el tenedor y se
esforzaba por no mirar mucho a la mujer pelirroja sentada frente a él. Ella sonreía con indulgencia a su hijo, que hablaba de sus amigos de San Antonio y de los amigos nuevos del pueblo. Peter, uno de estos últimos, los había invitado a dos niños más y a él a dormir en su casa la noche siguiente.
—¿Puedo ir, mamá?
Ella lanzó una mirada a Nick para incluirlo en su decisión. Él asintió
e intentó no mirarle la boca, no pensar en sus besos y en el modo en queel cuerpo de ella se había movido bajo sus manos.
—Sí —dijo Miley—. Puedes ir.
Jerry sonrió.
—Dormiremos fuera como cuando vinieron aquí.
Y el padre de Peter cocinará hamburguesas con queso y contaremos cuentos de miedo…
El niño seguía charlando y Nick jugando con la comida en su plato.
Después de la cena, Jerry le dio una paliza en el juego de invasores
del espacio. 
—Has jugado peor que nunca —sentenció cuando terminaron.
Nick se echó a reír.
—Prometo poner más atención la próxima vez.
Jerry subió a ducharse a las nueve. Como norma, cuando estaba
preparado para acostarse, salía de su habitación en pijama y daba las buenas noches, primero a Nick y después a su madre.
Esa noche, Nick esperaba en su estudio a que llegara el niño. Tenía
la mirada clavada en la pantalla del ordenador y fingía hacer un solitario, pero en realidad fantaseaba con la noche que se acercaba. Así pasaron veinticinco minutos.
¿Cuánto tiempo necesitaba Brody para ducharse?




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