domingo, 16 de septiembre de 2012

I Don't Want To Love You Cap.10 Happy Bday Nick Jonas ♥




–¿Cuándo ibas a darme la noticia? –le espetó Joe, enfadado.
Nick levantó la cabeza y vio a su amigo apoyado en la puerta del despacho, con el ceño fruncido.
Aunque compartían oficina, no se habían visto en unos días. Con los otros socios era comprensible ya que, desde que se casaron, Rafe y Ryan estaban revisando proyectos en sus respectivas islas, donde se habían instalado con sus esposas.
Pero Nick debía admitir que había evitado a Joe desde la noche que Miley y él se acostaron juntos porque Miley y Demi eran amigas. Y, como había sospechado, Demi ya le había dado la noticia a su marido.
Nick suspiró, haciéndole un gesto con la mano para que se sentara.
–¿Y bien? –insistió Joe.
–¿Y bien qué? Seguro que ya sabes toda la historia. No, seguro que ya sabes más que yo.
–¿No me digas que te ha fallado tu famoso encanto? –El encanto no tiene nada que ver.
–Evidentemente.
Nick suspiró.
–¿Has venido a torturarme o querías algo? –Más bien me preguntaba por qué mi mejor amigo no se ha molestado en contarme que ha dejado embarazada a la mejor amiga de mi mujer.
Él hizo una mueca.
–¿Crees que lo he hecho a propósito? Tú mejor que nadie deberías saber que esto es lo último que quería.
Joe asintió con la cabeza.
–Sí, lo sé. Por eso me parece tan raro.
–Se supone que era un encuentro de una sola noche. Me sentía atraído por ella y ella por mí. El día de tu fiesta acabamos en mi casa… 
–¿Has llevado a una mujer a tu guarida? –lo interrumpió Joe–.
Sabía que Miley te gustaba, pero no sabía que te gustase tanto.
–No tenía sentido llevarla a un hotel o ir a su casa cuando la mía está a medio kilómetro de la tuya.
–Ya, claro –murmuró Joe, burlón.
–Piensa lo que quieras, la cuestión es que esto no ha sido planeado.
De hecho, hicimos todo lo posible por evitarlo. Desgraciadamente, se rompió un preservativo y aquí estamos. Miley no está más contenta que yo –Nick se pasó una mano por la cara–. No es que no queramos al bebé, sí lo queremos.
Pero no estamos de acuerdo en… bueno, prácticamente en nada.
–Lo siento mucho –dijo Nick entonces.
–¿La has visto? ¿Miley te ha contado algo? Miley está evitándome y empiezo a enfadarme de verdad.
Su amigo se aclaró la garganta.
–Miley estuvo en casa anoche y parecía disgustada.
–¿Por el embarazo? ¿Ha cambiado de opinión sobre tener el niño? –No, no es eso. Que yo sepa, se está tomando muy bien el embarazo, pero no ha ocurrido en el mejor momento. Aparentemente, el local que quería alquilar ya no está disponible y no encuentra otro.
Tiene un presupuesto muy limitado y ahora, con el bebé en camino, está empezando a asustarse.
Nick masculló una palabrota.
–Será tonta. Lo único que tiene que hacer es casarse conmigo… o irse a vivir conmigo, le he dado las dos opciones.
–¿Casarte? ¿Has dicho casarte? –exclamó su amigo.
–Sé lo que estás pensando y sí, evidentemente, he perdido la cabeza. ¿Pero y si le ocurriera algo? No quiero ni imaginar… –Lo sé, lo sé. ¿Entonces qué vas a hacer? –No tengo ni idea –respondió Nick–. ¿Qué puedo hacer? Miley no quiere saber nada de mí. He intentado darle tiempo, pero empiezo a impacientarme. La he llamado para cenar y para comer juntos, pero siempre tiene algo que hacer.
–Ya te he dicho que está muy ocupada.
–Supuestamente, debería haberla acompañado al ginecólogo, pero no sé si ha ido –Nick se pasó una mano por la cara–. Yo necesito saber que está bien, que no hay ningún problema. ¿Y cómo voy a saberlo si no quiere verme? 
Joe le puso una mano en el brazo.
–Intenta olvidar el pasado, Nick. El pasado no se puede cambiar, pero si sigues así podrías destrozar tu futuro.
Él sabía que lo decía con buena intención, ¿pero cómo iba a entenderlo? 
–Lo siento –dijo su amigo entonces–. Nadie espera que olvides lo que pasó, pero creo que en algún momento debes seguir adelante y arriesgarte otra vez.
Nick asintió con la cabeza, sin mirarlo.
–Si te sirve de consuelo, Miley está por completo dedicada a su negocio – siguió Joe–. No creo que te evite a propósito. Está estresada por el embarazo y por la presión de levantar su negocio para poder mantener al bebé.
–No tendría que pasarlo tan mal si aceptase mi ayuda –dijo Nick.
–¿Se la has ofrecido? Y no me refiero al matrimonio.
–Tal vez mi error haya sido pedírselo. Las mujeres siempre dirán que no, aunque solo sea para llevar la contraria. El truco no es pedir sino hacer, ¿no te parece? 
Joe torció el gesto.
–No, no me parece. Y no me pidas ayuda, no pienso ayudar a que te partan la cara.
–Gallina –murmuró Nick.
–Desde luego que sí. Además, he descubierto que cuando Demi no es feliz, yo no soy feliz.
Nick envidiaba la felicidad de su amigo, que estaba disfrutando del embarazo de su esposa sin saber que la felicidad era algo que se te podía escapar de las manos en cualquier momento, que podías pasar de la cima del mundo a estar en el infierno en un parpadeo.
Él sí lo sabía. Y si estaba en su mano evitarlo, jamás volvería a pasar por eso.
–Pero te deseo suerte –siguió Joe–. Por lo menos, me divertiré viendo cómo haces el ridículo.
–Me subestimas –dijo Nick, arrellanándose en el sillón.
–¿Qué es lo que quieres? No estás dispuesto a comprometerte y, sin embargo, persigues a Miley y te enfadas porque no te hace caso.
No lo entiendo.
Era una buena pregunta y una para la que no tenía respuesta. Y tampoco quería examinar las razones por las que le había pedido que se casara con él.
–Quiero hacer todo lo posible para que mi hijo esté bien atendido.
Joe suspiró.
–No puedes protegerlo de todo. La vida es así. No se puede vivir esperando el desastre.
Para Nick la conversación había terminado, de modo que empezó a hablar de negocios. Pero seguía pensando en Miley y, mientras discutían los progresos del último resort en Saint Angelo, ya estaba formulando un plan.
Cuanto antes estuviera seguro de su bienestar, antes su vida volvería a la normalidad.



1 comentario: