miércoles, 26 de septiembre de 2012

I Don't Want To Love You Cap.11





Era una oferta de amistad, una que la animó inmensamente aunque, al mismo tiempo, la decepcionaba un poco. Podrían ser mucho más que amigos, pero al menos era algo.
Miley sonrió, apretando su mano.
–Sí, eso estaría bien.
A la mañana siguiente, Miley vio un coche aparcado frente a la puerta de su apartamento y a un chófer apoyado en el capó. En cuanto salió, el hombre le abrió la puerta.
–¿Señorita Cyrus? 
–Sí, soy yo.
–El señor Jonas me ha pedido que la lleve donde tenga que ir.
Miley dejó escapar un suspiro. Aquello era ir demasiado lejos.
Había dejado que le regalase el local porque no quería mostrarse
desagradecida, pero enviarle un coche con chófer para ir a unas manzanas de allí… Al notar su vacilación, el hombre sacó un móvil del bolsillo.
–El señor Jonas me ha dicho que lo llamase si había algún problema.
–No tiene que… 
El chófer le ofreció el teléfono y Miley escuchó la voz de Nick
al otro lado.
–Sube al coche. Hace frío y las aceras están resbaladizas.
Ella tuvo que sonreír. Había algo en su preocupación que le resultaba enternecedor.
–No puedes estar pendiente de mí a todas horas.
Mascullando algo contra los hombres que se creían con derecho a darle órdenes, Miley subió al coche.
–Es el número de mi móvil –dijo el chófer, ofreciéndole una tarjeta de visita–. Solo tiene que llamarme cada vez que necesite ir a algún sitio. Las órdenes del señor Jonas son muy claras: no quiere que camine por la calle con este frío.
Miley leyó su nombre en la tarjeta.
–Muy bien, John, seré una buena chica –asintió–. Además, intuyo que has recibido órdenes de chivarte si no uso tus servicios.
Él tuvo la decencia de ponerse colorado.
–Lo siento, pero el señor Jonas me paga un sueldo, de modo que tengo que responder ante él.
Miley soltó una carcajada.
–Yo no quiero que pierdas tu trabajo. Prometo llamar cada vez que tenga que ir a algún sitio.
Había empezado a granizar y, francamente, se alegraba mucho de estar en el coche.
Unos minutos después, John paró frente al local y corrió a abrirle la puerta.
–Recuerde que debe llamarme cuando quiera volver a casa.
–Lo recordaré.
Miley se quedó sorprendida al ver que la puerta estaba abierta.
¿No habían cerrado el día anterior? Asustada, la empujó, temiendo que le hubieran robado.
–¡Sorpresa! Miley lanzó un grito al ver a sus amigas.
–¡Qué susto me habéis dado! Demi, Emily, Selena y Taylor salieron de detrás del mostrador para abrazarla.
–Lo siento –se disculpó Selena–. Es que queríamos celebrarlo. ¡Qué sitio más precioso! –¿Cómo os habéis enterado? ¿Y cómo habéis podido entrar? 
Demi sonrió.
–Nick me llamó. Pensó que te gustaría la sorpresa, así que me dio la llave del local.
–¡Es un sitio maravilloso, Miles! –exclamó Taylor.
Una bocina interrumpió la conversación. Al principio, Miley pensó que era el tráfico habitual en la zona, pero la bocina era insistente y, por fin, todas se volvieron hacia la puerta, donde un joven de unos veinte años les hacía señas.
–¿Qué ocurre? 
–Ten cuidado, Miley –le advirtió Emily.
El joven sonrió, haciéndoles un gesto para que salieran.
–Dios mío… –murmuró Selena.
Miley se quedó boquiabierta al ver la furgoneta aparcada frente al local.
Era preciosa, absolutamente perfecta. ¿Cómo era posible que Nick supiera lo que le gustaba? Igual que en el cartel del local, su nombre estaba pintado en rosa, con flores de color verde, amarillo y lavanda rodeando el logo.
–Aquí están las llaves –dijo el chico.
Miley no podía dejar de mirar la furgoneta, con los ojos llenos de lágrimas.
Aquello era demasiado.
Sus amigas la abrazaron de nuevo, emocionadas.
–¡Vamos a dar un paseo! –sugirió Taylor.
–Sí, venga –asintió Emily.
–¿No hay que tener un permiso especial para conducir una furgoneta? – preguntó Miley.
–Ni idea –respondió Demi–. Creo que deberías contratar a un conductor pero, por ahora, vamos a probarla.
Miley sonrió, emocionada.
–Bueno, venga. La última es una gallina.
Riendo como locas, las cinco mujeres subieron a la furgoneta, encantadas al ver los asientos de piel.
–Si alguna se chiva de que voy al volante, la mato. Y me refiero a ti, Demi. A Nick le daría algo si supiera que he estado conduciendo por el centro de la ciudad sin permiso de conducir.
Su amiga parpadeó, poniendo cara de inocente.
–¿Quién es Nick? 
–¡Vámonos, Miley! –exclamó Emily.
–Y pon la radio –dijo Selena–. Música alegre.
Unos segundos después se abrían paso entre el tráfico de la ciudad, con la radio a todo volumen. Aquel embarazo no era tan malo, pensó Miley. En realidad, nada había cambiado, salvo el hecho de que iba a ser madre.
Seguía teniendo unas amigas estupendas, por fin parecía a punto de levantar su negocio y parte de sus preocupaciones habían desaparecido.
Y tenía que darle las gracias a Nick.
–Vamos a Oscar’s –sugirió Taylor–. Invito yo. Luego podemos volver al local y hacer magdalenas.
Miley sonrió. Sí, le parecía un plan estupendo.
«Le ha encantado. Has hecho bien, Nick».
Nick leyó el mensaje de Demi y tuvo que sonreír para sí mismo.
Imaginaba los ojos de Miley iluminándose al ver la furgoneta. Casi podía ver su preciosa sonrisa… Apretó los puños, sorprendido por tal pensamiento, pero no podía evitarlo. De hecho, no podía dejar de pensar en ella. Se sentía consumido por Miley y no podía hacer nada al respecto.




ahii tenia andonada esta nove 
comente mucho y subo mas capis !!!!

3 comentarios:

  1. mas mas mas !
    antes de que me valla amigaaa!
    sube mas por fis C:

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  2. Jooo me encantó!!!! 77
    Sigo con las demas :)
    Espero poder comentar en el resto, porqué aveces no puefo ¬¬'

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  3. amoooo esta nove nick es tan tierno
    siguela siguela por fis!!!

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