domingo, 23 de septiembre de 2012

The Ex-Boyfriend Of His Sister cap.29



-Mm...
La habitación quedó en completo silencio. Era increíble. Lo único que había hecho era carraspear un poco y todo el mundo la escuchaba.
Inspiró aire profundamente y pareció una galerna ampliado por el micrófono.
-Me gustaría decir algo sobre el señor Jonas y yo.
La habitación estaba tan en silencio que hasta podía oírse cómo se derretía la nieve fuera. Demi sentía cientos de ojos observándola, esperando, pero todos ellos no significaban nada. Sólo importaban los ojos de Joe.
Volvió a inspirar aire profundamente y acercándose al micrófono dijo:
-Estoy enamorada de Joe Jonas.
Hubo un silencio tan ensordecedor, Demi creyó haberse quedado sorda hasta que de pronto, Alexa Todd lanzó un gritito.
Fue el pistoletazo de salida para el bombardeo.
-¡Señor Jonas! ¡Señor Jonas! -la voz de un periodista se alzó sobre las demás-. ¿Qué tiene que decir a eso?
Joe masculló algo entre dientes.
-¿Podría repetirlo? No lo hemos oído bien.
-Este es un asunto personal -replicó Joe, y Demi, que todavía no se había atrevido a mirarlo, sintió que le cogía una mano y vio que se levantaba tan deprisa que la mesa y los micrófonos cayeron al suelo. Los altavoces de la sala gritaron frenéticos.
-Vamos -le ordenó bajo aquel estruendo-. Salgamos de aquí.
Demi carraspeó.
-¿Pero no crees que deberíamos...?
-Lo digo en serio, Demi. Vamos -repitió, y tiró de ella.
No supo por qué se sintió obligada a hacerlo, pero antes de salir de la sala, se acercó a uno de los micrófonos que quedaban en pie y añadió:
-Les mantendremos informados... 
-¡Vamos, Demi!
Y Demi lo siguió, en parte porque él tiraba de ella, y en parte porque lo hubiera seguido a cualquier parte. La mujer de la carpeta intentó detenerlos.
-Esto es muy irregular.
Joe se limitó a pasar de largo y echar a correr, con Demi de la mano.
Los sonidos de la sala se iban apagando a sus espaldas y salieron corriendo al corredor, más allá de la sala de conferencias donde habían esperado antes de entrar, hasta la puerta por la que Demi había entrado.
-Joe, mi abrigo. Lo he dejado en...
-Olvídate del maldito abrigo -le contestó por encima del hombro-. Ya te compraremos otros cien abrigos. Vamos a salir de aquí.
Joe empujó la barra y abrió la puerta.
-Eh... adiós, señor Jonas, señorita Lovato -dijo el guardia que había fuera.
Demi se las arregló para despedirse con la mano antes de que Joe siguiera tirando de ella hasta el aparcamiento.
-Entra -ordenó mientras abría la puerta de un de portivo azul metalizado que Demi no había visto antes.
-¿Dónde está tu Land Cruiser?
El se encogió de hombros.
-Estaba deprimido ayer, así que me compré un Maserati.
-Ah, ya. Espero que te ayudase.
-Pues no. Entra.
Demi obedeció porque era exactamente lo que quería hacer. Joe estaba ya sentado al volante, puso en marcha el motor y el coche rugió justo en el momento en que los periodistas empezaban a salir por la puerta del edificio.
Joe sacó el coche del aparcamiento y los neumáticos patinaron en la nueve dura. Soltó un poco el volante para que las ruedas encontrasen agarre y después pisó el acelerador a fondo y giró a la izquierda.
-¡Cuidado, Joe! -gritó Demi, poniéndose el cinturón de seguridad.
El sonrió.
-Tranquila. Yo antes hacía esto para ganarme la vida, ¿recuerdas?
Giró en la esquina sin tocar el freno y Demi se aferró al salpicadero y esperó morir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario