Nick decidió volver al centro de acogida para recuperar la carpeta que había olvidado allí y giró en la siguiente intersección. Momentos después, se detuvo en el aparcamiento, sorprendido al comprobar que el coche de miley seguía en su sitio habitual. ¿Por qué seguiría ella allí?
En cuestión de segundos, Nick se bajó del coche y caminó hasta la entrada. El guarda de seguridad llamado Barney lo reconoció, pero siguió todo el procedimiento de seguridad antes de dejarle pasar.
–¿Está en su despacho la señorita Martindale? –preguntó Nick al guarda mientras se guardaba el documento de identidad en la cartera.
–Sí, señor, y anoche hice como usted me había pedido y la acompañé hasta el coche.
–Gracias.
De camino al despacho de Miley, Nick se detuvo ante la mesa de la secretaria del turno de noche. La había conocido la noche anterior, era una mujer mayor llamada Raycine Bradley.
–Buenas noches, señora Bradley. ¿La señorita Martindale está reunida con alguien?
La mujer le sonrió.
–No, creo que está recogiendo para marcharse. Al fin.
Nick asintió, pensando que Miley debía haberse marchado hacía horas.
–Creo que iré a meterle prisa –dijo él y se dirigió al despacho de Miley.
Momentos después, llamó a su puerta.
–Adelante.
Nick entró y cerró la puerta tras él. Ella estaba de pie ante la mesa, revisando unos papeles, dándole la espalda.
–Te prometo que ya me voy, Raycine –dijo Miley, sin girarse.
Él se cruzó de brazos y se apoyó en la puerta cerrada.
–Me alegra saberlo. Pienso asegurarme de que lo hagas de veras.
Miley se giró de golpe y miró a Nick, sorprendida.
–¿Qué estás haciendo aquí? –preguntó ella. Por la cara de él, no parecía muy contento, pensó.
–Yo podría preguntarte lo mismo –repuso él en tono seco, dando un par de pasos para pararse en medio del despacho, con las manos en las caderas.
Así que por eso estaba disgustado Nick, porque no le gustaba que ella siguiera en la oficina, pensó Miley. No pudo evitar preguntarse qué más le daba a él.
–Tenía mucho que hacer para la reunión de mañana con el señor Novak. Además de eso, hoy ha ingresado una mujer nueva en el centro.
Nick percibió su expresión de preocupación.
–¿Cómo está?
–Estaba mucho mejor después de que la instaláramos y le aseguráramos que, si su marido venía por aquí, no le dejaríamos acercarse a ella.
Nick meneó la cabeza.
–Es una pena que las mujeres tengan que preocuparse por algo así.
Miley suspiró.
–Sí. Yo sé lo que es eso.
Pero Miley no necesitaba recordárselo, pues él había sido testigo de su drama personal en el pasado. Entonces, ella había creído que una orden de alejamiento bastaría para mantener a Liam a raya, pero había estado equivocada. No quería pensar en lo que podría haber pasado si Nick no hubiera aparecido en el momento justo, arriesgando su vida para salvarla.
Pero no quería pensar más en Liam.
–Bueno, ¿vas a contarme qué haces aquí?
Nick la acarició con la mirada.
–Me dejé algo que necesito para mañana. Había olvidado decirte que no volveré al centro hasta la semana que viene, cuando empezaré a instalar el sistema de contabilidad.
–Ah.
Miley debía haberse alegrado por no tener que verlo tanto, pero un tumulto de emociones contradictorias se apoderó de ella. Intentó ignorarlas.
–Voy a trabajar en un caso en otro sitio –añadió él.
Miley quiso decirle que no necesitaba que le diera explicaciones.
–Lo dices como si fuera algo grave.
–Se trata de un incendio provocado. Es probable que lo leyeras en el periódico hace unas semanas. Un incendio en las refinerías de Petróleos Brody.
–Sí, recuerdo haberlo leído –dijo ella, apoyándose en la mesa–. ¿Y crees que fue provocado?
–Eso parece. Los hermanos Brody me han pedido que lo investigue.
Miley miró a Nick. Recordó lo mucho que él solía disfrutar con su trabajo de detective. De vez en cuando había compartido con ella los detalles de algún caso en particular que había estado investigando.
–¿Tienes pistas?
–No las suficientes para mi gusto, por eso mañana voy a pasar el día en la refinería –respondió Nick, y se acercó a ella unos pasos más–. ¿Qué quieres que haga?
Miley no retrocedió.
–¿Respecto a qué?
–Quiero ayudarte a recoger para que te vayas, deberías haber salido de la oficina hacía horas.
–Ya te he dicho por qué sigo aquí.
–Pero tu razón no es lo bastante buena. Entiendo que te quedaras una hora o dos más pero, Miley, son casi las once y, conociéndote, seguro que eres la primera en venir a la oficina mañana por la mañana.
–Claro. Tengo la reunión a las ocho.
Nick se preguntó qué pensaría Miley si supiera que acababa de estar jugando al billar con el hombre con quien ella iba a reunirse. Y Kevin estaba al corriente de quién era ella. Su amigo sabía que habían salido juntos y que Miley lo había lastimado, reflexionó.
–Bueno, ¿cómo puedo ayudarte?
Cuando Nick se paró delante de ella, Miley dejó escapar un suspiro de resignación. No serviría de nada discutir con él. Además, estaba demasiado cansada.
–Puedes ayudarme grapando las copias del informe que tengo aquí apartadas.
–De acuerdo.
Miley intentó apartarse cuando él se puso a su lado ante la mesa pero, aun así, sus brazos se rozaron. Un mar de sensaciones la invadió. Respiró hondo.
–¿Estás bien? –preguntó él, mirándola.
–Sí, estoy bien. ¿Por qué no iba a estarlo?
–Por nada.
Era por algo y ambos lo sabían. Miley no podía sacarse de la cabeza los recuerdos de una noche inolvidable. No podía negar que, durante años, había echado de menos sentir un cuerpo fuerte y cálido a su lado y despertar cegada por el deseo.
–Si has quedado sólo con Kevin, ¿por qué has preparado tantas copias?
La pregunta de Nick la sacó de sus pensamientos.
–Son para los miembros del Club de Ganaderos, para que el señor Novak se las entregue. Quiero que todos sepan cómo está funcionando el centro, que somos un beneficio para la comunidad y que yo soy lo bastante competente para mi puesto.
Nick le tocó el brazo.
–Te preocupas sin necesidad. Si pensaran que no eres competente, no te habrían contratado.
–Pero, ¿y si…?
–De verdad te lo digo, te preocupas por nada.
Entonces, Nick se inclinó hacia ella. Miley debió haberlo previsto. Pero, en cuanto la boca de él tocó la suya, fue incapaz de moverse. Y, llena de deseo, no pudo hacer nada más que disfrutar del momento.
Si había algo indiscutible era que Nick sabía besar, incluso en esas ocasiones en que no debería hacerlo. Como en ese momento. Él se había ofrecido a ayudarla, no a seducirla. Todo su cuerpo tembló de excitación y ella supo que ningún otro hombre podía hacerla sentir como Nick. El único hombre al que había echado de menos.
Si los dos hubieran…
Miley prefirió no pensar en qué podía haber pasado. Sólo quería pensar en el presente, no en lo que había ocurrido hacía siete años. Ni siquiera quiso preguntarse por qué se sentía tan cómoda entre sus brazos, como si ése fuera el lugar más apropiado para ella.
Sus bocas se entrelazaron a la perfección, moviéndose en sincronía, con total naturalidad.
Cuando al fin sus labios se separaron, Miley respiró hondo, sintiendo su sabor. No se molestó en preguntarse por qué le había dejado besarla. Ella lo sabía de sobra. E, igual que la vez anterior, no había opuesto ninguna resistencia. Aunque lo hubiera intentado, no habría podido, reconoció para sus adentros.
Pero prefirió no hablar de ello. Sin decir una palabra, se dio la vuelta y agarró los papeles que quedaban. Fue consciente de que él la observaba pero, siguiendo su ejemplo, Nick tampoco dijo nada. Por el rabillo del ojo, lo vio apilar los informes en un montón. A continuación, los dos se volvieron al mismo tiempo, sus miradas se cruzaron por un segundo y, al instante, se abrazaron.
Parecía que su mente se negaba a recordar los malos tiempos, se dijo Miley. En ese instante, sólo se acordó de los buenos momentos, que habían sido muy buenos. Se habían acostado juntos nada más una vez pero, antes de eso, habían sido amigos. Sin embargo, ella había descubierto después que él había tenido un interés oculto. Pero prefirió no pensarlo. Por el momento, lo único que quería era disfrutar del modo en que la besaba, con una pasión y una intensidad abrumadoras.
A Miley ni siquiera le molestó que Nick la estuviera sujetando de forma íntima y posesiva, agarrándola de los glúteos y apretando su pelvis contra la de él. Sintió sus poderosos músculos y su erección, fuerte y dura.
Dejándose llevar, Miley le rodeó el cuello con los brazos mientras él la besaba con más profundidad, provocándole oleadas de placer. Le notó estremecerme mientras le acariciaba la nuca con las yemas de los dedos.
Nick cambió de posición, para tener todavía mejor acceso a su boca. A Miley le daba vueltas la cabeza y se dijo que no tenía más remedio que aceptar lo que estaba sucediendo y comportarse como una mujer. Y era lo que estaba haciendo. Estaba actuando como una mujer que deseaba sentir la lengua de él, saborearlo, disfrutar al máximo de las sensaciones que aquel beso estaba despertando en ella.
Hola y adios Niñas bellas
aqi les dejo estos capis
dedicados a todas las qe lo leen
gracias Mayi por decirme "Mitchie sube White Lies, auqe tambn me gustaria la otra Niley"
jajajajja
proto subire mas mi compu regreso!!!
las qiero niñas comenten mucho
len mando miles de besos!!*
aaaaaaaaawwwwwwww lo ameee♥
ResponderEliminarme muero por saber que va a pasar despues ...
terminaran tirados en el escritorio 1313 jajajja ;)?
y de nada amiga
tus sabes que me encantan tus noves y mas niley♥♥
por cierto nos fuimos las dos :/
pero no importa me encanta conversar contigo
te quiero amigaa ♥
cuidate mucho C: ♥