miércoles, 8 de agosto de 2012

Miley's Little Secret cap.10






El día de la boda amaneció brillante y soleado. El pronóstico del
tiempo amenazaba con tormentas por la tarde, pero Hannah declaró con ojos brillantes que el mal tiempo no se atrevería a arruinar el día más hermoso e importante de su vida.
La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de la familia Cyrus, y la
ofició el pastor Partridge. Los invitados soltaron exclamaciones de
admiración al ver el lugar, donde las lilas y las rosas mezcladas con hiedra y cintas de raso blanco adornaban casi todas las superficies. A lo largo del pasillo y en el altar había más flores en floreros altos.
La iglesia estaba a rebosar. Cuando empezaron a sonar los primeros
acordes de la marcha nupcial, no cabía ni un alma más.
Tres niñas con vestidos de raso verde y el pelo adornado con cintas y capullos de rosa bajaron por la alfombra blanca que habían extendido dos de los testigos del novio antes de que empezara la marcha nupcial. Las tres sonreían con timidez y transportaban cestas llenas de pétalos rosas y verdes que lanzaban por el pasillo a su paso.
A continuación iban las damas de honor de Hannah, ocho mujeres
amigas suyas con vestidos de seda color verde apio, cada una con un ramo de rosas y lilas.
Las seguía Miley, en su calidad de madrina. Su vestido era rosa y su
ramo estaba formado por rosas blancas entrecruzadas de verde. Apenas había andado cinco pasos en dirección al grupo que esperaba en el altar cuando cometió el error de mirar a la derecha.
Y allí estaba Nick, en el sexto banco, con Joe y Demi.
Nick le sostuvo la mirada y ella estuvo a punto de tropezar, pero se recuperó al instante. Echó atrás los hombros y siguió su marcha lenta hacia el altar.
El padrino le tomó la mano y la acompañó a su puesto, al lado de él.
La música sonó más alta y apareció Hannah con un vestido blanco como la nieve y un ramo hecho de lirios blancos, gardenias y rosas atado con perlas falsas. Un suspiro de admiración pareció brotar de todas las gargantas al verla.
Era su momento y Hannah sabía bien qué hacer con él. A través del velo, tenía ojos sólo para Liam y, cuando al fin llegó a su altura, tendió su ramo a Miley y su prometido y ella miraron al pastor.
Empezó la ceremonia. Liam vaciló un par de veces al pronunciar los votos. Aunque normalmente hablaba mucho, parecía acobardado por la solemnidad del momento. La voz de Hannah, en cambio, sonó fuerte y clara, sin vacilaciones.
Miley, a pesar de su determinación de no mirar, no pudo evitar girarse de nuevo hacia Nick, en el sexto banco, donde la esperaban los ojos de él llenos de calor y esperanza.
Y también promesas.
La miraba… como miraba Liam a Hannah y como Joe miraba a Demi.
Como si ella fuera la única mujer en el mundo.
Increíble. Su sueño de tantos años atrás se había hecho realidad.
Nick Miller sólo la miraba a ella.
Ahora la veía. Él mismo se lo había dicho así al lado de la piscina. La veía y se interesaba por ella.
Y Miley tema que reconocer que a ella también le interesaba él.
Era como un cuento de hadas hecho realidad. O lo habría sido… de no ser por el secreto y por su telaraña de mentiras.
Cuando los novios subieron a la limusina blanca que los llevaría al
Club de Campo, se veían ya muchas nubes por el suroeste. La lluvia
anunciada estaba en camino.
Pero a la gente no le preocupaba nada el clima. El banquete tendría
lugar en el comedor principal del Club de Campo y después habría baile hasta tarde en el salón adyacente. Una pequeña tormenta no iba a alterar el programa.
Nick, que había salido de la iglesia el primero, llegó al club mucho antes que los demás. Entregó las llaves del coche al mozo del aparcamiento y fue directo al comedor, donde había al menos cuarenta mesas redondas preparadas con manteles blancos, cristalería de bordes dorados y porcelana de china. En un extremo, sobre una plataforma, había una mesa rectangular montada para seis personas, los novios y los padres de ambos. Nick supuso que Miley no se sentaría lejos de esa mesa.
Y acertó. Encontró su tarjeta y la de Jerry en la mesa de enfrente. A continuación empezó a buscar su lugar.
Lo encontró diez minutos más tarde, justo en el centro del mar de
mesas, con Demi y Joe a su derecha.
Tomó su tarjeta con el mayor descaro y la cambió por la de la
persona que se sentaba a la izquierda de Miley.
Una vez terminada su misión, se marchó al bar del club, donde pidió
un whisky con hielo mientras esperaba la llegada de los demás invitados.
Veinte minutos después regresaba al comedor, donde empezaban a
llenarse ya las mesas y los camareros circulaban entre ellas poniendo pan y mantequilla o sirviendo champán y refrescos. Un grupo tocaba música suave en un rincón.
Miley y Jerry estaban ya sentados. Nick se detuvo en la puerta y los
miró. Mientras miraba, el niño desdobló su servilleta y se la puso en las rodillas.
Nick sonrió. Estaba muy apuesto con su traje y su remolino de pelo
justo en la coronilla. Él entendía mucho de eso, pues tenía uno justo en el mismo lugar y se veía obligado a llevar el pelo largo o muy corto para controlarlo.
Y Miley…
Nick la miró abiertamente, ignorante de todo lo que no fuera ella, y
pensó que nunca la había visto tan hermosa como ese día. El rosa le
sentaba bien. Le recordaba a…
Parpadeó.
Y el tiempo pareció detenerse. Regresó a una noche de mayo de once años atrás.
Hannah también llevaba un vestido rosa ese día y había destacado por encima de todas las chicas de la graduación. Habían bailado todas las piezas porque él no permitía que se le acercara ningún otro chico.
Aquella noche lo había cambiado todo… o eso creía él mientras
sucedía. Aquella noche había decidido que no rompería con ella después de todo, aquella noche no le importaba lo más mínimo el mundo ni los muchos lugares que tenía que explorar. Aquella noche sólo quería quedarse allí, con Hannah en sus brazos.
Hannah…
¡Qué extraño!
Podía verse todavía viéndola girar en sus brazos. Hannah…
¿O no era ella?
Al recordar ahora a Hannah sonriendo con suavidad y mirándolo aquella noche, no era a ella a quien veía. Estaba seguro de eso. Bajaba la vista y…
Veía a Miley en sus brazos.
No podía ser. No lo era. Su mente le gastaba una mala pasada.
Aun así, en el centro de su ser estaba seguro de que…
Sintió un calor repentino. El aire lo oprimía y no podía respirar.
Y entonces Miley levantó la vista de la mesa donde se sentaba con
Jerry y lo vio.
Y sonrió.
¡Qué hermosa era!
Y su sonrisa consiguió que todo volviera a la normalidad.
El pasado no era el presente.
Y Miley no era Hannah.
Casi estuvo a punto de echarse a reír de su idiotez. Seguramente era
normal que, con lo que sentía ahora por Miley, pensara que era a ella y no a Hannah a la que había tenido en sus brazos aquella noche.
Pero, en cualquier caso, no importaba. De eso hacía ya años. Lo que importaba ahora era la sonrisa esperanzada en la boca suave de Miley.
Echó a andar hacia la mesa.
—¡Nick! —el rostro de Jerry se iluminó al verlo.
Sonrió al niño.
—Hola, Jerry. ¿Qué tal?
—Bien —el niño se metió un dedo en el cuello de la camisa—. Excepto por este traje —hizo ruido de que se ahogaba.
—Jerry —dijo Miley con suavidad. Y el pequeño suspiró y se sacó el dedo del cuello. 
Nick le guiñó un ojo.
—Pero te queda bien.
—¿Tú crees? —Jerry se enderezó el cuello y alisó la corbata.
—Sin ninguna duda —Nick se atrevió a mirar a la mujer de rosa—. Y tú estás guapísima.
—Gracias —sonrió ella.
Él tomó la tarjeta colocada al lado de ella.
—¡Vaya! ¿Qué te parece? Este es mi sitio.
La expresión de ella indicaba que ya ha había leído la tarjeta.
—¡No me digas!
Nick le mostró la tarjeta.
—Me temo que sí.
Se sentó y se puso la servilleta en las rodillas. Miley se inclinó hacia él.
—¿Dónde has puesto a Charlie Bowline? Antes ha estado aquí; parece ser que alguien le había dicho que se sentaba en esta mesa.
Nick se giró hacia ella y le sonrió.
—El señor Charles Bowline se sentará con Joe y Demi Miller. Si
consigue encontrar su asiento, estoy seguro de que lo pasará muy bien. Joe y Demi son muy divertidos.
—Charlie es el padrino —murmuró ella con tono burlón.
—Y espero que encuentre pronto su asiento —repuso Nick. Un
camarero le llenó la copa de champán. Nick la levantó y brindó con Miley.
—¡Eh, yo también! —Jerry levantó su refresco de Cola.
Nick chocó su copa con el vaso del niño.
—Por el padrino, dondequiera que esté.
Empezó a llegar la comida… mariscos, ensaladas y un plato de
solomillo con patatas asadas. Y todo estaba muy bueno, aunque lo que más valoraba Nick era la compañía.
Conversaron con los demás invitados de la mesa, dos parejas de
Abilene amigas de la familia de Liam y una anciana encantadora, tía abuela del novio. Más allá de las ventanas, el cielo se iba volviendo gris, pero no importaba. Estaban todos a cubierto y se lo pasaban bien.
Ni Nick ni Miley mencionaron la cita misteriosa que tenían el lunes en el bufete ni la conversación telefónica del domingo anterior. Ambos mantuvieron la conversación a un nivel amable y superficial.
Nick no tenía nada que objetar.
Ella estaba a su lado y no podía pedir nada más.
De pronto todo le parecía factible. Más tarde habría baile y quizá
tuviera suerte, el domingo la vería en la iglesia y en el restaurante y el lunes… bueno, ella iría a su despacho a consultarle algo.
Y él tendría una ocasión más de convencerla de que debían pasar
más tiempo juntos.






1 comentario:

  1. amigaaaaaaaaaaa♥
    me eencanto el cap :)
    me mate de la risa con el cinismo de nick :D
    estan lindo :3

    psdt: mitchie♥ de mi corazon
    amiga mia♥ espero que ya estes bien y mejor
    cuidate mucho
    tq ♥ besos & abrazos
    mayi♥

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