martes, 28 de agosto de 2012

The Ex-Boyfriend Of His Sister cap.20




Demi se puso de pie lentamente.
-Joe, yo...
Él se llevó un dedo a los labios pidiéndole silencio.
-Vas a despertarla -susurró, y sopló la lámpara que los iluminaba desde la mesa de la cocina.
La habitación quedó sumida en la sombra. Los únicos sonidos eran el crepitar del fuego en la chimenea y la respiración rítmica y suave de la niña. Afuera, la tormenta parecía haberse calmado. La turbulencia estaba ahora en aquella pequeña habitación, una turbulencia íntima entre Demi y el hombre que estaba de pie al otro lado de la cuna.
No podía apartar los ojos de él. La luz de la lámpara que había encendido sobre la mesilla a su espalda le iluminaba el rostro. Había en su expresión tanta intensidad, tales promesas y tanta determinación...
Apenas sin darse cuenta, Demi fue retrocediendo, alejándose de la cuna y entrando en su habitación.
Joe la siguió, imitando cada paso de Demi, y cuando los dos estuvieron dentro del dormitorio, cerró la puerta a su espalda.
Demi sintió que se daba con la cama en las piernas.
-Va a hacer frío aquí dentro si cierras la puerta.
Su voz sonó tan ronca que casi no la reconoció como suya.
Joe pasó por alto el comentario.
-Ven aquí, Demi.
-Yo... eh...
-Demi.
Volvía a tener esa sensación de debilidad, como si las piernas no pudiesen sostenerla más.
-Demi.
-Está bien -su voz seguía sonándole ronca y extraña y el aire de la habitación pareció hacerse más denso-. Voy.
Él sonrió entonces, y Demi dio un paso hacia él. Después otro. Luego otro más, hasta que estuvieron a punto de tocarse, pero él no lo hizo.
-Iba a esperar -dijo, con los brazos caídos a lo largo del cuerpo-. No sabía a qué, pero me parecía que era lo que tenía que hacer. Darte más tiempo. Pero hay algo en ti, en la forma de dejar a esa niña en la cuna, de inclinarte con ese pijama de hombre, y no puedo esperar más, Demi.
Ella lo miró, de arriba a abajo, desde sus facciones marcadas, sus ojos oscuros, la cicatriz en el labio y el hoyuelo de la barbilla, pasando por su cuello fuerte como una columna y sus hombros anchos y musculosos. Tenía una cicatriz en el hombro izquierdo que seguía la forma de la articulación y desaparecía bajo el brazo. Se veía muy blanca en contraste con su piel oscura. De hecho, ahora que miraba más de cerca, tenía cicatrices por todas partes. Bajo el vello de su pecho, estaba surcado por ellas.
-Demi, ¿qué me dices?
-Yo... eh...
-Eso ya lo has dicho -contestó él, sonriendo.
Tenía que pensar en algo más pertinente.
-Yo... es que no sé cómo -apero qué había dicho?-. Es un comentario idiota, ¿verdad?
-No, de eso nada. Nunca has hecho el amor, ¿es eso lo que me quieres decir?
Demi asintió incluso antes de que hubiera terminado.
-Sí. No. Nunca lo he hecho.
-No pasa nada -contestó él, pero pareció quedarse parado.
Demi se sentía roja como un tomate. Parecía no saber hacer otra cosa estando con él.
-¿Qué? ¿Qué ocurre?
-Nada. Es que... acabo de darme cuenta de que no he venido preparado.
-¿Preparado para qué?
-Para hacer el amor contigo.
-Ah, ya te refieres a...
-Sí, a alguna clase de protección. No tengo nada.
-Ah.
Joe se sonrió ante lo absurdo de aquella situación.
-¿Qué te parece? Por fin llega el momento con el que he estado soñando, y resulta que no estoy preparado.
-No importa -dijo ella, tras aclararse el nudo de la garganta-. Espera aquí.
-No te preocupes. No pienso ir a ninguna parte. 
Demi abrió un cajón de la cómoda y sacó la caja que contenía doce preservativos y que había guardado allí hacía unos cuantos meses.
-Ten -dijo, entregándosela.
El se quedó mirando su mano extendida y después a la cara, que parecía un tomate maduro.
-Vaya -murmuró-. Gracias.
-No tienes por qué quedarte tan sorprendido. Sólo porque no haya hecho nunca el amor no quiere decir que no hubiera pensado hacerlo. Bueno, más o menos.
-¿Más o menos? -repitió él, arqueando una ceja. Ella retrocedió lo bastante para sentarse a los pies de la cama.
-Está bien. Selena me los dio hace unos meses para que pudiera estar protegida si ocurría lo imposible.
Ahora sí que se sentía mortificada. No podía ni mirarlo.
Joe se acercó a ella, pero Demi siguió con la mirada clavada en sus calcetines.
-Demi.
-¿Qué?
Joe tiró la cajita sobre la cama y se sentó junto a ella.
-Demi.
Su voz era suave como una invitación y una caricia al mismo tiempo.
Demi escondió las manos bajo sus piernas y se encogió ligeramente, pero él la rodeó por los hombros y la acercó. En cuanto sus cuerpos se tocaron, se tranquilizó.
-Así está mejor -dijo él, besándola en la sien y luego, suavemente, la obligó a apoyar la cabeza sobre su hombro.
Su piel era cálida y su pecho, firme, y durante un rato, se limitó a tenerla así, acariciándole el pelo y el hombro, y Demi volvió a recordar lo mucho que le gustaba su olor y la sensación de apoyo y seguridad que experimentaba entre sus brazos.
Pero después la empujó suavemente para tumbarla sobre la cama, apoyando la cabeza sobre la almohada. La caja de preservativos estaba en medio, y Joe la dejó sobre la mesilla antes de tumbarse junto a ella.
Entonces la besó con un beso largo y embriagador, mientras la acariciaba lentamente, como para calmarla.
Lentamente y con sumo cuidado, fue desabrochándole los botones del pijama, besándole cada espacio de piel que el botón dejaba al descubierto.
Cuando hubo terminado, deslizó las manos por dentro del pijama y Demi contuvo el aire al sentirle acariciarle los pechos.
Con una tremenda delicadeza, le quitó el pijama y Demi cerró los ojos. Entonces sintió su boca en uno de sus pechos, y pensó que iba a volverse loca con las caricias de su lengua. Mientras seguía besándola, no dejaba de acariciarla, y Demi no podía estarse quieta. Se retorcía y gemía, y el abandono y la fuerza de los sonidos que emergían de su garganta la sorprendían a ella misma.
Sintió entonces que sus manos alcanzaban su vientre y aún más allá, hasta que llegó a su clítoris.
-Ah... -gimió él, y mientras la acariciaba lentamente, seguía besándole los pechos, el cuello, la barbilla, hasta que al final, llegó a su boca-. Bésame, Demi.
Ella gimió cuando sus bocas volvieron a encontrarse y abrió los labios mientras sus dedos seguían con aquel increíble juego.
-Lo sabía -susurró Joe-. Una mujer. Toda una mujer.
Sus caricias siguieron empujándola hacia delante hasta que no le quedó voluntad ni fuerza. No era más que lo que él la había llamado: una mujer; una mujer en el ojo del huracán.
-Vamos -susurró-. Sigue por mí...
Y así fue. El éxtasis comenzó en su clítoris y se extendió por todo su cuerpo como un fuego cegador que llegase hasta la yema de sus dedos, hasta el extremo de sus pies.
Cuando el éxtasis fue remitiendo, Demi se quedó tumbada mirándolo, y él sonrió de una forma íntima, llena de ternura. Entonces se levantó de la cama el tiempo justo para quitarse los vaqueros y los calcetines. Demi parpadeó varias veces al verlo desnudo ante ella, excitado completamente.
Pero había más, mucho más que la evidencia de su deseo, y al mirarlo, una sola lágrima asomó en el rabillo del ojo, que luego sintió rodar por su mejilla.
Joe sabía qué la había hecho llorar... las enormes cicatrices de sus muslos, como hendiduras blancas y profundas cortadas en su carne. Una bajaba por la parte delantera de su muslo izquierdo y terminaba en un pequeño amasijo blanco en la rodilla. La otra descendía por la parte externa del muslo izquierdo.
-Desagradable, ¿no?
Demi se mordió un labio, intentando parar las lágrimas, y dijo que no con la cabeza.
-No -le dijo-. No son desagradables -repitió y se incorporó; y para demostrarle que lo que le había dicho lo sentía, lo besó en la pierna izquierda, justo sobre la rodilla, en la parte más profunda de su cicatriz.
-Demi... -gimió, y la cogió por los hombros, hundiendo los dedos en su carne, para mirarla de frente a los ojos.
Y entonces todo ocurrió.
-Quítatelo -le ordenó, tirando de su pijama-. Quítalo de enmedio.
Ella asintió, y se puso manos a la obra mientras él sacaba con manos temblorosas uno de los preservativos de la caja.
-Demi... -susurró él, y acudió a los brazos que Demi le extendía-. No puedo... quiero que...
Ella le tapó la boca con la mano.
-Sh... Por favor, ven. Ven a mí.
Joe gimió y Demi le rodeó con los brazos y gritó cuando él la penetró.
En un sólo movimiento, estuvo dentro de ella y se quedó inmóvil un instante.
-Te he hecho daño... 
-No pasa nada.
-No quería hacerte daño. Quería que esto fuera...
-Shh...
Demi siguió abrazándolo, acariciándolo, y lo sintió al borde del precipicio, intentando contenerse.
-Déjate ir -susurró-. Hazlo, por favor.
Joe gimió y pareció un gemido de agonía hasta que por fin, suspiró. Un suspiro de liberación y de rendición.
Poco después, se separó de ella y se cubrió la cara con una mano. Demi inmediatamente echó de menos sentir el calor de su cuerpo, y se pegó a su costado.
-Menudo desastre, ¿eh? -murmuró.
-Cállate -le contestó ella, dándole en un hombro-. Ya lo haremos mejor. Ha sido nuestra primera vez juntos. Y mi primera vez.
Joe enredó un rizo alrededor de su dedo.
-Hace mucho tiempo... desde la última vez. Más de un año -dijo, y se echó a reír con sequedad-. Esa es mi excusa.
-No tienes por qué buscar excusas, Joe. Conmigo, no.
Se quedó callado un instante.
-Lo sé, y me alegro.
-¿Quieres decir que no has hecho el amor desde antes del accidente de Las Vegas? -le preguntó. Quería estar segura.
-Sí.
Demi volvió a apoyarse sobre su pecho.
-Joe...
-¿Mmm?
-Aunque ha sido corto, creo que podría llegar a gustarme.
Entonces sí que se echó a reír.
-Bien.
-Y no creo que tus cicatrices sean desagradables.
Joe no contestó, y momentáneamente dejó de acariciarle el pelo.
-Entonces, ¿por qué verlas te ha hecho llorar? 
Demi se incorporó para mirarlo a los ojos.
-Por varias razones.
-Dime cuáles.
-He llorado porque no me había dado cuenta de lo a punto que has estado de no volver a caminar -dijo después de un instante. Quería elegir las palabras adecuadas.
-Ya.
-Y hay otra.
-¿Ah, si?
-Sí. También he llorado por lo que has tenido que pasar... el dolor, el miedo y el trabajo duro y titánico de volver a ponerte en pie. Has tenido mucho valor. Simplemente... me sorprendes, eso es todo.
Los puntitos de sus ojos brillaban como si fuesen de oro, y poniéndole una mano sobre la cabeza, le hizo volver a apoyarse sobre su pecho.
-Y yo nunca lloro, Joe -añadió en un suspiro.
Su risa fue buena y profunda. 
-De acuerdo, Demi Lovato.



Hola niñas!!!
lo se lo se lo se 
soi una mala persona 
y varias tendran ganas de matarme por no haber subido esta nove en una semana 
pero estaba sin compu comprendan!!!
okno esta bn asi las qiero aunqe me qieran matar 
las amo♥

3 comentarios:

  1. wow ya cedió Demi espero que la sigas pronto

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  2. awwwww hermosos pobre joe sufio mucho :( pero me encanto el capi sube pronto y yo no te quiero matar con esto lo recompensaste jjajaj

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  3. aawwwme encantooooo segui seguila seguilaaa!!!!
    por que el capis estuvo hfvjbucrkbxdbfbskdbfyfrbfjfbe :D

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