domingo, 26 de agosto de 2012

A Great Love cap.18


Los padres de Randall vivían en un barrio de clase media en las afueras de Houston, y resultaron ser bastante agradables. Se mostraron muy amables y atentos con Danielle, pero cuando
empezaron a llegar sus amistades para la fiesta, la joven comenzó a sentirse como si estuviera siendo exhibida como un triunfo de Randall, y cuando él se ofreció para ir a comprar unas botellas
de champán para que pudieran brindar por el compromiso, le rogó que la dejase acompañarlo.
Randall meneó la cabeza, diciéndole que la licorería más cercana estaba en una zona no muy recomendable de la ciudad, pero ella repuso que se quedaría en el coche, y que él tampoco iba a tardar tanto en comprar un par de botellas.
Él la miró indeciso, pero sabía que no lograría convencerla, así que finalmente accedió a regañadientes, haciéndole prometer que cerraría las puertas y no saldría del coche. Danielle le dio su
palabra, y tenía intención de cumplirla, pero unos minutos más tarde, mientras lo esperaba en el coche, vio aparecer a un niñito negro, de unos nueve años, deambulando solo, como si se hubiera
perdido. Olvidando su promesa, se bajó del coche y lo llamó, pero el chiquillo estaba bastante lejos y no la oía. Lo siguió, intentando andar lo más deprisa que le permitían sus zapatos de tacón,
pero justo cuando estaba a punto de alcanzarlo, apareció una mujer que debía ser su madre, porque vio que lo regañaba severamente y se lo llevaba a rastras del brazo, entrando con él en un bloque mal iluminado.
Danielle suspiró aliviada y se dio la vuelta para regresar al coche, pero su suave voz había atraído la atención de un vagabundo, y al ver que parecía una chica rica, se abalanzó sobre ella antes de que pudiera saber qué estaba ocurriendo. Se revolvió con todas sus fuerzas, pero con ello solo logró irritar al hombre y lo hizo reaccionar con más violencia que si le hubiera entregado lo que llevaba de valor encima.
Cuando el áspero puño del hombre la golpeó en la mandíbula sintió un dolor fortísimo y cayó de espaldas al suelo. Gritó pidiendo auxilio, pero el vagabundo se colocó encima de ella y siguió
golpeándola. Ni siquiera podía apartarlo. Era muy grande y corpulento, y cuando finalmente la dejó sin sentido, lo último que notó fue el sabor de la sangre en sus labios, y todo el cuerpo dolorido, como si la hubiera arrollado un vehículo.
Entretanto, Randall había salido de la tienda con una bolsa en la mano, y cuando llegó junto al coche y vio que estaba vacío, le entró verdadero pánico. Dejó apresuradamente la bolsa de papel en el suelo, junto al vehículo, y empezó a llamarla a voces. Le pareció ver que algo se movía calle abajo, y corrió en esa dirección, justo a tiempo para ver huir a un tipo enorme. En el suelo había un bulto, y Randall tuvo el horrible presentimiento de que no podía ser más que Danielle.
Se arrodilló a su lado, gimiendo espantado al ver su rostro ensangrentado y lleno de moretones.
— Danielle, Danielle, ¿puedes oírme?

Joe y Demi eran los únicos que estaban en casa de los Jonas cuando sonó el teléfono. Joe descolgó el auricular, imaginando que sería una llamada de negocios que estaba esperando, pero la voz que habló al otro lado de la línea era la de Angela Deleasa. Parecía histérica, y Joe no conseguía averiguar qué estaba tratando de decirle.
— Espere, espere, señora Deleasa, hable más despacio, no puedo entenderla.
— ¡Oh, Joe, es Danielle! Dios mío, ¿qué voy a hacer? Tengo que ir a Houston, pero no... no sé conducir... ¿No está Kevin ahí?
— No — contestó Joe—, se ha ido a una reunión en Dallas — omitió que se había marchado furioso con Frankie, Nick y él, porque les había dicho que tenía un asunto mucho más importante que atender, aunque no les había dicho cuál y finalmente se había ido refunfuñando—. ¿Qué le ha ocurrido a Danielle?
— La han atacado en la calle. Está en el hospital, malherida y en coma — respondió la señora Deleasa temblorosa—. Tengo que ir...
— ¿Está en casa?
— S... sí, estoy en casa.
— Saldré con Demi para allá inmediatamente.
Minutos después, el joven matrimonio recogía a la pobre mujer y se dirigían camino de Houston.
— Estará bien, señora Deleasa, ya lo verá... — trató de consolarla Miranda mientras la abrazaba, sentada con ella en el asiento de atrás—. Danielle es una chica fuerte.
Angela asintió con la cabeza entre sollozos, cuando llegaron al hospital, encontraron a Randall esperándolos en el pasillo, junto a la unidad de cuidados intensivos. Llevó dentro a la madre de Danielle, y casi se desmayó al verla conectada a varias máquinas, los ojos cerrados, pálida, su rostro lleno de cortes y moratones, y un ojo hinchado.
— No se preocupe, señora Deleasa, la conmoción que sufrió en la cabeza es la única razón por la que está aquí y no en planta — le explicó el joven—. Lo demás no es nada grave, solo magulladuras y golpes.
— ¿No la... no la violaría, verdad? — inquirió Angela, con el corazón en un puño. Él sacudió la cabeza.
— No, por suerte llegué a tiempo de asustar al tipo para hacerlo huir — contestó—. Dios, lo siento tanto — gimió agachando la cabeza—. Fue culpa mía. Salimos a comprar champán para la
fiesta, y le dije que se quedara en el coche. No sé qué la haría salir.
— Pero, ¿por qué la llevaste contigo? — Inquirió la señora Deleasa entre sollozos—, ¿Por qué?, ¿Por qué?
— Es que... ella insistió — contestó Randall con expresión de impotencia.
Kevin no la habría dejado ir con él, se dijo Angela Deleasa irritada, y si hubiera ido con él, no la habría dejado sola en el coche. Sin embargo, no dijo nada. Randall parecía sentirse ya bastante
culpable como para añadirle nada más. Se sentó junto a su hija y la tomó de la mano, rogando a Dios que la hiciera despertar.
Ya era de día cuando Joe y Demi regresaron a Jacobsville. La señora Deleasa se había negado a dejar allí sola a su hija, y Joe le había prometido que regresaría más tarde para llevarle lo que necesitase. Llamó a casa para explicarle a su madre lo que había ocurrido, y tras dormir un par de horas fue a casa de Angela Deleasa para recoger las cosas que le había pedido, y se puso de nuevo camino Houston.

Cuando regresó eran ya más de las ocho de la tarde. Estaba echo polvo, pero fue directamente a casa de su madre, donde Demi le había dicho que le esperaría, esperando de vuelta. Cuando entró por la puerta pasó al salón, donde estaban poniendo la mesa para cenar,
observó que Kevin ya estaba allí.
En realidad acababa de entrar por la puerta un instante antes que él, y no había habido tiempo de decirle todavía lo que había pasado, pero lógicamente, Joe no lo sabía, y cuando se acercó a él le puso una mano en el hombro y le dijo:
— Siento lo de Danille.
Kevin se encogió de hombros.
— Bueno son cosas que pasan — dijo brevemente.
Le dio la espalda y se sentó a la mesa, empezando a picotear de las fuentes de comida.
Joe lo miró atónito ante semejante falta de sentimientos, pero se dijo que quizá estaba todavía dolido por el compromiso de la joven y trataba de comportarse como si no le importara Danielle.
— ¿Cómo está? — le preguntó Denise a Joe, yendo a su lado.
— No ha habido ningún cambio — contestó él con un suspiro—. Le he prometido a su madre que me pasaré mañana de nuevo para que no esté sola. Intentó llamar a su marido esta mañana, pero está fuera del país, aunque creo que me dijo que regresaba dentro de un par de días. 
— ¿Han encontrado al tipo que lo hizo? — inquirió Nick.
— Todavía no — contestó Joe—. Tal vez si intenta vender las joyas..., pero aun así será difícil. Un anillo con una esmeralda no es nada que llame la atención.
— ¿De qué habláis? — Los interrumpió Kevin perplejo, que llevaba un buen rato mirándolos con el ceño fruncido—. Danielle tiene un anillo con una esmeraldas.
— Lo tenía — respondió Joe mirándolo extrañado . Se lo han robado.
— ¿Cuándo?
Joe se puso rígido y miró a los demás miembros de la familia. Y de pronto comprendió.
— ¿Nadie se lo ha dicho todavía?
— No nos ha dado tiempo — murmuró Denise, contrayendo el rostro—. Y la verdad es que yo tampoco sabía cómo...
— ¿Decirme qué? — inquirió Kevin girándose en su asiento hacia ellos.
— Danielle está en el hospital, en Houston — respondió Joe—. La atacó un hombre y quedó muy malherida. Está en coma.
Odiaba hacerle aquello a Kevin delante de los demás, porque él y nadie mejor que él sabía lo que sentía por Danielle, pero su hermano no pareció tomárselo demasiado mal, a excepción de la repentina palidez que le sobrevino, y los movimientos acartonados de sus extremidades cuando se puso en pie y le dijo:
— Vámonos.

1 comentario:

  1. Ok... creo que Kevin va a morir... o te voy a matar a vooos o voy a morir yo
    o todas las anteriores
    Dioooooooooooooooooooos Mitchiiiiieeee como puedes ser tan cruel
    okno!
    voy a leer el sgte cap y te dire que
    eres cruel
    ahi
    hjajajajaja
    te quiero mucho ami :) espero que estés muy bien!
    xoxox

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