domingo, 5 de agosto de 2012

The Ex-Boyfriend Of His Sister cap.10






Demi estaba reparando el flotador de la cisterna cuando oyó sonar el timbre. Sabía que Joe estaba en el gimnasio haciendo sus ejercicios con la música a todo volumen, y no iba a oír sonar el timbre, así que, tras tirar de la cadena para comprobar que todo iba bien, se secó las manos y salió a ver quién era.
Cuando abrió la puerta, el aire se le quedó atrapado en la garganta. Una preciosa mujer con un pelo largo y negro que brillaba como ébano bajo el sol del invierno esperaba en el porche.
-Hola -dijo sonriendo, pero con cierto nerviosismo-. Soy Natashia Evans. Estoy buscando a Joe Jonas. ¿Está él aquí?
Demi sonrió en respuesta, haciendo caso omiso de la opresión que sentía en el pecho al preguntarse qué sería para Joe aquella mujer.
Natashia se apresuró a darle explicaciones.
-Soy... una amiga personal de Joe. Si pudiera decirle que estoy aquí.
Demi retrocedió para dejarla entrar.
-Por supuesto. Siéntese -dijo, haciendo un gesto hacia el sillón. Voy a avisarlo.
Abajo en el gimnasio, Tina Turner gritaba como una posesa por los altavoces del nuevo equipo de Joe, quien cuando la vio entrar, bajó el volumen y cogió la toalla que colgaba de los pies del banco de abdominales.
-¿Qué pasa?
-Tienes una visita. Natashia Evans.
Joe masculló algo entre dientes antes de secarse la cara y el cuello con la toalla.
-De acuerdo -dijo, y se forzó a sonreír-. Gracias.
-Esto... Ya he terminado con la avería del aseo -añadió Demi. Quería salir de allí-. He puesto un flotador nuevo, y ya se llena y se vacía sin problemas, así que creo que voy...
-¿A salir corriendo como alma que lleva el diablo? -la broma debía haber sonado demasiado áspera, porque al ver su expresión, Joe se sonrió-. No te ha gustado, ¿eh?
-No particularmente.
Joe suspiró.
-De acuerdo. Entonces, te marchas.
-Sí.
-Nos vemos mañana. ¿A las doce?
-¿Para qué? Estoy trabajando en tu mesa en casa y no necesito que...
-A las doce -le ordenó.
Demi se lo quedó mirando, confundida. Una mujer extraña y hermosa aparecía ante su puerta, y Joe se convertía en un áspero desconocido. Por un lado quería mandarlo a freír espárragos y por otro quería tranquilizarlo, decirle que fuera lo que fuese, todo iba a salir bien. Lo primero no la inquietaba demasiado, pero lo segundo, sí.
-Quiero que vengas a las doce -insistió él en tono imperativo.
-De acuerdo. A las doce -contestó ella entre dientes, y salió de la casa por las puertas de cristal del piso de abajo para no encontrarse con Natashia Evans.
Cuando dio la vuelta a la casa y se subió en su furgoneta, vio un Mercedes plateado aparcado en la entrada. Natashia Evans no era sólo guapa, sino que tenía un gusto bastante caro en coches.
Aquella noche, Demi se planteó muy seriamente la posibilidad de no volver a casa de Joe al día siguiente. Aún le fastidiaba la forma en que le había hablado, y es más, quería creer que esa actitud era el único motivo por el que quería mantenerse alejada, pero en el fondo sabía que había más. Y eso era lo que verdaderamente le molestaba.
Mejor sería no indagar y limitarse a acudir tal y como había convenido.
Cuando volvió al día siguiente, el Mercedes no estaba por ninguna parte. Joe estaba en la cocina, dándole vueltas a lo que parecía una sopa de almejas y al verla entrar, se volvió para mirarla.
-Justo a tiempo. Siéntate.
Tanta insistencia en que estuviera allí a las doce, y resulta que no tenía nada que hacer. Podría estar ocupándose de otras cosas. podría estar terminando la mesa que él tenía que tener.
-He venido para trabajar, no para comer.
Joe se encogió de hombros, pero Demi sintió la tensión que irradiaba de él.
-Ya te encontraré algo que hacer más tarde. Primero vamos a comer.
Te encontraré algo que hacer... Si tenía que encontrar el trabajo, era porque en realidad no necesitaba que estuviera allí.
No debería haber ido. Ahora estaba segura.
Nada de aquello le gustaba un pelo. Ni Natashia Evans, que había aparecido de pronto y parecía haber desaparecido de la misma manera, ni la insistencia de Joe para que estuviese allí a las doce, al parecer, sólo para comer, Y tampoco sus propios sentimientos, que estaban tan confusos como aquella situación.
-¿Qué está pasando?
Joe vertió la sopa en una gran sopera.
-Siéntate. Hablaremos mientras comemos.
-No quiero comer.
-Hazme el honor.
-No.
Joe se volvió y la miró con una de esas miradas suyas que parecían decir «esto es trabajo». Los dos se quedaron así, mirándose el uno al otro, durante un larguísimo momento, hasta que fue Demi quien se rindió y se dejó caer en una silla frente a un plato y una cuchara.
Joe se acercó a la mesa, colocó la sopera sobre un salvamanteles y se sentó también. Llenó primero el plato de Demi y luego el suyo.




1 comentario:

  1. jajajaja no se porque me los imagino y es cosa mia o joe le esta gustando demi??? hummmm

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